“Para que el mundo no convierta a los cristianos en meros paganos”. Con esta frase situada en el titular de un artículo publicado en Religión en Libertad, su redactor jefe el periodista Pablo J. Ginés, apostilla una extensa presentación y respaldo a los contenidos que el norteamericano Rod Dreher expone en su libro La opción Benedictina (Ediciones Encuentro).
Tras este preámbulo el artículo publicado en Rel. informa que el citado libro de Rod Dreher: “combina la investigación sociológica, el testimonio propio y la experiencia de quien ha explorado el cambio social… Se centra mucho en la experiencia norteamericana, pero parece perfectamente aplicable al resto de Occidente”.
Diagnóstico: como los monasterios, cristianos entre bárbaros
Rod Dreher -prosigue afirmando Pablo J. Ginés- tiene claro el diagnóstico: ha caído la cultura cristiana, vamos a vivir en una férrea cultura no indiferente, sino anticristiana, bárbara.
Y ofrece una terapia: hay que crear comunidades cristianas fuertes de verdad, siguiendo el modelo de los monasterios que creó San Benito al hundirse el Imperio Romano. Las parroquias, las familias cristianas, las asociaciones cristianas, deben ser tan firmes y militantes, incluso en su vida cotidiana, como esos monasterios. La fe debe ser central en cada familia y asociación. Quien entienda la fe como algo que se hace solo el domingo, será asimilado por el mundo y sus hijos serán bárbaros paganos.
Quizá para conservar la fe de tus hijos tengas que cambiarte de ciudad, buscando un colegio cristiano "de verdad" y una parroquia cristiana "de verdad" y vecinos cristianos "de verdad". No se trata de buscar a los "puros perfectos", pero sí de estar con los que quieren crecer en la exigencia de la vida cristiana, santa, benedictina. Rod Dreher y su familia se han mudado de ciudad por eso ya un par de veces.
Señala el modelo de los judíos ortodoxos, que tienen que vivir a poca distancia de su sinagoga (en sabbath no se puede usar vehículo ni caminar mucho y hay que ir andando a la sinagoga). Eso permite crear barrios donde muchos tienen un mismo pensar y se ayudan. Hay que aprender de ellos: crear comunidades de gente que se conoce y apoya de verdad, se ven y hablan varias veces entre semana, comparten lazos de vecindad e identidad y priorizan la fe.
Poder ver en tus vecinos la vida cristiana
Dreher -afirma Pablo J. Ginés- repasa la Regla de San Benito del siglo VI y analiza cómo se puede aplicar a las familias cristianas hoy, y como la adaptan comunidades católicas, ortodoxas y protestantes que quieren vivir según Cristo. De la Regla de San Benito se aprende:
- cómo vivir la oración: rezar, tratar a Dios, es lo realmente alternativo y transformador
- como vivir el trabajo: al servicio de la persona, la vocación y Dios
- como vivir el ascetismo: en un mundo ultraconsumista, el ayuno y la austeridad es lo más sano
- cómo vivir la comunidad: ya no es lícito el individualismo o la micro-familia incomunicada
- cómo vivir la hospitalidad: para evangelizar, hay que acoger al pagano, tratarse con él... pero sin dejar que cambie nuestra vida "benedictina"
- cómo evitar desviaciones sectarias: se necesita un equilibrio entre distintos tipos de bien, queremos comunidades firmes, no sectas; hay que evitar rigorismos alocados y líderes posesivos...
Otros que piden crear entornos protectores, de resistencia
¿Está Dreher solo en esta propuesta? -se pregunta Pablo J. Gines para responder seguidamente…- No. Como decíamos, hay un runrún de fondo. En poco tiempo, en ReligionEnLibertad, hemos podido hablar con 4 analistas de Canadá, EEUU, España y Francia que, sin que se les mencione La opción benedictina, piden algo en la misma línea.
Uno de ellos es el periodista e historiador José Javier Esparza: "Necesitamos una, dos, cien Covadongas", dijo Esparza en el encuentro de décimo aniversario de ReligionEnLibertad. Se refiere a espacios de resistencia que vivan de forma alternativa y no se dobleguen ante la cultura bárbara que ha conquistado el país y tiene a los cristianos pagando tributos y rindiéndole vasallaje. Hay que responder a la nueva tiranía creando Covadongas, pequeños reinos rebeldes, espacios que algún día lleven a una sociedad cristiana fuerte. "Hay que multiplicar las voces críticas", pedía. Pueden ser asociaciones, pueden ser autores, pueden ser colegios... Y especifica que la respuesta debe tener tres aplicaciones: la religiosa, la identitaria (la patria, la historia) y la comunitaria (comunidades vivas, reales). "Hay que dar vida a estos tres campos", insistió.
