La siniestra ley de eutanasia. Ahora matan a los enfermos mentales
Unánime rechazo está generando la evidente violación a los derechos humanos en Bélgica de personas que son legalmente inhabilitadas. Se trata de que al amparo de una interpretación de la ley, se estaría permitiendo aplicar eutanasia a pacientes psiquiátricos, acogiendo la solicitud de sus familiares o por orden de un tribunal (cuando alguna entidad privada o gubernamental lo solicita).
Es el Observatorio de Bioética de la Universidad de Valencia (España) quien difundió la denuncia del doctor Ludo Vanopdenbosch, neurólogo y veterano diputado del Parlamento belga, en carta (pulse para leer publicación original) que revela se está aplicando la eutanasia a pacientes psiquiátricos sin su consentimiento específico.
Desde el año 2002 hasta el 2016, en Bélgica han sido sometidas a eutanasia más de diez mil personas. Como ha ocurrido con otras leyes que permiten matar a seres humanos, los defensores de la eutanasia y el suicidio asistido suelen alegar razones -enseña Papa Francisco- argumentando una “falsa compasión”. Una vez obtenida la ley es otra la verdad que sale a flote...
En este contexto el pasado miércoles 18 de abril en la Audiencia General el Pontífice reiteró desde la Plaza San Pedro: "Quisiera reafirmar que el único jefe de la vida desde el inicio al fin natural es Dios, y nuestro deber es hacer todo para cuidar la vida".
Al respecto, el periódico ABC de España en artículo firmado por su corresponsal Enrique Serbet expuso ya el año 2016 que hoy los belgas “banalizan la muerte asistida” y matar a otro o ayudarle a que se suicide es apenas un trámite: “En enero de 2013, Emiel Pauwels, que tenía 95 años y estaba considerado como el atleta más viejo del país, decidió que no quería competir más tiempo en esta liga terrestre y convocó a un centenar de amigos para asistir a su despedida de este mundo, con una copa de champaña en la mano”, denunciaba Serbeto.
No es distinta la situación en Holanda. Allí Theo Boer, docente en la universidad de Utrecht, ex miembro de una Comisión que logró legalizar la eutanasia hoy se muestra profundamente arrepentido: “Quienes, como yo, apoyaban la ley sobre la eutanasia, argumentábamos hablando de piedad, de autonomía y de libertad individual. Viéndolo retrospectivamente, digo que nosotros estábamos equivocados. La eutanasia se ha convertido lentamente en algo cada vez más normal y difundido. Muchos otros tipos de sufrimiento, sobre todo existencial, social y psiquiátrico se han convertido en motivo suficiente para pedir la eutanasia”.
Portaluz, presentó también en 2015 el icónico y dramático testimonio de una ciudadana belga que nació mujer y decidió ser hombre, pero que tras arrepentirse y sin poder revertir el proceso, la ley fue irónicamente compasiva para permitirle la Eutanasia.
¿Qué diría Cristo a quienes defienden la eutanasia?
La Iglesia desde sus orígenes proclama y defiende el valor insustituible de cada vida humana desde la concepción hasta su muerte natural, recordaba Papa Francisco el pasado mes de enero en Asamblea Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe (pulse para leer). Principio inevitable para quienes libremente adhieren a la fe en Cristo.
Es Jesús quien en los Evangelios así lo establece. El mandamiento del amor involucra -señala Cristo- toda la ley dada por Dios Padre a Moisés en los diez mandamientos. El “No Matarás” entonces es parte intrínseca del amar y así, del bien común.
Pero no solo por su fe los creyentes se oponen al aborto, la pena de muerte y en concreto -para el foco de este artículo- a la eutanasia y suicidio asistido. La ley civil que efectivamente sirve al bien común tiene sus raíces en la ley moral natural y en especial cuando se trata del derecho a la vida del ser humano.
Son abundantes los documentos Magisteriales que explicitan con sólidos argumentos las afirmaciones anteriores. Así por ejemplo la carta pastoral del obispo chileno Monseñor Fernando Chomalí “Sanar, cuidar, acompañar, consolar, pero nunca eliminar” (pulse para verla); o las más de 40 intervenciones de Papa Francisco en lo que va de su Pontificado, denunciando como un mal a la eutanasia y al suicidio asistido (P.ej. en el Nr. 101 de su reciente Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate).