Acción del Mal

Los expertos muestran el lado oscuro del Método Silva de Control Mental ante los intentos por volver a validarlo

Tras una fachada de meditación y relajación sin mayores pretensiones, se esconde un método que propone al ser humano convertirse en su propio dios.
por Redacción 04-03-2022
Los expertos muestran el lado oscuro del Método Silva de Control Mental ante los intentos por volver a validarlo

En las primeras semanas de 2022 algunas celebridades de España han estado hablado en público sobre el cuestionado “Método Silva de Control Mental (MSCM)”. Un intento por volver a publicitar y validar esta técnica que involucra un lado oscuro denunciado por expertos en salud mental.

Fue en España, durante una entrevista en la que el presentador del popular programa “El Hormiguero” abordaba las cuestiones de la salud mental y la meditación, cuando el actor Álex González validó al MSCM, afirmando: “Consigues poner tu estado mental en un estado 'alfa', que es como bajar la frecuencia mental, y te permite estar más abierto a tu subconsciente que, como sabes, es más del 90 % de tu cerebro, y eso es muy interesante”. Además, desde su experiencia de principiante aseguró: “Me ayuda a tomar mejores decisiones, me hace mejor persona” (sic).

¿De dónde viene?

Luego de la intervención del actor, un portal digital español entrevistó a la directora del MSCM en España -e instructora particular de Álex González-, quien aprovechó la ocasión para vender su producto, asegurando que es un “entrenamiento cerebral para producir a voluntad ondas alfa, que están asociadas con la capacidad de relajación, de descanso, de recuperación de energía, de tranquilidad... Pero, también, nosotros les sacamos partido para mejorar el aprendizaje, la memoria, la concentración, la imaginación, la intuición y, en definitiva, nuestra capacidad creativa”. Ya en el clímax de su perorata publicitaria la instructora sacralizó la técnica, ofreciéndola como “un método de vida porque, si lo practicas, te facilita todo”, afirmó.

El creador de esta pretendida cosmovisión es el norteamericano José Silva quien la inventó en 1944, aunque empezó a dedicarse completamente a ello en 1966 en Texas (EE.UU.), convencido de que su hallazgo podía lograr “seres humanos superiores” capaces de ser “infinitos, eternos, omniscientes y omnipotentes”.

Para conseguirlo, Silva propuso un curso que consta de 30 horas de conferencias y 10 horas de ejercitación mental personal. Según decía en su libro de referencia, “los ejercicios mentales no se limitan a enseñar a las personas a relajar la mente y el cuerpo... sino que va un paso más allá. Enseña a las personas la manera de funcionar mentalmente cuando se encuentra en un estado relajado”. Y, capítulo a capítulo, explicaba cómo meditar, hacer visualizaciones, resolver problemas, aprender de forma acelerada, recordar los sueños y usarlos en beneficio propio, deshacerse de hábitos indeseables y llevar a cabo curaciones, entre otras cosas.

Los psicólogos denuncian

Muy pronto profesionales de la salud mental han venido alertando contra este método de apariencia cuasi milagrosa. Recientemente el psicólogo español Carlos Sanz denunció que “su explicación del funcionamiento de la mente (basada en las ondas alfa y en tópicos de autoayuda) es tan ingenua como equivocada, por más que lo recomiende gente famosa”. Y explícito alerta en Twitter: “No caigáis en el marketing del Método Silva”.

Pero si hay alguien que se dedicó a desentrañar con profundidad el MSCM fue el psicólogo argentino José María Baamonde, miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). En los años 90, cuando trabajaba en la Fundación SPES en Argentina publicó un cuadernillo formativo dedicado a este tema, en el que explica el contexto del surgimiento y éxito del control mental, destacando la situación de tensión social, las frustraciones personales, la carencia de un sentido en la vida y el aumento del pensamiento mágico.

Según Baamonde, “estos cursos prometen solucionar todos los problemas y sirven, según sus mentores, para agilizar el estudio, desarrollar la memoria, triunfar en los negocios, arreglar matrimonios (que generalmente después del curso se desarreglan aún más), vencer adicciones de cualquier tipo, adelgazar, dominar poderes supuestamente paranormales, realizar viajes astrales, diagnosticar enfermedades de personas que no conocemos y luego, tratarlas terapéuticamente, comprarse un automóvil, encontrar al 'Dios interior', vivir en armonía con el cosmos...”. Y añade, basándose en su experiencia: “esto, que podría generar una sonrisa, culmina, en ocasiones, en tragedias”.

Porque, como señala el psicólogo argentino, “en el mejor de los casos, muchos de los que participan de estos cursos sólo pierden el dinero que debieron desembolsar... En otros casos, los daños psicofísicos que pudieran ocasionar algunas de las técnicas implementadas podrían ser irreversibles. Lamentablemente, los promotores de estas técnicas se cuidan mucho de mencionar estos peligros y sólo hablan del 'poder ilimitado de nuestra mente' y 'cómo dominarla a nuestro antojo'”.

