Sin imaginar la crisis que enfrentaría el mundo este 2020, el General Sanabria respondiendo a un “llamado de Dios” -según cuenta a Portaluz-, promovió la creación y servicios de una capilla móvil, que inaugurada el pasado 12 de abril de 2019, lleva a Cristo Eucaristía por las calles de Cartagena (Colombia). Hoy, gracias a este pequeño templo-móvil, los cartageneros reciben al Santísimo Sacramento -Dios mismo- en sus propias casas. Para ilustrar la experiencia Sanabria nos ha compartido algunos clips de videos que ofrecemos más adelante en exclusiva.
En su diálogo con Portaluz el General nos habla no solo de este servicio que ofrece junto a las mujeres y hombres bajo su mando, sino que además abre el corazón confidenciando algunas batallas personales que ha enfrentado, aferrado a Jesucristo y la Santísima Virgen María.
¿Qué lo motiva a realizar esta obra de misericordia?
La falta de fe es lo que realmente me motiva. Llevar al Señor Jesús vivo resucitado, a un Jesús vivo presente en la Eucaristía pues en esta prueba que el maligno nos ha colocado saldremos antes con la fuerza de Dios Todopoderoso. Lo que se nos dice en las homilías, en los santos evangelios, es el momento de ponerlo en práctica.
¿Qué reacciones observa en las personas ante la presencia de la capilla móvil?
Incluso personas protestantes o que no profesan el cristianismo reaccionan de manera positiva, porque les da esperanza frente a una situación que los tiene en bastante tribulación. Pero también hay algunos protestantes que reaccionan airadamente y critican la presencia de Nuestro Señor en la hostia consagrada. La mayoría, de distintos estratos sociales, lloran y se postran ante Nuestro Señor.
¿Qué reflexión espiritual le merece esta crisis que atraviesa el mundo a causa del Covid-19?
Creo personalmente que a lo largo de tantos años nuestra Santísima Madre nos ha advertido, nos ha dicho que es necesario volcar nuestro corazón, nuestro entendimiento en las cosas de Dios y buscar el refugio en Él, conocerlo, entenderlo y poner en práctica lo que Él dice. Reducir al máximo lo que el mundo nos plantea como el aborto, el homosexualismo, las prácticas satánicas, la hechicería, la brujería, la nueva era y no hemos sido juiciosos en entenderlo. Quienes lo conocemos muchas veces no pregonamos ni anunciamos lo que Nuestro Señor pide; se podía suponer que esto sucedería.
No es habitual que un General de policía muestre abiertamente su fe. ¿En el pasado sintió el llamado a una vocación sacerdotal?
No. Aunque me eduqué en un colegio salesiano, la vocación que en su momento tuve y mantengo es la de policía; si de pronto tuviera la posibilidad de regresar el tiempo, pero con los conocimientos que tengo de Dios actualmente y al devolverme a la edad de 15 años seguramente sí estaría hoy disfrutando la vocación sacerdotal ministerial y no solo eso sino con el ministerio del exorcismo.
¿Cómo hace para llevar una vida en la que debe conjugar portar las armas físicas y las armas espirituales?
Es demasiado fácil, porque lo que Nuestro Señor dice en su palabra es que si no quieres tenerle miedo a las autoridades pórtate bien, porque si te portas mal ahí si tienes que tener miedo. En el catecismo de la Santa Madre Iglesia en el punto 2263 y siguientes, se nos habla precisamente del uso de las armas para defender la vida propia y de otros, de tal manera que si se revisa todo el contexto teológico hay una combinación perfecta entre el ser policía usando las armas que nos da Dios a través de su palabra y las herramientas espirituales que nos da también la Santa Madre Iglesia.
¿Cuál es su rutina diaria general?
Bueno pues inicialmente a las 4 de la mañana recibo el primer reporte de lo que no he conocido en la madrugada porque sobre las 12 de la noche más o menos o 1 de la mañana estamos terminando la actividad. A las 4 entonces el reporte siguiente de lo que ha transcurrido en esas horas, 5 de la mañana hago reporte a mis superiores y la oración inicial por supuesto de madrugada. El trabajo ha cambiado muchísimo, ha variado bastante, pero eso sí la Santa Misa no la dejamos. Afortunadamente la Policía Nacional y las Fuerzas Militares contamos con capellanes; mi capellán, mi párroco, nos celebra Santa Misa diaria todos los días con sagrada comunión de rodillas y en la boca. Así empiezan todas las tareas después ya las reuniones propias que en este caso estamos desarrollando con el señor Ministro de Defensa, el señor Director General de la Policía Nacional y los demás comandantes de fuerza.
¿General ha tenido inconvenientes en su vida profesional y personal por su fe?
Oh claro, porque eso también está escrito. En el libro de Jeremías ahí se nos narra perfecto en el capítulo 1. Básicamente Nuestro Señor nos recuerda que, al anunciar la palabra de Dios, nos enfrentaremos con todo un país, nos enfrentaremos con sus reyes, incluso con los sacerdotes y el pueblo en general y nos harán la guerra. Dice Nuestro Señor a través de Jeremías, pero no te vencerán dice Nuestro Señor, porque "contigo estoy yo para librarte y salvarte ”; y en Isaías también en el capítulo 54 lo dice: que no está creada el arma con la cual te puedan acabar, dejaré callado al que hablé en contra de ti, porque la victoria se la concedo al que me sirve. Entonces, sin importar lo que hagan siempre Nuestro Señor será el que nos dará el triunfo porque somos soldados de Él y enfrentamos a este mundo porque si bien somos del mundo no somos del mundo.
¿Cree usted que desde esta crisis con el Covid-19, aumentará el amor a la Eucaristía, a las cosas de Dios?
Sí por supuesto. La idea es que nosotros en medio de esta situación tan complicada y difícil, estamos viviendo un acercamiento a Dios. Particularmente yo lo noto dentro de mi Institución, he visto miembros de ella que ahora participan de la Santa Misa, en ese recorrido diario que hacemos incluso en los barrios más peligrosos. Van sin ningún tipo de prevención, a pesar de la misma realidad violenta de esos sectores. Van con ese amor y servicio acompañando a Nuestro Señor, cosa que yo no veía el año pasado, no veía esa fe, ese acercamiento. Muchas parejas en unión marital de hecho ya han hecho votos y promesas de castidad para lograr un matrimonio santo. La comunión de rodillas y en la boca no la veía en Cartagena en mis policías y ya sin miedo y sin temor lo están haciendo.