El sacerdote eremita Carlos Ruiz Saiz lleva ya 20 años gustando la alegría de la intimidad con Jesús en la ermita Santa María del Alba, en Pontevedra, España. De hecho, ora con el bello y santo nombre de Jesús cada vez que el aire entra y sale de sus pulmones.
Sobre la oración, el gran tesoro "que necesitamos como el respirar", conversó con la periodista Carolina Buceta, de la Oficina de Medios de Comunicación Social de la diócesis de Tui-Vigo, en un diálogo emitido por la emisora radial de la cadena Cope que transcribimos para los lectores de Portaluz y que también puedes escuchar al final.
Buenas padre Carlos. ¿En primer lugar, en qué consiste esto de la oración del corazón?
Pues la oración del corazón es una oración que hacemos desde el corazón, porque es donde Jesús nos ha dicho que el Padre nos está esperando. Él dice: Cuando vayas a orar entra en tu cuarto, cierra la puerta, habla con tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que está en lo secreto, te escuchará, te responderá. Ese lugar secreto es el corazón. Orar en el corazón o con el corazón es esto, es bajar al corazón y poder hablar con el Padre.
Así, tal y como lo explica en este mundo lleno de estímulos, la oración del corazón parece un ejercicio complejo. ¿Cuál es la clave para adentrarse en este tipo de oración?
Yo creo que la clave es que Dios nos ha regalado el instrumento para esta oración que es nuestro propio cuerpo. Porque en nuestro cuerpo está -voy a decir-, inscrito, inscrita, esta relación. Entonces igual que nos relacionamos con las personas abrazando… también nuestro cuerpo es capaz de ayudarnos a entrar dentro de nosotros.
Esta es la oración del corazón que enseñan, pues, los monjes del Oriente cristiano. Importa, ayudarnos de la respiración, una respiración profunda que nos permita aquietar el interior; y luego ir soltando el aire, con el nombre de Jesús diciendo: Jesús, Jesús. Eso, al repetirlo, pausadamente, va permitiendo que podamos entrar dentro.
Existen muchas formas de orar, diversas, ¿no? Pero ¿por qué nos puede ayudar especialmente esta oración del corazón en nuestra vida?
Estamos en un tiempo muy ansioso. Es una característica de nuestro tiempo, la ansiedad, y, vamos a decir, un poco la distracción o casi la hiperactividad. Entonces esto te permite estar, no concentrados, sino dentro, recogidos es la palabra. Y, cuando no es nada fácil recogerse, esto es lo que hoy más nos hace falta… repetir el nombre de Jesús al ritmo de la propia respiración.
El Espíritu Santo clave de esta oración del corazón, pero ¿qué más necesitamos padre Carlos?
Lo que más necesitamos es sentirnos necesitados. Cuando caemos en la cuenta de que orar no es, pues una cosa bonita que podemos hacer, sino algo que yo necesito como el respirar, entonces es cuando de verdad vamos a buscarlo de todo corazón, ¿no? Y una vez que uno lo busca de todo corazón, el Espíritu Santo lo da. Jesús lo dice: pedid y si os dará, buscad y encontraréis ¿no? Y, ¿cómo no nos va a dar el Espíritu nuestro Padre? ¿No?
Somos cristianos de Occidente y digamos que estamos acostumbrados, pues acercarnos a los sacramentos, a practicar la caridad, ir a la iglesia, pero quizás la oración se nos ha quedado un poco olvidada. Precisamente en este Año de la Oración que el Papa Francisco ha convocado como preparación para el jubileo 2025, ¿Cómo podemos redescubrir el sentido profundo de la oración como ese espacio, ese momento de intimidad entre Dios y el hombre?
Creo que muchas veces no hemos perdido la oración, sino que nunca la hemos llegado a tener, ¿eh? Es decir, hemos vivido la celebración, hemos vivido el servicio y de alguna manera pues hemos vivido, sí, hemos dicho oraciones. Pero haber de verdad entrado en lo secreto y hablado con el Padre, muchísimos, muchísimos cristianos nunca lo han hecho. Lo hicieron cuando eran niños y hablaban con Dios como un niño y luego, pues eso perdió familiaridad y a veces con dolor. Hoy creo que vivimos un despertar de una necesidad muy grande que hay, pero tenemos que dar espacio a algo nuevo. Es algo por descubrir.
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