Acción del Mal

"Cienciología está muerta". Impactantes revelaciones de un exadepto de la secta

El excienciólogo Roberto Sánchez desenmascara, valiente, historia y actualidad de la Iglesia de Cienciología, subrayando sus "prácticas abusivas y tendencias sectarias".
Portaluz. Luis Santamaría del Río 14-11-2025
Imagen gentileza de Stocksnap. Pixabay

Los días 7 y 8 de noviembre la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (España) acogió un simposio titulado "Grupos coercitivos y derivas sectarias", organizado por la Red de Prevención del Sectarismo y del Abuso de Debilidad RedUNE, una entidad civil dedicada al fenómeno de las sectas, sobre todo en los campos de divulgación y ayuda a las víctimas y afectados.

La primera de las ponencias presentadas supuso un hito importante, ya que se trató de una exposición clara y directa de la realidad de la Iglesia de Cienciología (Scientology), una secta sobre la que pocos exadeptos se atreven a hablar, debido a las represalias que el grupo puede tomar contra ellos. En este caso, el protagonista fue Roberto Sánchez, que llegó a ser auditor y ejecutivo de una sede de Cienciología.

Un "muerto viviente"

Sánchez, mexicano residente actualmente en España, comenzó su intervención afirmando que "Cienciología está muerta", e hizo un repaso de personas que a lo largo del mundo -sobre todo en los EE.UU.- han contribuido a este hecho. "No importa cuántos abogados tengas para hacerles la vida imposible a quienes se atreven a denunciar tu mala praxis", parecía dirigirse a la secta. "No importa cuánto se infle falsamente la cantidad de miembros de tu secta o iglesia: una secta muerta está muerta".

Pero este exadepto aclaró que "es una clase especial de muerto... de esos que intentan regresar de la tumba y volver a vivir para seguir robando la vida a quienes lo rodean". Ésta es la razón por la que Sánchez insiste en desenmascarar "el descenso y posterior colapso de Cienciología, Dianética y Ronald Hubbard", que ha tenido lugar gracias a cientos de personas que "habiendo descubierto sus prácticas abusivas y tendencias sectarias, han expuesto a Cienciología durante décadas y hasta el día de hoy como lo que realmente es".

En el origen: Hubbard, el fundador

Para el ponente, "esta triste historia de mentiras, megalomanía, narcisismo y exageraciones" comenzó en 1938, cuando el joven L. Ronald Hubbard (1911-1986) escribió su libro Excalibur tras una supuesta experiencia milagrosa en la que habría recibido "un gran Mensaje que debía transmitir a los demás", sintiéndose "una especie de mesías". El fracaso de esta obra, por la que no se interesó ningún editor, lo llevó a unirse a la Marina de EE.UU., donde fue amonestado, siendo considerado "carente de las cualidades esenciales de juicio, liderazgo y cooperación".

Más tarde, entró en contacto con John Parsons, un científico fascinado por el ocultismo que era, a su vez, discípulo del brujo inglés Aleister Crowley, líder de la Ordo Templi Orientis. Hubbard, que iba siendo conocido como autor de novelas de ciencia ficción, escribió un libro de mejora personal con "procedimientos de liberación de traumas mentales" que tituló Dianética. Su éxito repentino le llevó a pensar que se trataba de "la vaca que hay que ordeñar para hacerse millonario".

Otro aspecto del fundador de Cienciología resaltado por Roberto Sánchez fue su itinerario matrimonial, desde una relación bígama hasta una demanda de divorcio en la que su esposa alegó que Hubbard era un "esquizofrénico paranoide" que "la había sometido a tortura sistemática, lo que incluía privación de sueño, palizas, estrangulamientos y experimentos de tortura científica", con episodios claros de inducción al suicidio para evitar un divorcio que dañaría a su imagen pública. "Irremediablemente loco", en resumen.

El itinerario del engaño y el acoso

Entre los hechos relatados por Sánchez en su ponencia podemos entresacar cómo Ronald Hubbard "adquirió un doctorado de la no acreditada Universidad de Sequoia" en 1953, o que ese mismo año "el personal de las franquicias de Cienciología y algunos auditores empezaron a vestirse de clérigos, con el alzacuellos". Así, "si eran arrestados en el transcurso de sus actividades, avisados por Hubbard, debían demandar por daños masivos por molestar a 'un hombre de Dios que se dedica a sus asuntos'". La estrategia de acoso judicial fue clara desde el comienzo: "si sois atacados en algún punto vulnerable... encontrad o fabricad siempre amenaza suficiente contra ellos como para demandarlos... No os defendáis nunca; atacad siempre".

La preocupación que la Iglesia de Cienciología generó en los años 50 y 60 en diversos organismos gubernamentales y las decisiones legales que se tomaron contra ella tuvieron como contrapartida, a nivel interno de la secta, la creación de estructuras de defensa que sirvieran para identificar a los enemigos, los considerados "fuentes potenciales de problemas" y "personas supresivas". En 1966, Hubbard creó la Oficina del Guardián, que al crecer la atención periodística sobre el grupo "tomó represalias con cientos de demandas por difamación y calumnia, emitiendo en una ocasión más de cuarenta demandas en un solo día", según Sánchez.

