Señor director:
 
La Presidenta de la República de Chile ha señalado que es un “paso histórico” legalizar el aborto en ese país y en la Pontificia Universidad Católica (PUC) un grupo de estudiantes hace pública su aprobación del aborto en tres causales. De tales hechos surge una pregunta ineludible: ¿Por qué razón causar la muerte de un ser humano inocente e indefenso en el vientre materno es histórico y legítimo?
 
La única “historia” al respecto es el trágico legado de las dictaduras, que desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, han causado millones de muertes violando de manera sistemática los derechos humanos.
 
Ahora, el gobierno de la NM -que lidera Michelle Bachelet- se une a esa lista de protagonistas de crímenes de lesa humanidad legitimando el genocidio de miles de niños por nacer. Y un porcentaje de estudiantes de la PUC se hace eco de igual tipo de crímenes.
 
Sin embargo, todos los que adherimos a una cultura del encuentro y de la vida no descansaremos hasta ver modificada y derogada esa ley maldita que autoriza un crimen horrendo, destrozando y desmembrando seres humanos inocentes con premeditación y actuando sobre seguro. Destruyendo, asimismo, el corazón de cada mujer y madre sometida a un aborto, causándoles un daño psicológico prácticamente irreparable. Y del cual los pro-aborto, como tampoco el gobierno, se harán cargo; justificándose en que han sido decisiones libres de la mujer sobre su cuerpo. Es decir, lavándose las manos como Pilato e ignorando la existencia científica de un ser humano en el vientre de cada mujer y madre embarazada.
 
En este sentido los alumnos de la PUC tienen el gran desafío de acercarse al dolor que provoca la decisión de abortar -no optar por la decisión más fácil- apoyando la vida de la madre y del que está por nacer.
 
¡Aun cuando no respeten la declaración de principios de la PUC y su identidad católica, respeten y amparen la defensa de los derechos humanos de los más indefensos! Sean voz de los que no tiene voz y marchen por la defensa de los derechos humanos de los no nacidos en las calles de Santiago. Lo demás es demagogia y populismo.

 
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