Esta devoción comenzó al pie de la cruz con la Santísima Virgen y continuó a través de la iglesia primitiva hasta el día de hoy.  Luego, El 10 de agosto el Papa Pio IX proclamó que el primer domingo de julio fuese la fiesta de la Preciosa Sangre de Jesucristo. Más tarde, el Papa Pío X trasladó la celebración al 1 de julio. Sin embargo, luego del Concilio Vaticano II, la fiesta se eliminó del calendario, pero se estableció una Misa votiva en honor de la Preciosa Sangre que se puede celebrar en el mes de julio (como en la mayoría de los otros meses del año). 

 

La devoción es en realidad bastante antigua... 

 

San Pedro en su Primera Carta nos recuerda que la “sangre preciosa de Cristo, un cordero sin tacha ni mancha” (1 P 1, 19) es nuestra redención del pecado. Luego los primeros padres y santos de la iglesia hablaban a menudo del poder de la sangre de Nuestro Señor.  

 

 En el año 96 d.C., el Papa San Clemente aconsejó a todos que "Fijemos nuestros pensamientos en la sangre de Cristo; y reflexiona cuán preciosa es esa sangre a los ojos de Dios, en la medida en que su derramamiento por nuestra salvación ha abierto la gracia del arrepentimiento a toda la humanidad". 

 

Los santos medievales también eran devotos de la Preciosa Sangre, como Santa Catalina de Siena (+1380). Ella comprendió el poder que posee y le rezaría por la conversión de los pecadores y la liberación de las pobres almas del purgatorio, tal como Nuestro Señor nos ha pedido muchas veces. De hecho, sus últimas palabras fueron «¡Sangre! ¡Sangre!» y por último, imitando al Salvador, dijo: «Padre en tus manos encomiendo mi alma y mi espíritu.» 

 

Está relacionada con la devoción a las cinco llagas de Cristo 

 

Nuestro Señor se apareció a Sor María Marta Chambon en el siglo XIX y le confió la devoción a las santas llagas.  Le pidió que ofreciera "los méritos de las Santas Llagas por las personas que mueren de noche o de día", y le mostró una copa llena de su Preciosa Sangre otorgando gotitas a las almas individuales.

 

Según Sor María Marta, Jesús también prometió que ciertas gracias se unirían a través de esta devoción, "cada vez que ofrezcáis a mi Padre los méritos de mis llagas divinas ganáis una inmensa fortuna… Debéis hacer valer la fortuna de mis santas Llagas. ¡El que está necesitado, que venga con fe y confianza, que saque constantemente del tesoro de mi Pasión y de los agujeros de mis Llagas! ¡Este tesoro os pertenece!"

 

La devoción se fortaleció hace un par de siglos

 

 

No fue hasta 1849, durante la Primera Guerra de Independencia de Italia, que la devoción se extendió por toda la cristiandad.  

 

El Papa Pío IX había sido enviado al exilio a Gaeta con el Venerable Don Giovanni Merlini, su amigo y tercer superior general de los misioneros Padres de la Preciosísima Sangre, y estaba tratando de encontrar una manera de poner fin a la guerra. Don Merlini sugirió al Pontífice que instituyera una fiesta universal de la Preciosa Sangre, si Dios les ayudaba a traer la paz a Roma y poner fin a la guerra.  

 

El Papa Pío IX declaró audazmente el 30 de junio de 1849 que tenía la intención de crear una fiesta en honor de la Preciosa Sangre. La guerra terminó pronto, y regresó a Roma poco después. 

 

El 10 de agosto proclamó que el primer domingo de julio se dedicara a la Preciosa Sangre de Jesús, que con el tiempo se convirtió en una celebración y devoción de un mes de duración. 

 

No es cosa del pasado, los papas contemporáneos también aman esta devoción 

 

El Concilio Vaticano II rebajó la devoción de su condición de fiesta en 1969, porque la Preciosa Sangre también se veneraba en la Pasión, la Exaltación de la Santa Cruz, el Corpus Christi y otras fiestas. 

 

Pero los papas contemporáneos han continuado promoviendo la devoción a la Preciosa Sangre. Así por ejemplo, el Papa Juan XXIII deseaba que "los cristianos meditaran sobre ella con más fervor" y "saborearan sus frutos con más frecuencia en la comunión sacramental". 

 

El Papa Juan Pablo II nos animó a "ser testigos de la comunión que Cristo realizó mediante el don de su sangre". 

 

Recientemente, en 2018, el Papa Francisco alentó la devoción, destacando que "la sangre de Cristo es la fuente de salvación para el mundo". 

 

Cómo gustar la devoción a la Preciosa Sangre

 

 

La coronilla de la Divina Misericordia es una oración muy conocida que tiene un inmenso enfoque en la sangre de Cristo. Por lo general, se reza por la conversión de los pecadores y la misericordia para el mundo. 

 

La coronilla o rosario de la Preciosa Sangre, al igual que el rosario, tiene cinco misterios centrados en las llagas de Jesús para reflexionar mientras se reza. 

 

La Letanía de la Preciosísima Sangre pide misericordia y reza para que "adoremos dignamente este precio de nuestra salvación". 

 

Finalmente, recordar que, para mayor bien de todos, Dios ha permitido a lo largo de la historia los Milagros Eucarísticos, entre los cuales el de Lanciano hace honor a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

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