“¿Qué estoy dispuesto a ofrecer e incluso a perder en favor de mi hermano, de mi hermana, de mi país?” fue una de las preguntas que el arzobispo de Santiago de Chile planteó este 18 de septiembre, fiesta de la independencia de Chile, en una sólida alocución, buscando caminos de encuentro para un país que se encuentra afectado por el terremoto reciente y otras catástrofes, pero también por un conjunto de males que han ido dañando el alma nacional.
En su homilía el arzobispo de Santiago con gestos de sincera humildad, mostró cercano, deseable y posible el mensaje evangélico del Reino a todos quienes abarrotaban la catedral de Santiago de Chile… representantes de pueblos indígenas, de organizaciones de la sociedad civil, empresarios, autoridades civiles y religiosas, también la presidenta Michelle Bachelet.
“Cuidar la creación y la vida… Crecer en humanidad… Recuperar la confianza” son los tres desafíos que para los chilenos destacó Monseñor Ricardo Ezzati, líder de la Iglesia Chilena, quien puso también de relieve la esperanza y su certeza en que los valores comunes que consolidaron el alma de Chile, serán queridos, respetados y promovidos.
Al retirarse la presidenta chilena valoró “la solidaridad, la esperanza y la invitación al diálogo” en la homilía…
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