En la misa matutina en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco reflexionó sobre las persecuciones de los cristianos y las que hoy padecen también quienes no son católicos a través de las colonizaciones culturales, las guerras, el hambre, la esclavitud, provocadas por el diablo.
Deteniéndose en la Primera Lectura de este viernes 1 de junio -Epístola I de San Pedro 4,7-13-, el Papa Francisco puso de relieve la actualidad que tiene la enseñanza del apóstol al decir: “Queridos míos, no se extrañen de la violencia que se ha desatado contra ustedes para ponerlos a prueba, como si les sucediera algo extraordinario”. El Pontífice dijo que esta desafiante “parte de la vida cristiana”, es también “una bienaventuranza” si lo vivimos como Jesús, quien fue perseguido a causa de su fidelidad al Padre.
"La persecución es un poco 'el aire' del cual el cristiano vive aún hoy, porque también hoy hay muchos, muchos mártires, muchos perseguidos por amor a Cristo. En muchos países los cristianos no tienen derechos. Si llevas una cruz, vas a la cárcel. Y hay gente en la cárcel; hay gente condenada a morir por ser cristiana, hoy. Hubo personas asesinadas y el número hoy es más alto que el de los mártires de los primeros días. ¡Son más! Pero, esto no es noticia. Y por esto los noticieros, los periódicos, no publican estas cosas. Pero los cristianos son perseguidos", reflexionó el Santo Padre.
Luego el Papa observa que hoy existe además otra persecución: aquella a "cada hombre y mujer, porque son la imagen viviente de Dios”. Al respecto de esto el Pontífice denunció el trasfondo real de esa realidad al decir que: "Detrás de cada persecución, tanto a los cristianos como a los humanos, está el diablo, está el demonio que trata de destruir la confesión de Cristo en los cristianos y la imagen de Dios en el hombre y la mujer. Desde el principio trató de hacer esto - podemos leerlo en el Libro del Génesis-: destruir esa armonía entre el hombre y la mujer que el Señor creó, esa armonía que deriva del ser imagen y semejanza de Dios. Y logró hacerlo. Logró hacerlo con el engaño, la seducción... Con las armas que él utiliza. Siempre hace así. Pero también hoy en día hay una fuerza, yo diría un ensañamiento contra el hombre y la mujer, porque, de lo contrario, no se explicaría esta ola creciente de destrucciones al hombre y la mujer, al humano".
No ser ingenuo
El Pontífice reiteró sus enseñanzas respecto al hambre: una “injusticia”, dijo, que “destruye al hombre y la mujer porque no tienen para comer”, aunque hay “tanto” alimento en el mundo. Luego habló de la explotación humana y las diferentes formas de esclavitud recordando pasajes de un documental que vio hace algún tiempo, grabado a escondidas en una cárcel, en la que están encerrados inmigrantes sometidos a torturas, a formas de destrucción que buscan… “hacer esclavos”. Puso de relieve el Papa que esto sucede después de “70 años de la Declaración de los Derechos Humanos” y vinculó estos abusos con las colonizaciones culturales señalando que: “Cuando los imperios hacen aceptar disposiciones de su cultura contra la independencia, contra la cultura de la gente, imponen cosas que no son humanas para destruir, para la muerte". Esto, puntualizó el Pontífice, es lo que quiere el demonio, precisamente que ocurra: “la destrucción de la dignidad” y “por esto persigue”, reiteró.
"Y al final -concluyó el Vicario de Cristo-, podemos pensar en las guerras como un instrumento de destrucción de la gente, de la imagen de Dios. Pero también a las personas que hacen las guerras, que planean las guerras para tener una potencia sobre los demás. Hay gente que lleva adelante muchas industrias de armas para destruir a la humanidad, para destruir la imagen del hombre y la mujer, tanto física como moral y culturalmente. «Pero, padre, esos no son cristianos. ¿Cómo pueden ser perseguidos?» – Sí, son imagen de Dios. Y por eso el demonio los persigue. Y los imperios continúan las persecuciones hoy. No debemos permitirnos ser ingenuos. Hoy, en el mundo, no sólo los cristianos son perseguidos; los humanos, el hombre y la mujer, porque el padre de toda persecución no tolera que sean imagen y semejanza de Dios. Y ataca y destruye esa imagen. No es fácil de entender esto; se necesita mucha oración para entenderlo".
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