En su catequesis de la Audiencia General del segundo miércoles de diciembre, la primera del Año Jubilar, el Papa Francisco se refirió al significado de este Año Santo Extraordinario.
“Queridos hermanos y hermanas, buenos días. Ayer he abierto aquí, en la Basílica de San Pedro, la Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia, después de haberla abierta ya en la Catedral de Bangui en República Centroafricana. Hoy quisiera reflexionar junto a ustedes sobre el significado de este Año Santo, respondiendo a la pregunta: ¿Por qué un Jubileo de la Misericordia? ¿Qué significa esto?...
“Perdonar a sus hijos, tener misericordia de ellos, de modo que también ellos puedan a su vez perdonar a los hermanos, resplandeciendo como antorchas de la misericordia de Dios en el mundo. Eso es lo que a Dios le gusta más”, dijo el Papa.
Este Jubileo es “un momento privilegiado para que la Iglesia aprenda a elegir únicamente “aquello que a Dios le gusta más”. Y ¿qué cosa es lo que ‘a Dios le gusta más’?”, preguntó el Pontífice, quien como respuesta relató:
“San Ambrosio en un libro de teología que había escrito sobre Adán dice que Dios, cada día, después de haber creado la luna, el sol o los animales, la Biblia dice ‘y Dios dijo que esto era bueno’ pero cuando creó al hombre y a la mujer la Biblia dice: ‘Dios dijo que esto era muy bueno’ y San Ambrosio se pregunta por qué dijo “¡muy bueno!” porqué estaba tan contento Dios, después de la creación del hombre y de la mujer, porque finalmente tenía a alguno para perdonar. ¡Es bello eh! La alegría de Dios es perdonar, el ser de Dios es misericordia, por esto este año debemos abrir el corazón, para que este amor, esta alegría de Dios nos llene, nos llene a todos nosotros de esta misericordia.”
El Vicario de Cristo insistió en recordar que “el Jubileo será un ‘tiempo favorable’ para la Iglesia, si aprendemos a elegir ‘aquello que a Dios le gusta más’, sin ceder a la tentación de pensar que haya algo más importante o prioritario. Nada es más importante para elegir que ‘aquello que a Dios le gusta más’, ¡su misericordia, su amor, su ternura, su abrazo, sus caricias!”.