Chile: La Corte Suprema aprueba el caso contra un espectáculo que ofendió a los católicos

01 de diciembre de 2021

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La cuestión de los límites de la libertad de expresión y su interacción con la libertad religiosa es un tema que interesa desde hace tiempo a Bitter Winter. Una de las cuestiones que se plantean es hasta qué punto las expresiones artísticas antirreligiosas provocativas pueden ser censuradas como delitos de odio y ofensas gratuitas contra los creyentes. Si bien los religiosos han promovido la censura de este tipo de obras, también han estado en el extremo receptor de las intervenciones de censura cuando las obras de arte del pasado han sido retiradas de los museos o no se han permitido en Facebook por no ser "políticamente correctas" u ofender a las mujeres mediante representaciones de desnudos.

 

Todo esto demuestra lo complicado de estos casos. La distinción adoptada por algunos autores y tribunales entre la "blasfemia filosófica", que tiene un valor redentor como crítica antirreligiosa articulada, y la "blasfemia gratuita", cuyo objetivo es únicamente ofender a los creyentes, puede ser clara en teoría pero nunca es fácil de aplicar en la práctica.

 

Un caso resuelto el 13 de octubre de 2021 por la Corte Suprema de Chile confirma que la aplicación de las leyes existentes sobre libertad religiosa y delitos de odio es difícil. El caso se refería a Anastasia María Benavente, una intérprete transexual que atacó violentamente al Papa Francisco y a la Iglesia Católica en una actuación durante el programa de televisión "Las Gansas" de la cadena chilena "La Red" el 21 de agosto de 2021.

 

Benavente, cuyo espectáculo aún se puede ver en forma de vídeo en Instagram, apareció rodeada de un hombre escasamente vestido que hacía el papel de sumiso en un acto sadomasoquista. Benavente declaró que "la actuación está dedicada al Papa y a los miembros del Parlamento [de Chile]". Cantó una canción en la que se dirigía al Papa Francisco con estas palabras: "Defeco sobre tu santidad, y también sobre tu autoridad. Defeco en tu zucchetto papal. Deberías arder, arder, arder".

 

A continuación, Benavente continuó bailando y el hombre sacó ostensiblemente con su boca un rosario, es decir, una cadena de cuentas que utilizan los católicos para rezar a la Virgen María, del ano del intérprete. Benavente explicó en su cuenta de Instagram que "no hubo efectos especiales, el Rosario salió realmente de mí, es decir, defequé sobre él y sobre toda esta religión que representa el odio contra el colectivo LGBTTIQA+."

 

¿Qué fue esto, exactamente? Desde el punto de vista de Benavente, fue una actuación artística para apoyar los derechos LGBT y denunciar lo que ella percibe como transfobia católica. Para los católicos, era un discurso de odio, una ofensa gratuita y una violación de su libertad religiosa.

 

Lo que complica el asunto es que Benavente es también una académica. La intérprete es licenciada en Literatura y Lingüística por la Universidad de Chile, y en un principio se le permitió dar clases en la Universidad del Desarrollo, una prestigiosa universidad privada de élite de Santiago de Chile, sólo utilizando su nombre de hombre. Cuando ganó el derecho legal a utilizar su nombre femenino, la universidad redujo los varios cursos que impartía a uno, y fue demandada por discriminación.

 

Pero el hecho de que Benavente sea una académica, y que la actuación tuviera una motivación política, ¿lo eleva de "blasfemia gratuita" a "blasfemia filosófica"? Sí, respondió el 20 de septiembre de 2021 la Corte de Apelaciones de Santiago, que no encontró en la actuación elementos que vulneraran la libertad religiosa de los dos ciudadanos católicos que habían pedido al tribunal que ordenara a Benavente retirar el vídeo del espectáculo de las redes sociales.

 

No, respondió -en mi opinión personal, correctamente, ya que este tipo de actuaciones tienen un alcance ofensivo en sí mismas, al margen de las credenciales académicas de los intérpretes- el 13 de octubre de 2021, el Tribunal Supremo. Los jueces encontraron una probable violación de los derechos constitucionales de los denunciantes católicos, y devolvieron el caso a los jueces inferiores para que lo examinaran más a fondo. Mientras tanto, el vídeo de la actuación permanece en Instagram.

 

 

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