En Canadá, el escritor Michael O'Brien, autor de las novela de El Padre Elías, comentaba recientemente que, ante "la oscuridad del mundo" "hay que formar y proteger, sin duda con prudencia, a nuestros hijos. Pero, al mismo tiempo, nuestros corazones deben estar abiertos para amar a cada persona, incluso a nuestros enemigos. Sin rebajarse, pero también sin miedo”.
El historiador y periodista francés Jean Sévillia, entrevistado por ReL, explicaba: "Quizá nuestra época se parece a la Caída del Imperio Romano, el final de una época, grandes migraciones, un periodo de hundimiento, un cristianismo minoritario… en eso hemos vuelto al siglo V. Somos minorías cristianas ante mayorías paganas, hoy con un martirio menos cruel, un martirio moral, porque la moral del mundo contemporáneo va contra la moral cristiana. En este contexto, hemos de inventar nuevas formas de vida cristiana adaptada".
¿Qué proponía priorizar el historiador? "Reconstruir la familia es lo más importante. Además, entendamos que el individualismo no va a desaparecer de la noche a la mañana. Hay que vivir en esta cultura que nos ha tocado, pero reforzando la familia, creando asociaciones de jóvenes, creando entidades católicas. Hay que defender al hombre, con redes de apoyo, frente a esta sociedad tan dura".
Algo similar decía la analista Jennifer Roback, del Ruth Institute de EEUU. ReL le preguntó: "¿Tiene sentido crear ambientes “protegidos” para nuestros hijos?"
Y ella respondió: "Sí, esta cultura es demasiado tóxica, demasiado hostil. Antes podías dejar que un muchacho fuera creciendo en la cultura. Ahora no, es una cultura dañina y hay que protegerlos hasta que crezcan. Hay que seleccionar una buena catequesis y buenos programas de educación, también afectiva. Nada de educación sexual en la escuela: la hacen mal. Un padre o una madre se llevan aparte a su hijo o hija y hablan de sexo, adaptado a su caso personal. En cambio, en el colegio viene un desconocido, que no conoce ni ama a los chicos, y les suelta el mismo rollo a todos a la vez, sin intimidad, en público, ante los compañeros. No es bueno".
No hay que huir de la política... pero hay prioridades
¿Y la política? Dreher (imagen adjunta con su familia) pide a los cristianos abandonar la superstición de que algún partido o político va a "arreglar las cosas". Pero su opción benedictina no es una huida del mundo, al contrario.
"Que quede claro, los cristianos no nos podemos permitir esfumarnos del espacio público. La Iglesia no debe eludir la responsabilidad de rezar por los líderes políticos y de hablarles proféticamente. A los cristianos no solo nos incumbe la lucha contra el aborto y proteger la libertad religiosa y la familia tradicional", detalla. Pueden surgir alianzas con compañeros curiosos en muchos temas: apoyo al pequeño comercio, o para combatir el tráfico sexual, la pobreza, el sida...
Pero "los cristianos no pueden actuar por inercia siguiendo los patrones que han aprendido durante los últimos 30 años. Estos tiempos exigen mucha más sutileza y reflexión a los creyentes que salten al cuadrilátero político", avisa.
Una estrategia que propone es abrazar la política local, crear comunidades localmente fuertes y localmente influyentes o decisivas.
Campo de batalla clave: la libertad religiosa y de expresión
Otro tema clave, imprescindible, es dedicar recursos a defender la libertad de religión y de expresión. Los cristianos no pueden dejar que se les amordace legalmente, han de poder expresar sus ideas, y poder vivirlas, al menos, en sus comunidades. El tema del matrimonio LGTB ha demostrado que antiguos "aliados" de los cristianos en el mundo político están dispuestos a reducir e incluso eliminar la libertad religiosa (incluso la académica) con tal de consagrar la ideología LGTB como intocable, blindarla contra toda crítica, todo debate social, científico o de ideas. No pueden permitir el debate y lo impedirán con amenazas, querellas o gritos.
Lance Kinzer, un político de Kansas que ha decidido especializarse en defender la libertad religiosa, tiene una serie de propuestas que Dreher cree que los cristianos deberían priorizar en este entorno postmoderno y hostil:
- defender la libertad de las entidades cristianas: colegios, asociaciones, etc...
- participar en la prensa local, debates, radios, televisiones locales, con la propuesta cristiana (en otros espacios será silenciada)
- marcarse objetivos realistas y alcanzables, evitar desgastes innecesarios y luchas incendiarias
- ser siempre educado y respetuoso, no dar excusas a las acusaciones de "fanatismo"
- buscar aliados donde buenamente se pueda, sean de otras religiones, de izquierdas alternativas, gays pro-libertad, etc...
