A comienzos del pasado mes de marzo el venezolano Carlos Eduardo Catarí, residente en Canadá, publicaba en su muro de Facebook una reflexión titulada “Tenía que morir”, a la que Portaluz tuvo acceso.
 
La historia de vida de Carlos, como la de cualesquier ser humano, es de luces y sombras. Sin embargo al escuchar su testimonio él mismo nos deja en evidencia que en ella hubo períodos donde la violencia, lo aberrante, la angustia y el desamparo eran extremos. Hoy, dice, proclama su gratitud a Jesucristo por haberlo “liberado de la homosexualidad”.

El editor de Portaluz le contactó telefónicamente para confirmar la veracidad de su testimonio que él mismo registró en video (ver  al final) y que ha complementado con nuevos registros narrando el proceso vivido desde enero de 2015, cuando Dios le mostró de forma extraordinaria su amor de Padre, su poder que es misericordia.
 
Dardos de fuego en la niñez
 
Los “dardos de fuego del Maligno” que San Pablo refiere en carta a los Efesios (6,16) sirven de contexto a Carlos para hablar de un período brutal de su vida: la infancia y adolescencia.
 
Sus padres se divorciaron cuando él tenía siete años de edad y esta pérdida significó un dolor que el niño no logró resolver. Pero además, agrega, “desde los cinco a los 12 años de edad fui abusado sexualmente”. En uno de sus videos señala que decir públicamente “quién fue el abusador o abusadores no es importante”.  Para él lo fundamental, lo que cree, es que con el paso de los años esas experiencias reiteradas de abusos sexuales son las que “produjeron en mi lo que los psicólogos hoy llamarían una hipersexualidad… había sido expuesto a tantas cosas que a muy temprana edad mi mente pensaba solo en sexo”.
 
Además la ausencia del padre –recuerda Carlos en otro de sus videos públicos-, la distancia afectiva del progenitor,  fue un factor que afectó su ser íntimo. Desde el quiebre matrimonial no vio a su padre por meses. Al reencontrarlo estaba emocionado y corrió para besarlo en la mejilla. Pero el papá evitó aquél beso y sumó unas palabras que demolieron al niño (quien además estaba siendo abusado desde hacía ya un año)… «Los hombres no se besan», le escuchó decir. Años después –siendo adolescente- un nuevo rechazo de su padre potenciaría una rebeldía autodestructiva, dice Carlos, que terminó trastocando su ser. “Yo tenía una necesidad de cariño y la terminé erotizando”.

Convulsionado por lo ocurrido con su padre, lo vivido en la infancia, lleno de rabia y pena, no se limitó en sus experiencias homosexuales, según él mismo testimonia… pornografía a tope, promiscuidad, prostitución, adicción al sexo fueron cotidianos por años. Pero también la depresión e ideación suicida.

Hoy, en la cabecera que presenta su portal en YouTube, se puede leer: “He aquí la vida de un ex homosexual, ex adicto a la pornografía, ex adicto al sexo, ex promiscuo, ex co-dependiente, ex depresivo, ex deseoso del suicidio, y que ahora es un adicto a JESUCRISTO. Así lo viví y así lo cuento”.

Sanado, reconciliado, liberado

Fue el año 2004 cuando Carlos hizo una experiencia de Dios que no olvidaría, mientras miraba en el cine la película La Pasión de Cristo. Al verla, comenta, “yo pude entender lo que era el perdón y que yo había sido perdonado de todo lo que había hecho. Que el Señor lo había tirado al fondo del mar para no recordarlo nunca jamás. Si Él no iba a recordar nunca jamás mi pecado entonces yo podía ser libre. Esto me permitió (con el tiempo) entender el perdón y –a pesar de que seguí teniendo una vida torcida- pude entender lo que es el perdón y pude perdonar tanto a la persona que me abusó como también a mi papá, a mi mamá”...

Pero su batalla recién comenzaba. Tenía novia, asistía a una iglesia cristiana, pero al mismo tiempo continuaba viviendo su adicción a la pornografía, gustando compulsivamente el sexo con hombres y retorciéndose por la culpa, en la angustia, perdido. De tiempo en tiempo clamaba a Dios y finalmente tras años lo extraordinario ocurrió…

Transcurría enero del año 2015. Estaba sólo en una habitación meditando lo que consideraba era una miseria de vida, la suya. De improviso desde lo profundo de su ser, sin fuerzas siquiera para protestar, oró humilde por fin a Dios, aceptándolo como el Señor de su vida...

“En esa oración dije: «Señor ¿sabes qué? no puedo más, yo me abandono, yo renuncio, mira el desastre de vida que hice, necesito que tú seas mi Señor, ya no tendrá importancia si yo voy a ser gay, heterosexual, asexual o lo que sea, ya no me interesa nada de mí, no me interesan mis sueños, mis metas, no me interesa nada de mi vida, la destruí toda, necesito que tú seas el Señor de mi vida... toma el control y ¿sabes qué? ya estoy en paz porque mi futuro está en tus manos. En el nombre de Jesús, amén». Fue la primera vez en mi vida en la que renunciaba al deseo de cambiar, en la que renunciaba a todo y… recuerdo también haber dicho: «quiero seguirte Señor»".
 
Desde entonces, recuerda, experimentó una vida nueva y concluye que aquella madrugada fue “liberado de la homosexualidad” por gracia de Dios.
 
Lección a tener en cuenta: El demonio no tiene misericordia

El enemigo nunca tiene misericordia –reflexiona Carlos en uno de sus videos- y por su experiencia está convencido que ataca al ser humano desde que es gestado. “El enemigo puede atacarnos en nuestra niñez, el enemigo puede atacarnos para destruir nuestra verdadera identidad… Yo no entiendo por qué razón yo jugaba con muñecas, yo no entiendo por qué razón yo era la mamá cuando jugábamos al papá y la mamá. Es verdad, yo fui abusado sexualmente, pero no fue violento. El hecho que te den placer no quiere decir que vas a desarrollar conductas femeninas como por efecto secundario, no tiene sentido… quizás somos negligentes con los niños pues olvidamos equiparlos para una guerra espiritual… hay que entrenar a los niños, hay que protegerlos y hay que orar por ellos…cubrirlos con la sangre de Cristo, porque el enemigo no va a esperar, el enemigo va a atacar. Así como lo hizo con el Señor Jesús cuando siendo Niño mandó a matarlo por medio de Herodes… así como hizo con Moisés cuando mandó a matarlo por medio del faraón. Sin tregua, sin misericordia. Qué nos hace pensar que nosotros no vamos poder vivir lo mismo si hasta el Señor Jesús lo vivió? A veces somos muy ilusos… quien entiende de lucha espiritual sabe de qué estoy hablando”, reflexiona.
 
La homosexualidad ¿volvió?

Carlos ya no tiene dudas sobre quién es el único que -desde su infancia- ha deseado destruirlo… En sus videos reiteradamente denuncia la acción permanente de Satanás y sus demonios que utilizó a unos abusadores sexuales, que incidió seguramente en las conductas de sus progenitores, luego se sirvió de su propia afectividad dañada e incluso hoy continúa intentando ponerle trampas –concluye-, para alejarlo de Dios…como señala en otro de sus videos que puedes ver pulsando aquí
 
Si deseas contactarlo visita su Facebook o si te encuentras en Canadá suele asistir a la iglesia cristiana Église Sans Frontières ubicada en St-Hubert Québec.
 

¿Tienes 34 minutos?... Aquí puedes escuchar su testimonio en detalle:





 
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