Cambió la decisión de abortar a su hijo gracias al testimonio de una madre adolescente
Cuando a los 19 años Gonzalo y su novia Ana descubrieron que iban a ser padres, conocer el testimonio valiente de Marta Páramo, que tuvo una niña a los 16, los animó a seguir adelante. Cambiar la decisión inicial de abortar y respetar la vida de su hijo, les ha traído una inmensa felicidad.
“Al principio sufrimos mucho y pasamos muchísimo miedo. Tienes 19 años, y tus padres te han preparado una vida: la carrera, trabajar, casarte y tener hijos. ¡Y de repente vas a ser padre! Lo primero que pensamos fue que eso no nos podía pasar a nosotros, por qué”, relata Gonzalo a la periodista María Martínez López para Alfa y Omega. En ese momento, su reacción fue “cómo podíamos quitarnos el problema de encima de la forma que menos nos afectara”. Como estaban muy descolocados, se dieron unos días para tranquilizarse y pensar qué camino seguir.
Educado en un colegio católico, Gonzalo se consideraba contrario al aborto; y sus convicciones serían puestas a prueba. “Decías «si algún día me pasa, claro que seguiré adelante». Pero no tienes ni idea hasta que ocurre. Cuando defendía la vida en el instituto en el que hice 2º de Bachillerato, mis compañeros me decían «ya veremos si algún día te pasa a ti»”, recuerda.
Pero su novia veía el asunto con otro prisma. “Era la que más miedo tenía porque le afectaba más directamente (vivir el embarazo, que la juzgaran), y quería abortar. Yo intenté darle mi máximo apoyo, al tiempo que le hacía ver que la salida fácil era la equivocada; que una vida vale mucho más”.
“Una gran oportunidad...”
En esos días de incertidumbre, Gonzalo recordó que poco antes, en el colegio, les habían puesto un vídeo con el testimonio de Marta Páramo. Madre a los 16 años, desde entonces ha compartido varias veces su testimonio en entrevistas y en actos provida. En su día Gonzalo no le prestó demasiada atención, “fue más bien algo anecdótico”, dice; pero ante la inminencia del aborto de su hijo se acordó de esta chica.
“Quién mejor que ella para contarnos cómo afrontarlo”, pensó. La localizó por Facebook y le pidió quedar los tres juntos. “Me dijo que claro, y vino con su hija. ¡Cómo íbamos a optar por la salida fácil viendo a esa niña...! Marta nos contó su historia de una forma increíble, y nos dijo que, si ella había podido, nosotros teníamos una gran oportunidad de demostrar que también éramos capaces. Lo hablé con Rocío, y decidimos tirar hacia delante”.
Reconoce que no ha sido fácil. “Para la madre han sido meses muy duros. Había que estar allí, apoyándola”. Tampoco los abuelos se lo tomaron bien; “de hecho, los míos peor que los suyos -reconoce-. Con 19 años, les rompes los esquemas. Es algo que no te afecta solo a ti, sino a tus padres, hermanos...”. Ahora que el pequeño Lucas ya tiene cuatro meses, “se les cae la baba, hasta tal punto que cuando el niño está en casa el que menos está con él soy yo -ríe-. Y la relación entre nosotros tampoco tiene nada que ver. Hay muy buen rollo y ganas de ayudar”.
Dar testimonio de la felicidad que trae ser padres
Otro cambio que este joven ha notado en su vida es que “hace dos años me quejaba todo el rato de que no tenía tiempo para nada. ¡Y lo único que hacía era estudiar, jugar al tenis y quedar con mis amigos! Ahora la situación te obliga a sacar tiempo. Voy a la universidad por la mañana, y por la tarde trabajo dando clases de tenis para lo que le pasamos a su madre para la manutención. Desde el principio, quise que mis padres vieran que de verdad me quería hacer cargo del niño. Aunque ellos después se ofrecieron a ayudarme, debo asumirlo yo”. Entre su trabajo y los regalos de mucha gente, “mis padres casi no se han gastado ni un euro”.
Estudiando, trabajando y haciéndose cargo de su hijo algunos ratos a la semana, Gonzalo subraya que también tiene tiempo para seguir viendo a sus amigos, aunque ahora ellos van más a su casa. Y, entre toda esa actividad, también se les ocurrió ofrecerse con Ana para dar su testimonio este domingo 24 de marzo en Madrid en la Marcha Sí a la Vida... “Se me ocurrió un día -recuerda- pensando en cómo Marta Páramo había ayudado a cambiar de opinión a mi novia. Pensé que si con nuestro testimonio se podía salvar también aunque fuera solo una vida, estaría satisfecho. Quiero decir a todos los padres y madres que ahora estoy increíblemente feliz. Y que, si alguien se enfrenta una situación similar a la mía, aunque ya hayan metido la pata, están a tiempo de no meterla hasta el fondo abortando. Hoy hay mil ayudas”, como las que ofrecen las entidades convocantes de la manifestación.