Poco después, en Scientology "se creó la política de fair game [juego limpio], que era aplicable a cualquiera que se considerara 'enemigo'" con las siguientes instrucciones: "puede ser privado de la propiedad o herido por cualquier medio... Puede ser engañado, demandado, mentido o destruido". La Oficina del Guardián, dedicada a estas estrategias, daría paso tiempo después a la llamada Oficina de Asuntos Especiales.

La sucesión en el liderazgo

Hubbard "escogió como sucesor para liderar la organización a Quentin, su hijo, que contaba en aquellos momentos con cinco años". Sin embargo, Quentin se fue apartando del ideal de su padre, llegando incluso a un intento de suicidio. Cuando en 1976 empeoró la salud del fundador, su hijo, atormentado, consiguió definitivamente quitarse la vida, aunque la versión oficial es que había muerto de una encefalitis. Después "la salud mental de su padre, L. Ron Hubbard, se deterioró rápidamente, volviéndose cada vez más paranoico". El líder llegó a esconderse para huir de la justicia, de forma que su esposa tuvo que ingresar en prisión en 1983. 

Finalmente, Hubbard falleció en 1986. En este trance, "los más altos miembros de la Organización del Mar [el órgano de élite de la secta] se hicieron cargo de la Iglesia de Cienciología y purgaron a varios cienciólogos veteranos. Un joven mensajero, David Miscavige, se convirtió en el líder de Cienciología de facto", señaló en su ponencia Roberto Sánchez, quien al comienzo de su intervención había comentado que tanto Miscavige como el actor Tom Cruise -el adepto más famoso- "son clones casi perfectos de Hubbard".

¿Qué es lo que ha cambiado?

Hecho este repaso histórico necesariamente rápido, el excienciólogo explicó con detalle por qué asegura que la secta ha muerto, cuando la realidad es que sigue funcionando en todo el mundo. Según Sánchez, "desde 1950 hasta el año 2000 Cienciología tuvo muchos problemas para controlar la narrativa y la opinión general que tenían las personas. Sin embargo, aún lograba mantener el control de la narrativa debido a que no había medios gigantes de comunicación accesibles para todos". 

Aunque la verdad es que en ese medio siglo hubo personas que hablaron tras salir del grupo, revelando lo que sucede en su interior. Por eso, destacó Roberto Sánchez, "gran parte de vencer a los grupos sectarios proviene de los propios exmiembros que denuncian lo que ocurrió desde dentro de la secta y cómo fueron realmente las cosas para así evitar que la secta controle la narrativa y haga un blanqueamiento total de sus acciones sin que nadie los refute".

¿Qué sucedió después? El uso a gran escala de Internet, que hizo que Cienciología perdiera por completo el control de la narrativa sobre su propia realidad, "acerca de Hubbard, la administración internacional y sus prácticas abusivas". Según el exadepto mexicano, en el ciberespacio "todo sale a la luz". Entre las deserciones más significativas en aquel tiempo se encuentran las de "tres de los más altos mandos de la Organización del Mar: Marty Rathbun (mano derecha de Miscavige), Mike Rinder (director de la Oficina de Asuntos Especiales) y Debbie Cook (responsables de la Base de Tierra de Flag)". 

Las cosas claras

Fue entonces cuando también abandonó la secta Roberto Sánchez. Lo hizo de forma pública, de manera que "casi todos mis amigos y conocidos cienciólogos me dejan de hablar y la Oficina de Asuntos Especiales me hace un manejo de 'agente muerto'. Prácticamente tienes que reiniciar tu vida, y sin recursos, porque los mejores años de tu vida los has regalado con la ilusión de que el mundo sea mejor a través de lo que haces dentro de Cienciología", reconoció ahora.

Desde su experiencia, señaló la falsedad de las estadísticas que ofrece la Iglesia de Cienciología, con números ciertamente exagerados. Porque un verdadero cienciólogo es "alguien que conoce y aplica la tecnología" de Hubbard, conociendo sus ingentes enseñanzas y practicando sus técnicas. Por eso llegó a afirmar que "en Madrid no existen más de cien verdaderos cienciólogos; quinientos en toda España como máximo". Y un cálculo semejante podría hacerse en México. Citando cifras de otros países, Sánchez recordó que en 2009 un estudio serio sobre las religiones en EE.UU. contó un total de 25.000 personas que se identificaban como cienciólogas.

En su conclusión, el exadepto comentó que, aunque "Cienciología se jacta de ser la religión con más rápido crecimiento en el mundo... basta con pasar caminando lentamente por fuera de sus iglesias de Madrid, Barcelona o Ciudad de México para darse cuenta de que sus áreas de captación de público nuevo son desiertos flagrantes a pesar de los grandes y sobrehumanos esfuerzos del personal de captación". 

Y es que "Cienciología dejó de estar viva hace mucho tiempo, si es que alguna vez lo estuvo". Porque se trata de una secta que "nació enferma, creció agonizante e infectando con su purulencia a quien tuvo la mala fortuna de orbitar en ella". Pero "el estado de descomposición de su cadáver es de lo que debemos cuidarnos actualmente". En el fondo, considera que, al haber muerto la Iglesia de Cienciología, los exadeptos o apóstatas -considerados por el grupo "personas supresivas, seres degradados, criminales"- "hemos regresado de ese entierro".