“Dame tus debilidades, dame tus pecados, yo perdono todo. Jesús perdona todo, perdona siempre”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Misa matutina de este viernes 07 de julio celebrada por los Obreros del Centro Industrial Vaticano.

Comentando el Evangelio del día, en el cual se narra la llamada y la vocación de Mateo, el Santo Padre señaló que, “Jesús vio a Mateo y lo llamó, lo vio y lo llamó. ¡Sígueme! Jesús escogió a un apóstol entre aquella gente, al peor”. “Esto me consuela mucho – afirmó el Papa – porque pienso que Jesús ha venido por mí. Porque todos somos pecadores. Todos. Y cada uno de nosotros sabe dónde es más fuerte su pecado, su debilidad”.

Por esto ha venido Jesús, por los pecadores, precisó el Papa Francisco, no por los justos. Jesús dice: “No son los sanos los que necesitan del médico, sino los enfermos, vayan y escuchen que cosa quiere decir, misericordia quiero y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Por ello, podemos decir, afirma el Pontífice, Jesús ha venido por mí, por cada uno de nosotros. “Esta es nuestra consolación y nuestra esperanza: que Él perdona siempre, Él sana el alma siempre, siempre. Esta es nuestra consolación, Jesús ha venido por mí, para darme la fuerza, para hacerme feliz, para tener mi conciencia tranquila. No tengan miedo. En los momentos difíciles, cuando uno siente el peso, de tantas cosas que hemos hecho, Jesús me ama porque son así”.

En estas circunstancias, afirmó el Papa, me viene a la mente la vida de un gran santo, San Jerónimo, que tenía un gran carácter, y trataba de ser humilde, pero tenía un carácter… “Había logrado dominar su modo de ser y así ofrecía al Señor tantas cosas, tanto trabajo, y oraba así al Señor: ¿Qué cosa quieres de mí? Todavía no me has dado todo. Pero Señor, yo te he dado esto, esto y esto… Pero todavía falta una cosa. ¿Qué cosa falta? Dame tus pecados”.

“Es bello escuchar esto, dijo el Papa: dame tus pecados, tus debilidades, yo los sanaré, tu ve adelante”. Hoy, invitó el Papa Francisco, en este primer viernes, pensemos en el corazón de Jesús, pidámosle que nos haga entender esta cosa bella, del corazón misericordioso, que solo dice: “dame tus debilidades, dame tus pecados, yo perdono todo”. Jesús perdona todo, perdona siempre. ¡Qué esto sea nuestra alegría!


 
Compartir en:

Portaluz te recomenienda

Recibe

Cada día en tu correo

Quiero mi Newsletter

Lo más leído hoy