Dreher cree que este tema es esencial y que "no nos podemos permitir el lujo de seguir luchando en guerras que perdimos hace mucho tiempo". La prioridad es poder formar a nuestros hijos en valores cristianos de verdad y protegerlos de la presión tóxica del adoctrinamiento del régimen postmoderno.
Crear una polis paralela: dar lo que el mundo no da
Dreher habla también en su libro de cómo los disidentes bajo la tiranía comunista checa intentaban crear todo tipo de espacios alternativos. Recomienda el ejemplo del matemático y disidente católico Václav Benda, que intentaba crear una "polis paralela", fomentar viejas tradiciones populares y líneas de educación alternativa.
Por ejemplo, hay que enseñar a los niños lo que no les enseñan en el colegio: para eso, los cristianos (y otras personas) han de fomentar sus propias instituciones. Eso incluye enseñar cosas sobre el amor, la familia, la felicidad, el sexo; también sobre los sentimientos, el perdón, todo lo espiritual. Y toda la tradición de grandes héroes, ejemplos e historias edificantes del pasado, que el poder bárbaro quiere ocultar y olvidar.
Cómo crear "aldeas cristianas"
De todas las instituciones, la que los cristianos deberían priorizar hoy es la comunidad, la "pequeña aldea cristiana", que no vive según el modelo bárbaro, sino según el modelo benedictino. ¿Cómo se hace una "aldea" o "comunidad" cristiana, aunque sea en la gran ciudad? Dreher da ideas y pone ejemplos de comunidades que ya existen y funcionan en EEUU o en Europa.
1. El hogar es como "un monasterio doméstico": hay jerarquía con amor, hay prioridades, se reza, se trabaja, se acoge...
2. La familia es consciente de ir contracorriente y ser alternativa, inconformista...
3. La familia es fuerte y valiosa, pero no cae en lo sectario ni la autoidoloatría
4. Las familias cristianas viven cerca unas de otras, se ayudan, son amigas cotidianas
5. Las familias cristianas establecen redes con recursos y apoyos, usando también su parroquia e iglesia
6. Los cristianos serios de distintas confesiones (católicos, ortodoxos, protestantes) aprenden a trabajar juntos en temas comunes
7. Hay que echar a caminar ya, construir con lo que se tiene: no dejar que el perfeccionismo paralice
8. Hay que sacar a los hijos de la escuela pública y también de las escuelas falsamente cristianas; buscar o fundar escuelas "cristianas de verdad"
9. Hay que apoyar a los comercios cristianos, a los profesionales cristianos, etc (si son competentes) aunque cueste más dinero
10. Hay que prepararse para ser marginado y acosado... y para ayudar a los hermanos que así sufren
La importancia del sexo
Los cristianos tienen que servir a Dios en muchos temas, pero el debate sobre el sexo va a ser clave y no hay forma de evitarlo. Quien no defienda la visión cristiana tradicional sobre el sexo, la castidad, la familia y la vida, se convertirá enseguida (él o sus hijos) en un pagano más.
"Lo queramos o no, toda la cultura contemporánea gira en torno al sexo y está rompiendo en pedazos la Iglesia. Es imposible escapar de la pelea: el frente ha llegado a tu iglesia y a tu propia familia. No tomar partido por ninguno de los bandos es decantarse por uno: por el contrario a la Biblia", escribe Dreher.
El clero ha abandonado a las familias y los jóvenes y hace décadas que no predica sobre este tema. Dreher explica que en 20 años de asistir a misas católicas y ortodoxas por todo EEUU, sólo una vez escuchó a un sacerdote hacer una homilía correcta sobre tema sexual, y no muy profunda. "El silencio del púlpito, de los ministros de la iglesia y de los profesores nos transmite el mensaje de que el sexo y la sexualidad no tienen importancia y de que la Iglesia no tiene nada que aportar", denuncia Dreher.
El libro dedica todo un capítulo a la sexualidad y otro completo a la novedad de nuestra generación: la tecnología que nos distrae y esclaviza, que nos convierte en consumidores y engranajes las 24 horas del día, a un clic de distancia en el bolsillo, junto a la cama.
El libro finaliza con una advertencia: la "opción benedictina" es necesaria para nuestra vida, para salvar lo que queda de civilización cristiana y hacer que siga siendo fértil para transformar el mundo, pero esta opción debe abrazarse, insiste, por amor, y no por miedo. El amor a Cristo y los hermanos es, al final, lo que de verdad permitirá construir.