Convertirse en santo requiere fe y voluntad. Los alumnos del cuarto grado de la escuela St. Jude de Fort Wayne (Estados Unidos) se esmeran por meses tanto en el aula como en casa para 'convertirse' en San Pedro, Santa Juana de Arco o Santa Isabel Ana Seton, entre muchos otros santos y santas.

 

 

Estos niños aprenden sus historias y se visten como tales, literalmente. Cada año, los alumnos del cuarto grado de toda la Diócesis de Fort Wayne-South Bend tienen la oportunidad de ser santo por un día, pero ¿qué hace falta para convertirse en Santa Kateri Tekakwitha o San Felipe Neri?

 

La escuela presenta a santas y santos

 

 

Las profesoras Ali Stineburg y Mary Saillant trabajan con mucha antelación para que sus alumnos participen en la misa donde se reúnen los alumnos y sus familias de todas las escuelas. Unas ocho semanas antes, presentan a los alumnos los santos con libros y vídeos. Stineburg tiene cuatro años de experiencia en este campo; Saillant, dos.

 

Una vez que sus alumnos se familiarizan con los santos ambas profesoras envían un correo a las familias para que cada niño elija un santo o santa para conocerlo y representarlo. Muchos de los alumnos eligen a los santos basándose en factores como el hecho de que su cumpleaños coincida con la festividad del santo o porque ellos o un pariente comparten el nombre. Un joven llamado Sammy eligió a Carlo Acutis "porque es el patrón de Internet, y me gusta ver vídeos sobre santos", comentó.

 

 

En un plano más doloroso, otro chico cuenta que eligió a San Peregrino, el patrón de los enfermos de cáncer, porque su padre tiene cáncer. Y Milla dice que "elegí a Santa Catalina (de Alejandría) porque se preocupaba por los demás más que por sí misma. Es la patrona de las jóvenes estudiantes".

 

Las escuelas católicas ayudan a construir los "cimientos del desarrollo espiritual" de estos jóvenes estudiantes, dicen Stineburg y Saillant y en su mensaje a las familias alientan: "Estudiar las vidas de los santos es importante para desarrollar jóvenes católicos llenos de fe. Los santos se convierten en los héroes santos de nuestros alumnos. Todo el mundo necesita un héroe, especialmente los niños pequeños".

 

En lugar de admirar a los superhéroes de ficción, las dos profesoras coinciden en que: "El estudio de las vidas de los santos proporciona a nuestros alumnos de cuarto curso modelos de conducta para toda la vida que nunca les decepcionarán".

 

Alentar desde casa la santidad

 

 

Mia, hija de Charlene Thurber, es la tercera generación de alumnos del colegio St. Jude. La hermana de Charlene también tiene un hijo en el mismo grado en St. Jude y mamá Charlene recuerda haberse vestido como la entonces beata Kateri Tekakwitha cuando estaba en cuarto grado.

 

Su hija Mia eligió en cambio a Santa Filomena como su santa. Ver a su hija pasar por un proceso similar ha sido una experiencia gratificante para Charlene. "Fue genial ver por qué eligió a quien eligió y cómo Mia aprendía sobre Santa Filomena”.

 

Mia llevó a casa un libro que leía en el coche y les contaba a sus padres diferentes cosas sobre la santa que había elegido. En su investigación, Mia se enteró de que Santa Filomena había sido retirada del calendario de los santos por falta de pruebas de su existencia. Mia hizo entonces una investigación y creó su propia presentación de diapositivas en Power Point para la clase; Charlene la ayudó a equiparse para el día.

 

 

Buscando fotos de Santa Filomena en Internet, Charlene y Mia se pusieron de acuerdo en la idea general de cómo podría ser su traje. Parte del atractivo de Santa Filomena era que a menudo aparecía en rosa, el color favorito de Mia. "Funciona porque es la patrona de algo que te gusta", le dijo Charlene a su hija.

 

Según Mia, Santa Filomena es “la patrona de los bebés y los niños”, y a Mia le gustaría ser profesora cuando sea mayor.

 

 

Fuente: Todays Catho

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