Las noticias sobre un libro titulado la Pasión mística corren por todo lugar. Una obra que según los que la han leído no es recomendable para nada. Le pregunto a un amigo que se atreve a leerlo si dice algo de Santa Teresa y me contesta afirmativamente. Además, añade que no es bueno leerlo. Por otro amigo me llega el pdf y se queda sin ver. Al final no me resisto y confirmo que habla de Santa Teresa, de San Juan de la Cruz, de San Bernardo y de otros muchos místicos que han dado vida y luz a toda la Iglesia con sus obras espirituales junto a sus experiencias místicas que dejan recogidas por escrito.

 

No entro en más detalles de dicho libro porque no he querido leer nada, sólo comprobar con mis propios ojos cómo se rebaja hasta lo más ínfimo el encuentro real entre Dios y almas tan amadas y escogidas por Cristo Rey como las que acabo de citar. Y ahora aplicamos uno de los fundamentos de la vida espiritual que los místicos experimentan también y lo explican de mil maneras: Dios, de los males, saca bienes. Así es. De este ataque directo a la experiencia mística brota una respuesta positiva: ¡conocer a los místicos! ¡leer a los místicos! ¡orar con los místicos!

 

Esto es lo que vamos a hacer en este día en que se recuerda una experiencia mística que se perpetúa en el tiempo porque, al llegar la tarde de cada 19 de enero, víspera de San Sebastián, las carmelitas descalzas de La Encarnación de Ávila convocan a todos los devotos de Santa Teresa a leer una de sus vivencias espirituales experimentada en dicho monasterio. Y no sólo se lee, sino que se revive tal cual, porque la comunidad de monjas más los fieles reunidos oran con todo su corazón para unirse a la santa castellana. Es mejor leer el suceso relatado por ella misma y luego seguimos:

 

"La víspera de San Sebastián, el primer año que vine a ser Priora en la Encarnación, comenzando la Salve, vi en la silla prioral, adonde está puesta nuestra Señora, bajar con gran multitud de ángeles la Madre de Dios y ponerse allí. A mi parecer, no vi la imagen entonces, sino esta Señora que digo. Parecióme se parecía algo a la imagen que me dio la Condesa, aunque fue de presto el poderla determinar, por suspenderme luego mucho. Parecíame encima de las comas [parte superior] de las sillas y sobre los antepechos, ángeles, aunque no con forma corporal, que era visión intelectual.

Estuvo así toda la Salve, y díjome: «Bien acertaste en ponerme aquí; yo estaré presente a las alabanzas que hicieren a mi Hijo, y se las presentaré».

2 Después de esto quedéme yo en la oración que traigo de estar el alma con la Santísima Trinidad, y parecíame que la persona del Padre me llegaba a Sí y decía palabras muy agradables. Entre ellas me dijo, mostrándome lo que quería: «Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo y a esta Virgen. ¿Qué me puedes tú dar a mí?»" (Relación 25).

 

¡Esto es vida espiritual! ¡Es pura experiencia mística! ¡Estamos ante un hecho histórico! Esto vive Santa Teresa de Jesús el 19 de enero de 1572 y lo siguen recordando los que quieren y pueden acercarse a esta casa singular, La Encarnación de Ávila, donde Santa Teresa pasa gran parte de su vida. Allí Las monjas cantan la Salve unidas a los fieles y presentan oraciones a la Madre de Dios. Así año tras año. Todo nace de la oración y todo sirve para crecer en la oración.

 

Todo es regalo de Dios para bien de los que creen en Él, en la experiencia mística y se abren a la providencia divina en cada momento de su vida. Leer textos como estos dejan muy claro que lo dicho en ese polémico libro arriba citado no va a ninguna parte, sino que hace daño, que no es bueno, que es mejor no leerlo… Lo que importa es poner la mirada en Dios. ¡Abrir nuestro corazón y amar…! Amar mucho a Dios, pero como Él quiere ser amado, en espíritu y verdad, en adoración, ante una imagen, en la comunión eucarística, en la meditación de una lectura espiritual… De mil modos quiere Dios entrar en nuestro corazón. Y no sólo Él, sino también su madre María y su padre San José. ¿Quiénes mejor que los padres de Cristo Jesús para guiarnos a la unión espiritual con su Hijo Jesucristo?

 

Es lo que le pasa a Santa Teresa, que, por medio de la Madre de Dios, llega a su Hijo por vía directa; todo lo que diga Santa Teresa a la Virgen, ésta lo presenta a su Hijo. Y al poco tiempo el amor trinitario le desborda al verse inundada por la presencia de la Santísima Trinidad que le habla al corazón y le hace ver que esto no es para nada algo carnal, sino muy espiritual, muy de Dios. Él es quien lleva la vida de todos y pide en ese momento a Santa Tersa que le entregue todo. El Padre le da al Hijo y al Espíritu Santo y a la Madre Inmaculada. Ahora toca dar respuesta y entregar la vida entera. Ya lo ha hecho con su profesión religiosa. Pasados unos años, de la mano de San José y de María, da inicio a una obra nueva: la fundación de un monasterio dedicado a San José. Este hecho transforma totalmente la vida de Santa Teresa de Jesús y de toda la Iglesia: nace el Carmelo Descalzo, una familia, una nueva forma de vida que tiene como fin acercar almas a Dios y mostrar el camino de la unión con Dios tomados de la mano de la Virgen y San José. Santa Teresa da sus primeros pasos, recibe muchas gracias místicas, las escribe y nos ayuda a rezar como ella, como por ejemplo hoy, víspera de San Sebastián.

 

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