El carácter sectario de este “control mental”

José María Baamonde desnuda una característica propia de las sectas que puede encontrarse en el MSCM: el “desvelamiento paulatino de la verdad”. Y lo explica así: “En los primeros ofrecimientos, no se pone en conocimiento del futuro cursante todas las técnicas, contenidos y otros aspectos que forman parte del curso, sino que éstos van siendo desvelados paulatinamente, a medida que el cursante obnubila su capacidad de pensamiento lógico, análisis crítico y fortalece los vínculos con el grupo en cuestión”.

Porque si a los asistentes a un curso de control mental les dijeran “que el mismo incluirá elementos de orden esotérico y religioso, muchos desistirían de hacerlo. Pero como esto es desvelado paulatinamente, a través de distintas fases que van adormeciendo la capacidad de discernimiento, cuando se evidencian los elementos más discutibles, prácticamente no hay resistencia”, alerta Baamonde. Entre esos elementos destacan los que el experto argentino denomina pseudocientíficos, ya que en la formación del MSCM enseñan que “en estado alfa se pueden desarrollar poderes paranormales como la telepatía, la clarividencia, la precognición, la telekinesis, etc.”.

Y aún queda un estadio más: si del pretendido científico inicial se pasa a lo pseudocientífico, después “pasan a lo esotérico, postulando que en estado alfa se pueden realizar 'viajes astrales'”, algo que el experto considera “esoterismo puro” propio de “los movimientos gnósticos de última generación”. Y el término del itinerario formativo “raya lo grotesco o ridículo, ya que sostienen que gracias a los viajes astrales se pueden efectuar diagnósticos de enfermedades de personas que en ocasiones incluso ni siquiera se conocen, y ejercer terapéuticas astrales. Es decir, curar astralmente a la persona afectada por una enfermedad”, apunta.

La meta de la autodivinización

Baamonde, buen conocedor de los movimientos sectarios contemporáneos, explica que tras esa fase mágica y astral del control mental viene la “religiosa”, pues “se invita a los participantes primero a ponerse en contacto con el Dios personal de cada uno, para progresivamente incentivarlos a fundirse con 'esa Gran Energía del Universo' y a la cual 'cada religión le puso un nombre distinto'”. En definitiva, advierte el psicólogo argentino, “se propone la autodivinización del participante”.

Queda clara, entonces, la incompatibilidad de técnicas como el MSCM con la fe cristiana, aunque su apariencia sea inocua y de simple ayuda para los problemas personales. Por eso José María Baamonde se lamenta de que “el control mental también es practicado por sacerdotes, religiosas y laicos que, por desconocimiento, no alcanzan a calibrar la envergadura de la cuestión”. De ahí la necesidad de conocerlo y discernirlo bien, ya que “cuando nos enfrentamos con un problema, fácilmente se pierde objetividad y tendemos a buscar soluciones rápidas y, consecuentemente, muchas veces también mágicas”.

Otro de los fundadores de la RIES, el sacerdote español Manuel Guerra, explica en su Diccionario enciclopédico de las sectas que tanto la propia técnica como el “yo” del iniciado en ella “quedan convertidos en una especie de 'ídolo' que desplaza a Dios”. De manera que “por sus presupuestos antropológicos y teológicos, así como por algunas de sus doctrinas, merece ser catalogado entre las sectas, al menos en sus últimos estadios y para no pocos de sus iniciados”.

La dura advertencia de un pastor de la Iglesia

En un documento publicado en 1996, el cardenal Norberto Rivera, entonces arzobispo primado de México, se refirió de forma explícita al MSCM, preocupado por su gran difusión en todo el mundo y particularmente en su país. De hecho, en él señala que “la organización Silva en México se ha dedicado a recabar firmas de sacerdotes y monjas que aprueban el método para facilitar su promoción en ámbitos católicos”. Veamos lo que escribe el purpurado en 18 Preguntas sobre la “Nueva Era”:

“El método contiene elementos de espiritismo y sutilmente lleva a sus practicantes al panteísmo. Maneja muchos conceptos fundamentales de la Nueva Era y centra la esperanza de salvación en los poderes mentales del hombre. A pesar del hecho de que muchos de los maestros del método hablan un lenguaje 'cristiano' y aseguran a sus clientes que el método les ayudara en su vida espiritual, hay elementos substanciales del programa incompatibles con la fe católica”.

Y no es casualidad que el documento vaticano sobre la New Age, Jesucristo, portador del agua de la vida. Una reflexión cristiana sobre la “Nueva Era” (del año 2003), se refiera en su cuarto apartado a José Silva -creador del MSCM- como uno de los autores referentes de los “métodos para alcanzar el éxito y la riqueza” propios de la nueva espiritualidad esotérica.

Para terminar, vale la pena retomar la reflexión del psicólogo José María Baamonde, que escribía en 1994 que quizás “el subtítulo ideal del control mental sea el '...y seréis como dioses' del Génesis. La primera y más antigua de las tentaciones sigue teniendo hoy toda la vigencia que tuvo en el principio de los tiempos”.