Muchos países de Europa y América, destacando entre ellos España, Chile, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Perú, Colombia y Argentina celebran cada 16 de julio a la patrona de sus países, la Virgen del Carmen. Ella es también medular en la Orden de los Carmelitas que lleva su nombre.
La historia
En el siglo XII (quizás después de la tercera cruzada, 1189-1191) algunos penitentes-peregrinos, provenientes de Europa, se establecieron junto a la "fuente de Elías", en una de las estrechas vaguadas del Monte Carmelo (Karmel, Jardín) en Palestina, para vivir en forma eremítica y en la imitación del Profeta Elías su vida cristiana en la misma tierra del Señor Jesucristo. Los inspiraba de Elías su defensa radical de la fe en el Dios vivo, según consta en el Libro II de los Reyes del Antiguo Testamento.
Pero Dios tenía para ellos un don que les permitiría comprender que es en la Virgen María en quien se encarna aquel ideal de fidelidad a Dios que anhelaba Elías. La tradición indica que tras establecerse y durante la celebración de Pentecostés aquellos peregrinos convertidos en eremitas se convirtieron al catolicismo tras la aparición de una nube en la que se posaba la imagen de la Santísima Virgen María. En ese monte, fundaron luego un templo en honor a la Virgen, dando origen también a la Orden Carmelita (originalmente llamados "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo"). Llegaron a Europa en el siglo XIII luego de su persecución en Tierra Santa y se expandieron por todo el mundo hasta nuestros días… al igual que la devoción a la Virgen del Carmen.
Bastante más que un Escapulario
Llevar puesto el Escapulario es una señal de consagración a María, la Madre de Dios, y es un símbolo que invita a revestirse de las virtudes de María y aceptar su protección. En la Virgen María los Carmelitas, religiosos y laicos, encuentran la imagen perfecta de todo lo que ellos esperan: entrar en una relación íntima con Cristo, estar totalmente abiertos a la voluntad de Dios y dejar que sus vidas sean transformadas por la Palabra de Dios. Todo que se declare devoto de la Virgen del Carmen y que porta su escapulario vive en intimidad espiritual con la Madre de Dios, de modo que puedan aprender de ella a vivir como hijos de Dios.
Pero el escapulario involucra también una promesa de la Virgen María. El General de la Orden Carmelita Simón Stock, tuvo una experiencia extraordinaria el año 1251. La Virgen se le aparece y le hace entrega del hábito de la Orden asegurándole la salvación eterna para todos quienes lo lleven con devoción. Al Papa Juan XXII se le atribuye un documento, llamado comúnmente Bula Sabatina, que lleva la fecha del 3 de marzo de 1322, en el cual refiere la visión que el mismo Papa tiene de la Virgen que le promete una protección personal a cambio de la ayuda que él mismo preste a los Carmelitas; en la Bula se alude al privilegio de una liberación de las penas del Purgatorio para todos aquellos que hayan llevado dignamente el Santo Escapulario, mediante la acción maternal de la Virgen que irá a liberar a sus devotos el sábado siguiente a su muerte.
Estos dos hechos han polarizado la atención popular hacia la devoción mariana propuesta por los Carmelitas y han reducido, en cierto sentido al uso del escapulario, la visión espiritual que la Orden vive y propone del misterio de María, que es sin duda mucho más evangélica y de mayor profundidad espiritual.