El 29 de junio de 2015, solemnidad de San Pedro y San Pablo, Papa Francisco entregó a Monseñor Erio Castelluci, Arzobispo de Módena-Nonantola (Italia) el Palio Arzobispal, signo litúrgico que lo señala como legítimo sucesor de los Apóstoles.
Un año después en entrevista difundida por el diario italiano Il resto del Carlino, Monseñor Castelluci ha revelado su reciente participación en un exorcismo.
El hecho es noticia pues son escasos los testimonios de obispos que refieran ejercer de exorcistas, aunque este ministerio sea una potestad asignada a ellos de forma directa (CDC 1172).
Lo habitual es que algunos obispos delegan la práctica del exorcismo en un sacerdote de su diócesis para casos puntuales o de forma permanente, según sea el criterio de cada obispo. Pero la realidad también muestra que muchos obispos ni ejercen ellos este ministerio, ni tampoco designan a un sacerdote.
Para Monseñor Castelluci es el primer exorcismo que enfrenta desde que fuera ordenado sacerdote. Lejos de restarle credibilidad, su gesto de transparencia lo ha mostrado como un pastor cercano a sus fieles. Máxime cuando se trata de realidades, verdades de fe -como la existencia del demonio y su acción-, que aunque incómodas afectan no sólo el bienestar diario de las personas, sino además su salvación.
Al respecto padre Francesco Bamonte, que ha sido re-electo hace algunas semanas presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, señalaba en un artículo enviado a Portaluz que: “Satanás no debe ser subestimado, pero tampoco sobrevalorado. Por la Sagrada Escritura y por Jesús mismo sabemos que no es una fantasía o una creencia popular, sino un verdadero y real ser espiritual, personal, dotado de inteligencia y voluntad, que tiene a su servicio a una gran cantidad de otros "malos espíritus" que le ayudan en su trabajo maléfico contra los hombres intentando atarlos a ellos a través del pecado”.
Sanando a un hombre “endemoniado”
La reciente experiencia del arzobispo Castelluci confirma los dichos de Bamonte. Ante sus ojos y nada más ingresar el demonio comenzó a manifestarse en aquél feligrés de 50 años vociferando insultos, injurias, burlándose al augurarle una muerte inesperada al Arzobispo. Al mismo tiempo Castelluci observaba cómo el demonio forzaba el cuerpo del poseso en contorsiones que cualesquier médico habría calificado de imposibles de realizar sin padecer daños o luxaciones.
«¡Sal ahora mismo, vete de aquí, morirás mal!», cuenta el arzobispo que le decía el enemigo de Dios a través del poseso.
Antes de llegar a ser sacerdote, vi posesos y endemoniados, pero nunca había hecho un exorcismo. Fui llamado por uno de los dos exorcistas de la Diócesis por uno caso difícil y, luego de ver la reacción, realmente lo era.
El exorcista oficial le pidió refuerzos, y usted no evitó el asunto. ¿Verdad?
Me invitó a presenciar. Venga -me dijo- porque este hombre está poseído desde hace algún tiempo, viene conmigo una vez por semana, y su presencia -como obispo-, podría influir. Así es que me acerqué a la parroquia donde en Módena se realizan los exorcismos.
¿Qué sucedió?
Nada más verme el hombre empezó a gritar, me decía que me fuera, luego cayó como en un trance; de repente parecía como que iba despertando y al instante enterró sus uñas en el dorso de mis manos. Su mirada era diabólica, y los insultos irrepetibles así como las maldiciones.
¿Es cierto que le hizo un pronóstico de muerte?
Sí, sí, me dijo que moriré en un accidente de automóvil, y mientras me lo decía se veía feliz.
¿Usted qué cree, está preocupado?
Mi vida está en las manos del Señor Jesús, y por cierto no en las del diablo. No estoy para nada preocupado. La Palabra de Dios enseña que esas maldiciones son ineficaces. El diablo seguirá maldiciendo, lo hace por oficio.
¿Hará de exorcista en el futuro, siendo Obispo?
No excluyo otros exorcismos sobre otras personas. Los propios exorcistas italianos lamentan el ser muy pocos. En el Evangelio de Marcos está escrito: “En mi nombre expulsarán los demonios...”. Es importante para un cristiano tener discernimiento, porque muchos casos son más de competencia del psiquiatra que del exorcista. Muy importante son entonces las oraciones de liberación.
¿Sirven para liberar a una persona del demonio?
Para establecer, a través del discernimiento, si la persona sólo está perturbada o poseída. De hecho hay diferencias: si está poseída se recurre al exorcista, si sólo está perturbada las oraciones de liberación y de súplica colaboran a una pronta sanación.
Muchos piensan que el diablo es un puro invento medieval. ¿Qué responde?
Están equivocados. Basta ver algunos exorcismos para entender que el mal es una entidad precisa, una realidad.
Módena ha visto nacer al Padre Gabriele Amorth, exorcista de fama internacional, fallecido el pasado septiembre a los 91 años. ¿Es bueno continuar sobre su senda?
Sin duda, teniendo siempre muy presente que el Señor Jesús es mucho más fuerte y poderoso… al final siempre triunfa.