El 6 de julio recién pasado la iglesia ha celebrado la memoria litúrgica de Santa María Goretti, virgen y mártir. Por esta razón, Papa Francisco envió un Mensaje en el que anima la devoción por la pequeña mártir, que fue asesinada por el hombre que había intentado violarla y a quien perdonó poco antes de morir.

El Pontífice manifiesta su deseo de que al dirigirse a los lugares en los que está viva la memoria de esta santa, los anime a comprometerse “a ser testigos del perdón”.

Asimismo Papa Francisco subraya que en el momento en el que fue herida de muerte, “cumplió la elección suprema de su vida, porque Marietta ya no pensaba en sí misma, sino en proteger a quien la golpeaba a muerte. «Así irás al infierno…», repetía a Alessandro Serenelli”.
 
Por otra parte el Papa recuerda que conocemos las palabras de perdón que ella tuvo por su asesino en su lecho de muerte, cuando le dijo al capellán del hospital de Neptuno: “Lo perdono y lo quiero conmigo en el paraíso”.
 
De ahí que el Vicario de Cristo nos recuerda que el perdón se convierte en la expresión más evidente del amor misericordioso y para nosotros cristianos es un imperativo del que no podemos prescindir, si bien muchas veces perdonar parece ser muy difícil. Y aun así, “el perdón es el instrumento puesto en nuestras manos para alcanzar la serenidad del corazón”, señala.
 
Dirigiendo la mirada a los últimos momentos de la vida de María Goretti, el Santo Padre recuerda en su carta que “precisamente esta generosa ofrenda de perdón acompaña la muerte de la joven Marietta y constituye para su asesino el inicio de ese sincero camino de conversión que, al final, lo conducirá a gustar el confiado abandono en los brazos del Padre de la misericordia”.
 
Otro aspecto que el Pontífice revela es la devoción de la joven santa por la Eucaristía. Por esta razón afirma que “es conmovedor el fervor con el que Marietta se preparó para recibir por primera vez la Eucaristía y con el que, después se dirigía a la misa” a pesar de que dada la situación de los lugares y las circunstancias de su vida, sólo pudo alimentarse de Cristo pocas veces más.
 
Santa María Goretti sin la fuerza de Jesús Eucaristía “no habría podido cumplir la elección fundamental de su breve existencia”. Por eso Papa Francisco  recuerda que el Papa Pío XII, el día de la canonización de esta joven, afirmó que “el cándido lirio de su virginidad había sido enrojecido por la sangre de los mártires”.

 
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