Los estudiantes del Wellington College, en la ciudad británica Berkshire, no podían dar crédito al testimonio que Phin Lyman, uno de sus compañeros, había escrito en ‘The Wellingtonian’, la revista del colegio.
Sin preámbulos Phin proclama en su columna: “Estoy bastante seguro de que la mayoría de la gente que me conoce sabe que soy virgen. Supongo que es una etiqueta que me pegan durante los últimos años y realmente no me ha molestado mucho. Sin embargo, el hecho de que activamente he elegido permanecer virgen hasta ahora es lo que desconcierta y a veces incluso molesta a algunas personas”.
Pero el muchacho no se quedó sólo en la pública confirmación de los hechos que suponía todos ya conocían, sino que se atrevió a ir contracorriente y cuestionar la cultura ‘fast’ de lo rápido y desechable…
“La anticipación (de mi generación) es grande. Para ser honesto, no puedo entender cuál es el problema con la espera, por qué pensamos que todo debe ser a la rápida. Comida rápida, bronceado rápido, sexo rápido…”
El poder del testimonio
Las palabras de Phin Lyman, quien termina su ciclo escolar en una de las escuelas privadas más prestigiosas del país, traspasarían las paredes de su colegio y tendrían eco en toda Gran Bretaña a través de una re-publicación de su columna en The Guardian.
La periodista Joanna Moorhead, que trabaja en ese diario se entrevistó con Phin para que le explicara más a fondo sus ideas. También ella y su familia recibirían el toque ‘pro virgnidad y castidad’ del convincente joven…
“«¿Qué aspecto tiene, mamá?» Fue la pregunta que me hicieron mis hijas adolescentes cuando volví de entrevistar a Phin Lyman, el chico de 18 años que está causando furor en los medios por declararse virgen y decir que está orgulloso de ello. La respuesta es que es alto, apuesto, inteligente y seguro. Porque, admitámoslo, tenía que serlo, ¿no?”, ironiza Moorhead.
Phin señaló a la periodista que en determinadas oportunidades se le han presentado ocasiones para dar la espalda a sus principios, pero es entonces que adquieren sentido. Como él mismo cuenta en su columna: “Reconozco que puede ser difícil. En ocasiones he dudado sobre mis decisiones; y me hubiera apetecido subir al piso de arriba con esa chica a la que conocí en una fiesta. ¿Por qué no lo he hecho? Bueno, la respuesta más sencilla es que quiero tener relaciones sexuales solo con una mujer en mi vida. Una a la que ame y con la que quiera pasar toda mi vida”.
El valor de la espera
Con una claridad admirable, ajena al promedio de sus pares, está consciente sobre la fijación e influencia que los medios de comunicación tienen respecto al sexo. Apuesta, dice, a que los padres intervengan. En su caso, Hannah, su madre (una enfermera pediátrica especializada) y Rob (retirado del ejército y actualmente consultor de negocios en Nueva Zelanda) asegura, le dieron herramientas para desarrollar su liderazgo basado en valores cristianos. "Mis padres siempre me hablaron sobre el valor de la espera", dice. En su opinión, muchos padres parecen demasiado dispuestos a ignorar lo que sucede una vez que sus hijos comienzan a tener relaciones sexuales. "Ellos simplemente no quieren saber. Digamos que un hombre trae una chica a la casa... simplemente miran hacia otro lado. Es más fácil", agrega.
“Soy un poco romántico, de la vieja escuela –explica- y parte de esto proviene probablemente de mis ideas cristianas. No obstante, al final se trata de una firme decisión personal; quiero reservarme para una sola persona”.
Vírgenes y castos… en aumento
Desde que su artículo fue publicado, inusitadamente pobló los titulares de los más importantes periódicos y su historia va siendo conocida en todo el mundo. "He recibido cartas y correos electrónicos de todo lugar", dice. La mayoría de ellos han sido de apoyo y agrega en su diálogo con The Guardian:
"La gente me dice «gracias por ser honesto», porque yo desde luego no soy el único. Cuando investigué para escribir mi artículo, me encontré con una encuesta en la que mostraba que el 27% de los hombres jóvenes de entre 15 y 24 años nunca han tenido ningún tipo de contacto sexual, y eso es más que en 2002, cuando la cifra fue de 22%", sentencia.
Según Phin, los jóvenes como él padecen un vacío en el que nadie está tomando la iniciativa, y donde la selva adolescente está actuando salvajemente. "Todo lo demás ha sido expuesto y la virginidad es el único tabú sexual. Pero creo que si pudiéramos abrirlo y hablar de ello, más personas podríamos decir que están de acuerdo conmigo. No es necesario apresurarse a tener sexo. Los padres tienen que ser más abiertos al hablar de lo que significa todo esto para nosotros".
Desmitificando arquetipos de la publicidad y pasquines de televisión Phin indica que es errado pensar que la mayoría de sus compañeros o jóvenes como ellos ya han tenido relaciones sexuales. “A todos aquellos que todavía no han tenido relaciones sexuales y se sienten presionados porque «todos los demás las han tenido», les digo que no es verdad. Lo prometo. Muchas veces, la gente miente sobre lo lejos que ha llegado un fin de semana, o con su novia o su novio. Lo más probable es que la «increíble» vida sexual de la que presumen tus amigos no exista. La vida no consiste siempre en llegar el primero: tómate tu tiempo”.