El llanto en público del Papa Francisco es algo que ha sido registrado por las cámaras en pocas ocasiones durante su Pontificado y este 8 de diciembre no ha pasado desapercibido para los medios de comunicación en el mundo.
Ocurrió cuando el Papa Francisco reanudaba, la tarde de este 8 de diciembre, a las 16.00 horas, una tradición muy querida para los romanos, iniciada en 1953 por el Papa Pío XII: la de venerar la imagen de María Inmaculada en la Plaza de España de la Ciudad Eterna. Tradición que fue interrumpida en los dos últimos años a causa de la pandemia. Tras los cantos, el Obispo de Roma depositó su ofrenda floral, a lo que siguieron las letanías y la oración del Vicario de Cristo. Junto al Santo Padre estaban numerosos romanos y turistas.
«Virgen Inmaculada, hoy me hubiera gustado traerte el agradecimiento del pueblo ucraniano por la paz que llevamos tanto tiempo pidiendo al Señor», decía el Papa, rezando de pie y en voz alta una oración que él mismo ha compuesto. A continuación, se quebró, conmovido, y durante unos instantes solo se han escuchado sus sollozos, mientras mantenía baja la mirada. Al mismo tiempo, se ha agarrado con fuerza al sillón, casi con miedo a perder el equilibrio. En ese instante, emocionados, algunos peregrinos han respondido con aplausos. Luego, el Papa ha conseguido retomar sus palabras…
«En cambio, aún tengo que traerte la súplica de los niños, de los ancianos de los padres y madres, de los jóvenes de esa tierra martirizada, que sufre tanto. Pero, en realidad, todos sabemos que estás con ellos y con todos los que sufren, como tú estuviste junto a la cruz de tu Hijo».
«¡Gracias, Madre nuestra! Mirándote a ti, que estás libre de pecado, que podamos seguir creyendo y esperando. Que sobre el odio prevalezca el amor, que sobre la mentira prevalezca la verdad, que sobre la ofensa prevalezca el perdón, que sobre la guerra prevalezca la paz. ¡Que así sea!», ha finalizado su oración el Papa Francisco.