Desde 1992, unos 400 jóvenes de toda Austria y de otros países se reúnen cada año en Kremsmünster para pasar una semana en comunión con otros jóvenes y con Dios. Les acogen la gran carpa blanca como punto de referencia de la reunión, la iglesia cercana y el amplio terreno, que ofrece espacio para perseguir una pelota durante la pausa del almuerzo o para intercambiar ideas sobre Dios y el mundo, sentados en la exuberante hierba verde.

 

El corazón del encuentro es la Adoración Eucarística. El encuentro con el Dios vivo y el fortalecimiento de una relación personal con Dios, brota de un programa donde son muy importantes los testimonios. Y este año hubo uno que marcó a todos los jóvenes presentes…

 

Su madre quiso suicidarse delante de él cuando tenía siete años y quiso echarle la culpa. "Todo es culpa tuya" … "Fuiste un accidente" … "No te queríamos" … "Eres un inútil". Eso, sumado a que su padre lo golpeaba una y otra vez. Entonces se hizo notar en la escuela.

 

Hablamos de Torsten Hartung, un asesino convicto que pasó años en la cárcel y luego se convirtió a la fe católica. Pero volvamos a su infancia…

 

A los once años se dio cuenta de que con violencia y fuerza se llama la atención, y sus compañeros de clase lo notaron. Unos años más tarde, a los 15, Torsten también se volvió contra su padre y le amenazó. "Quería darme una paliza. Mi padre se asustó de mí y me echó".

 

A los 18 años tuvo su primer contacto con una prisión, y no sería el único. Pero las cosas se pusieron aún peor. Torsten se convirtió en el jefe de un grupo criminal. Con ellos planeó un asesinato y lo concretó. Fue enviado por ello a prisión y toda su organización criminal fue destruida. Le pusieron en aislamiento donde tuvo muchas reflexiones sobre su vida.

 

Torsten sufrió mucho en la cárcel. Aún no conocía a Dios. Me preguntaba: ¿Quién soy? ¿Por qué soy agresivo?" Recién después de cinco años, pudo "responder a las preguntas sobre quién era. En la historia de mi vida, nunca he conocido a una persona más malvada que yo".

 

 

Hace unos años, el 15 de mayo, rezó por primera vez: "Dios, no sé si existes. Pero si existes, ayúdame, ya no quiero esta vida". Y empezó a contarle a Dios la historia de su vida. Pero entonces oyó la voz de Dios con toda claridad. Esta voz estaba llena de amor y misericordia. "En ese momento, mi visión del mundo se derrumbó. Comenzaba a pensar de una manera completamente nueva. Dios existe. ¡Él estaba ahí! Todo mi cuerpo se estremeció de asombro ante su omnipotente sabiduría. La realidad divina irrumpió en mi vida".

 

En efecto Torsten empezaría a cambiar radicalmente. Unas semanas más tarde, la voz de Dios volvió a oírse, diciéndole «abre la Biblia». La abrió en la Primera Carta de Juan, el primer capítulo, versículo 9… "Allí dice: «Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia».  Tiré el libro a un rincón, me asusté, tuve la impresión de que el libro me hablaba". 

 

Torsten llamó a su abogado y empezó a hacerle una confesión de vida. El juez sólo le condenó a 15 años convencido de su transformación. Pasó un total de 22 años en la cárcel.

 

"Dios tiene un plan para todos"

 

 

Más tarde descubrió a los santos de la Iglesia, se consagró a la Virgen un 8 de diciembre y comenzó a formarse acudiendo a la clase de catecumenado en la cárcel con un sacerdote católico. "Soy un hombre loco por Dios", dice, porque en su sed de crecer en la fe estaba ávido de saber y le preguntaba al sacerdote quiénes eran Teresa de Ávila, Catalina de Siena, etc. Leyó numerosos libros sobre santos. Tras su liberación, fundó una «Casa de Misericordia» en Froburgo (Suiza), donde se ocupa de menores delincuentes.

 

Durante una sesión de preguntas y respuestas con los jóvenes, Torsten explicó por qué se hizo católico. Dice que se lo preguntó a Dios y recibió la respuesta: "«¡Estudia historia de la Iglesia!» … Yo no tenía ni idea de dogmas, luego vi que todos están centrados en Cristo. Por eso me decidí por la Iglesia católica".

 

En su testimonio a los jóvenes Torsten se mostró crítico con el camino sinodal en Alemania y comentó: "Hay demasiadas falsas enseñanzas aquí en Alemania, por eso lo llamamos el camino suicida. También se habla de María 2.0, que es una basura, como si ella necesitara una actualización". Concluyó agradeciendo a Dios pues después de su liberación conoció a su esposa en una gira misionera por Corea del Sur, y también desarrolló una intensa relación con Medjugorje.

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