Fe y Moral

En las luces de Broadway no estaba la paz y perdón. Estando mudo encontró a Dios

David MacDonald actuó en conocidas obras musicales y cinematográficas, consumió drogas hasta el hartazgo e hizo del hedonismo su norma de vida. Todo se detuvo repentinamente cuando quedó mudo. Entonces escuchó la voz del Señor.
por Redacción 03-02-2023
En las luces de Broadway no estaba la paz y perdón. Estando mudo encontró a Dios

Para que el actor canadiense David MacDonald (51) optara por dedicar su vida a implementar herramientas digitales en favor de personas con discapacidad y además sea un incansable luchador por la vida, tuvo que recorrer un impactante camino de conversión. La lucha fue dura lidiando con el alcohol, las drogas y el sexo. Cuando joven gozó de la fama y cautivó al mercado artístico de Broadway, en Estados Unidos. Pero cegado por la idolatría a sí mismo dice, llegó incluso a decidir el aborto de sus dos hijos.

David era el menor de 4 hermanos en un barrio pobre de la ciudad canadiense de Ottawa. Su innato talento actoral y musical le hicieron fijar su mirada en Nueva York y a los 19 años, dejó todo para alcanzar la fama. No era fácil y debía hacer de músico en locales nocturnos y en las estaciones de metro para comer. "Fue entonces cuando la inocencia se había esfumado -sentencia-, la vida impura comenzaría a dar sus frutos. Era solamente el principio, el pre anuncio de lo que mi falta de castidad llegaría a costarme".

La promiscuidad y el aborto

La ambición ya causaba estragos en David, que era reconocido como un excéntrico vividor. "Yo entendía el sexo como algo que haces por diversión. Salía con una chica que había conocido cuando tocaba en el Central Park. Después de un embarazo inesperado, la ´ayudé´ a arreglar las cosas para abortar. Esto la afectó verdaderamente, pero estábamos seguros que un bebé no era algo bueno para nosotros en ese momento ya que ella era estudiante de danza y yo estaba en pleno ascenso en la escalera del mundo del entretenimiento. Ambos estábamos locos por el éxito".

En la carrera por ser reconocido -afirma- no había espacio para la culpa. Pronto vería frutos logrando éxito como actor de reparto en películas de las compañías Paramount y Columbia Pictures. Más tarde, obtuvo el rol más importante de su trayectoria: ´Gato Rock & Roll´ en el musical de ´Cats´ en la gira de la agrupación por los Estados Unidos. "Estuve en todas las fiestas de Nueva York, codeándome con toda la gente famosa, drogándome y bebiendo con ellos. Los representantes me decían ´vas a ser una estrella´ y yo les creía".

Las luces de Broadway lo cegaban. Consumía drogas hasta el hartazgo haciendo del hedonismo una norma de vida. "Todo lo que tocaba yo lo hacía oro", recuerda. En ocasiones, inquieto por su futuro, intentaba cambiar de vida, pero no levantaba cabeza y la promiscuidad seguía causando estragos. Fue así como sin límites, decidió que su pareja se realizara un segundo aborto. "Había conocido a una chica que era médico y bailarina profesional de un conocido grupo de danza. Una noche me contó que estaba embarazada. Acordamos que era inconveniente tener un bebé porque estábamos ´edificando nuestras carreras´ y lo matamos". Con dolor relata David, "del éxito como bailarines pasamos al desequilibrio emocional. Después del aborto, un vacío nos inundó y al igual que muchas parejas que abortan, tiempo después rompimos".

La voz desaparece...

A los 24 años David caía en picada. Las drogas y su vida licenciosa empezaron a cobrar el precio. "Mi aspecto era desastroso, el demonio me había tomado. Había caído en un desorden de alimentación. Me enfermé gravemente con una úlcera en la garganta. El doctor me dijo que no debería hablar por tres semanas. Fui soberbio, y seguí cantando. Luego mi voz se fue por completo". De esta manera se esfumaba el sueño de ser el mejor en Broadway. "No pude hablar durante tres años. Me comunicaba por escrito con papel y lápiz. Los efectos del aborto evaporaron mi carrera. Caí en depresión. Estaba solo con mi mente miserable. No podía hablar más de diez minutos por día".

El oratorio San José, para cambiar la vida

Abatido, MacDonald se deshizo de sus pertenencias y regresó a Canadá. El proceso de transformación vendría de la mano con la desorientación que lo ahogaba en el recorrido del autobús que llevaba su humanidad de regreso. "Iba a Montreal a encontrarme con un Gurú, famoso de la New Age, que me iba a dar un nuevo nombre, a rescatarme. Pero cuando tomé el autobús me perdí y me bajé en cualquier lado. Miré alrededor y vi una iglesia gigantesca, era la basílica del Oratorio San José, quedé paralizado por su belleza y majestuosidad".

Un grupo de ancianas estaba adornando la imagen de Jesús en el templo. Este gesto conmovió a David y en el momento pensó "¡Estas mujeres tienen fe!". Su devoción impulsó a que más tarde regresara a Ottawa, lugar donde decidió seguir a Cristo. "Accidentalmente dejé mi casa cerrada por dentro y me quedé afuera. Caminé por el vecindario pensando qué podía hacer. Golpeé la puerta de la rectoría de la parroquia de St. Mary y el padre Bob Bedard me alojó durante tres noches. Hablamos y cuando escuchó toda mi historia de Montreal, me dijo que necesitaba ser alimentado espiritualmente. Me invitó al grupo de oración e inicié mi seguimiento de Cristo. Comencé a ir a misa en 1989, a rezar el rosario diario en 1991 y me hice católico en 1995".

Desde el año 2000 el restaurado y converso David lleva a cabo un noble proyecto de inclusión social para personas discapacitadas. Iniciativa que además le permitió reencontrarse con la música. "Una historia de diez años fuera de la música y el milagro de darme una carrera en tecnología para personas con discapacidad, me ayudó a superar mi propia discapacidad". Su testimonio ha sido ejemplo para movimientos que defienden la vida en Estados Unidos y ha participado en importantes encuentros católicos en Iberoamérica. La vida de MacDonald tiene un nuevo giro, desde el 1° de enero de 2011 cuando se casa con Kristen, una evangélica convertida al catolicismo. "Dios -dice concluyendo- nunca deja de sorprenderme con sus planes. No tenemos ni idea de lo que quiere hacer con nosotros, pero esperamos y oramos para que seamos fieles a Él durante el tiempo que tengamos de vida".