La noche del 28 de noviembre de 2015 millones de personas estaban atentas al cierre de la edición número 38 de la “Teletón”, evento que cada año reúne en Chile durante 24 horas a medios de comunicación, artistas, empresas y ciudadanos en pos de reunir un millonario fondo de ayuda, para personas con capacidades diferentes que reciben rehabilitación en el Instituto Teletón, que sostiene 13 centros de primer nivel en todo el país sudamericano. Como es ya habitual, los millones de chilenos anónimos que donaron, cumplieron la meta de superar el monto de aproximadamente 41 millones de dólares reunido el año anterior. Un signo de solidaridad que pone de relieve valores de humanidad…
“¡Hay un donante!”
Cristóbal, apenas un adolescente que sin trasplante arriesgaba la muerte, era ampliamente conocido por los chilenos, gracias a una intensa campaña publicitaria que a través de los medios de comunicación y redes sociales organizaron su familia y amigos, suplicando por un donante de pulmones para el joven y creando conciencia de la condena a muerte que miles reciben por no contar con suficientes donantes que hagan realidad la misericordia.
El hijo de Vivianne era el segundo miembro de su familia en desarrollar hemangiomatosis capilar pulmonar, enfermedad que ya se había llevado a su hija mayor, Trinidad, en 2012; y que lo hacía prioridad nacional en la lista de espera de un donante de pulmones, compatible.
Cristóbal, felizmente tendría la posibilidad de vivir, gracias al amor efectivo y oportuno de una familia que donó los órganos. El estudiante que cumplía 14 años el pasado 4 de septiembre internado en la Clínica Las Condes de Santiago de Chile, pudo ser trasplantado y recientemente ser dado de alta tras tres semanas de recuperación.
Pero en el mundo, como en Chile, la oportunidad que tuvo Cristóbal es extraordinaria. El registro mundial, que informa la OMS, refiere que los 118.117 trasplantes realizados durante el año 2014 (aún no se publican cifras de 2015) "apenas" representan el 12 % de los que se necesitarían en todo el mundo.
Católicos y donantes
En Latinoamérica, Chile ostenta el triste récord de ser uno de los países con más bajas tasas de donación de la región. De acuerdo a la Coordinadora Nacional de Trasplantes del Ministerio de Salud, por cada un millón de personas, sólo 7 son donantes.
La doctora Ana María Arriagada, presidenta de la Corporación del Trasplante, señala que existen dos graves problemas a la hora de concretar donaciones... "El primero es la poca preparación en infraestructura y tecnología que tienen hoy los hospitales públicos para atender a un potencial donante, y el segundo, la alta tasa de negativa familiar... La negativa obedece a varias razones, principalmente culturales: por apego al cuerpo, porque creen que el cuerpo quedará en mal estado tras la donación; por falta de confianza: creen que las donaciones van desde los pobres a los más ricos; o por motivos religiosos…”.
Pero la Iglesia Católica apoya la donación de órganos hace mucho tiempo. Ya en 1990 el episcopado difundió una declaración del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile titulada: “Trasplante y donación de órganos”. En ella alienta a los católicos a ser donantes:
“La donación de órganos, realizada con las debidas condiciones, es una hermosa y moderna expresión de la caridad cristiana: dignifica a la persona que en su muerte llega a ser apoyo de vida para otro, manifiesta una noble preocupación por el respeto a la vida de los demás e implica un sentido de comunión con la humanidad”.
Donar, imitando el testimonio de Cristo
La doctora Arriagada aclara algunos mitos y explica que un paciente para poder ser donante primero debe acceder a un tratamiento neurointensivo, con el fin de hacer todo lo posible para salvarlo; y si eso no funciona, debe ser visto por un especialista –el cual por ley no puede ser parte del equipo de donación-, quien será encargado de determinar si hay muerte encefálica, situación en que ya no se puede hacer nada más. “Mucha gente cree que si es donante, la van a dejar morir y esto es todo lo contrario. Siempre se trata de primero salvar al paciente”, explica.
Ampliando la reflexión monseñor Fernández pone de manifiesto que el donar es un acto de amor que involucra a toda la familia… “Ciertamente, las personas que pueden tener a un familiar en condición de ser donante, están en una situación muy trágica, ya que muchas veces se trata de muertes inesperadas. Por eso, el tema debe ser tratado con tacto. Pero también la sensación de haber respetado la voluntad del ser querido y haber dado vida a otras personas es algo muy especial”.
Vivianne Perey, por su parte, tras el alta de su hijo Cristóbal ha hecho suya la causa de la donación y afirma que seguirá trabajando en esa campaña... “La noche en que me llamaron para decirme que había un donante, me volvió una alegría de saber que sí existe la solidaridad y la generosidad. Y es ahí que tú sientes que como seres humanos debemos movernos para sensibilizar, porque esta solidaridad existe en el ser humano, pero a veces está trancada por mitos, falta de educación, malas experiencias. En este minuto estoy abocada a la recuperación de mi hijo, pero ya no puedo desligarme de esta causa. Hay muchos niños como Cristóbal esperando”, concluye.
Fuente: Periódico Encuentro.