Aunque se ha propuesto a la Homeopatía como una vía alternativa para sanar enfermedades, en más de doscientos años no existen estudios serios que permitan sospechar de la veracidad de esta praxis.
Así lo concluye también un extenso análisis desarrollado por el órgano gubernamental de salud e investigación médica de Australia, el National Health and Medical Research Council, publicado en octubre de 2013. El organismo concluye que “ningún estudio bueno y bien diseñado ha concluido que la homeopatía tuviera un efecto más positivo sobre la salud que el placebo, o que la homeopatía supusiera mejoras en la salud iguales a las de otro tratamiento”. Pero levanta además tarjeta roja: “...Quien escoja la homeopatía puede poner en peligro su salud”.
Ese peligro de la salud que advierten desde Australia tuvo ribetes dramáticos para el cuerpo y, particularmente, el alma de la doctora Emília Vlcková...
Experta y defensora de la homeopatía
Vlcková, católica, con un doctorado en Medicina y madre de cuatro hijos, confiesa que practicó la homeopatía, y la entendió como ciencia durante un buen tiempo. Hasta hace catorce años, lucía algo orgullosa en su hogar de Vranov, en el Este de Eslovaquia, los diplomas de la Escuela Austriaca de Homeopatía, algunas acreditaciones de conferencias sobre “Homeopatía Revolucionaria India” y cursos sobre BIHOST (método de regulación del metabolismo bioquímico-homeopático). Un variopinto de especialidades con las que creyó poder curar a sus hijos y a cualesquiera. “Estaba muy entusiasmada con este tratamiento. Pensaba que les estaba dando inocentes pastillas hechas con hierbas medicinales… mis hijos fueron tratados de una infección del tracto respiratorio superior. Curé a mi hija que tenía bronquitis después de que los antibióticos mostraran no tener efecto. Tenía una verruga y desapareció al día siguiente después de haber usado mis fármacos homeopáticos. Hubo veces que los fármacos homeopáticos que suministré a mis amigos no tuvieron efecto, pero tomé ese hecho como consecuencia de mi ignorancia. No obstante, más tarde, mis hijos comenzaron a tener diversos problemas de salud, los cuales no los podía explicar en absoluto. Los problemas eran más bien de naturaleza psico-espiritual que de tipo físico”.
Los dramas vividos por Vlcková, los compartiría años después en el portal Moj Probeh. Fue un amigo y sacerdote, quien comenzó a darle voces de alerta. “Él me decía que estas formas de tratamiento hacían parte de la Nueva Era, pero como yo defendía la homeopatía obstinadamente, acabó diciéndome que continuara investigando. Y de esta manera asistí a más cursos. Incluso me compré los aparatos que nos recomendaban”.
El sordo que no quiere oír
Pensó dedicarse completamente a la homeopatía, pero en su alma una voz la contenía. “Había en mí un gran desasosiego. No sabía cuál era el auténtico origen de esas drogas. Leí todo lo publicado sobre la homeopatía y pedí a diversas personas su opinión sobre ello. Bien, nadie me dio una respuesta satisfactoria”. En el inicio de este proceso, llegó a sus manos un documento redactado por la Conferencia de Obispos Eslovacos publicado en 1996; y “lo percibí como si la Iglesia estuviese de acuerdo con mis métodos terapéuticos”.
Entonces, sucedió un hecho que la dejó reflexionando sobre los riesgos que podría estar corriendo con su praxis homeopática… “Una amiga mía me habló sobre un alcohólico al que habían encontrado tirado en el suelo en una fría noche de invierno. Lo habían llevado a casa de esta amiga y rezaron sobre él una oración de liberación. Un mes más tarde, vieron que había dejado de beber y había comenzado la preparación para recibir los sacramentos. Ella me explicó esta oración. La escuché por primera vez”.
Disfrazarse de bien
Luego leyó un libro de una doctora eslovaca llamada Judith Erdélyová titulado La medicina alternativa a luz de la Biblia. En el escrito, la autora denunciaba el vínculo entre las diversas ramas de la medicina alternativa (entre ellas la homeopatía) y el ocultismo. “Me quedé horrorizada porque pensé que yo también podría tener algo en común con ello. En casa caí de rodillas ante la cruz y oré: «Jesús, expulsa de mí al espíritu del ocultismo y de la magia». Pedí además los dones del Espíritu Santo. Esta oración salió de mi corazón que estaba hecho pedazos. Solamente mucho tiempo después comprendí cuánto había cambiado la orientación de mi vida. Los pensamientos que atravesaron mi mente después de esta oración fueron realmente maravillosos”.
Paulatinamente decidió cortar con toda práctica homeopática. Aunque sus hijos ya padecían diversas dolencias producidas por sus intervenciones con la homeopatía. “Mi hija mayor, en ese momento tenía nueve años y tomaba los fármacos homeopáticos y empezó a tener pesadillas que la despertaban y la asustaban. Yo estuve pensando en varias causas, pero ni siquiera se me pasó por la cabeza que la razón pudiera residir en los fármacos homeopáticos. El peor momento fue cuando ella vio al diablo en un sueño. El diablo quería que le dijese que sí; y a continuación vio a otro diablo que le quería cortar los brazos y las piernas. Mi hija y yo dijimos una oración de liberación y sus sueños nunca volvieron pero su miedo cuando se quedaba dormida duró mucho tiempo”.
La liberación, un proceso a la verdad
Sus cuatro hijos experimentaban extraños síntomas de deterioro psicoanímico cuenta la doctora Vlcková, que deterioraban su salud orgánica. No lo dudó sabía que debía deshacerse de todo lo que estuviere relacionado con la homeopatía y otras prácticas alternativas que utilizaba… Libros, aparatos para transferir desde el cuerpo del paciente al agua tibia (que después debe ingerir) los ‘invisibles’ componentes curativos homeopáticos y un sinfín de otros artiulugios. Nuevas lecturas y práctica espiritual católica –se dijo- debían comenzar a restaurar la salud y equilibrio…
“El primer libro con el que me topé me lo compró mi marido; era una carta pastoral de la Conferencia Toscana de Obispos llamada Magia, Adivinación e Influencia del Demonio, cuya introducción explica algo muy interesante: existe un tipo de magia imitativa mediante la cual cosas similares engendran a su vez cosas similares. En ese momento recordé el primer principio de la homeopatía (cosas similares se curan a través de una cosa similar) y comprendí que los principios de la homeopatía están basados en la magia. Mi decisión sobre la homeopatía fue clara: nada de homeopatía en absoluto… esto es algo mágico ¡magia blanca! No tiene nada que ver con hierbas o minerales. De forma gradual comencé a darme cuenta de cosas que no había entendido en mis cursos de formación y comencé a comprender la cuestión”.
Hasta hoy, el relato de Emília Vlcková adquiere vigencia para analizar las consecuencias de una técnica que en vez de provocar un bien, podría generar inesperados resultados. En su caso, dice, como era una mujer de fe “los ejercicios espirituales para la sanación interior me ayudaron mucho. Comprendí la situación en la que había estado. Leí la Escrituras de forma intensa, quemé todos mis libros homeopáticos fortalecida por este pasaje bíblico: «Muchos de los que habían usado la magia reunieron los libros y los quemaron delante de todos» (Hechos 19, 19). Sin embargo, no sabía qué hacer con los aparatos. Tardé siete meses en comprender que también los debía destruir. Mi marido los desmontó y los quemó. Y mi corazón quedó lleno de paz”.