Esperanza de salvación para Europa
Durante al menos dos décadas, Europa ha sido descrita como el epicentro de la crisis cristiana, con el colapso de la práctica religiosa y el aumento de la indiferencia religiosa, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Según informa Comunión y Liberación los estudios sociológicos y los análisis demográficos, ya no estaban interesados en la Misa y los Sacramentos. La confirmación vino de los bancos de las iglesias, cada vez más vacíos, con cada vez menos niños, no solo en el norte, profundamente secularizado, sino también progresivamente en el sur, incluida Italia. Luego, lentamente y no siempre visible a simple vista, el primer atisbo de una inversión de la tendencia. Incluso en Alemania, donde por primera vez en años -aunque la situación sigue siendo crítica, con las vocaciones sacerdotales en un nivel muy bajo- 1.839 alemanes han optado por unirse a la Iglesia católica. Se trata de un aumento con respecto a 2023, al que se suman las 4.743 personas que, tras haber abandonado la Iglesia (en Alemania se puede salir cancelando su inscripción en un registro especial, evitando así el costoso impuesto eclesiástico), han pedido regresar. Los "nuevos" católicos, como en Escandinavia, son casi en su totalidad antiguos protestantes.
Le preguntan en el periódico La Croix al obispo Erik Varden -comenta el analista de Cope Jose Luis Restán- sobre la búsqueda espiritual de nuestra época, que parece haberse activado en unas sociedades occidentales cada vez más secularizadas. Y Varden, que no pasa una, responde. "¿Realmente está aumentando la secularización? Tengo mis dudas. Creo que estamos en un punto de inflexión... el materialismo galopante de las últimas décadas ya no nos convence; vemos la fragilidad de sistemas económicos que, hace apenas unos días, creíamos eternos; nos desconcierta la inestabilidad política, las guerras y la violencia en nuestras ciudades, incluso en Escandinavia; los avances de la inteligencia artificial nos fascinan y nos inquietan a la vez.... Al habernos confiado ciegamente al progreso técnico, vemos su vulnerabilidad. El reciente apagón eléctrico en la Península Ibérica fue como una parábola: basta con que alguien, en algún lugar, por la razón que sea, corte el suministro eléctrico para que todas nuestras empresas se detengan, dejándonos incapaces incluso de hervir un huevo. Ante tales fenómenos, la humanidad se plantea preguntas, busca criterios que permitan construir una existencia, y una sociedad con alguna promesa de estabilidad".
Y continúa el monje obispo de Trondheim: "Creo que esta es la situación global que despierta una sed, no tanto de espiritualidad como de verdad; ya era hora de que esto sucediera, tras un período intelectual y artísticamente árido, marcado por un relativismo soporífero". Y cuando le interrogan sobre el número creciente de adultos que piden el bautismo en Francia y otros países europeos, expresa su convicción de que el Evangelio de Cristo, proclamado por la Iglesia, es la verdad, que puede quedar oculta u olvidada por un tiempo, pero no desaparecerá. "Nuestros contemporáneos buscan algo más, un pan sustancial... y advierte: la Iglesia tiene el solemne y gozoso deber de proporcionárselo, cuidando de no servir piedras en su lugar".
"Está sucediendo algo que nos sorprende y nos alegra", dijo a Comunión y Liberación el obispo de Arras, monseñor Olivier Leborgne, mirando el número de bautismos de Pascua registrados en las 98 diócesis francesas. Más de diez mil entre los adultos (el doble que hace un año), más de siete mil entre los jóvenes. Números como estos no se veían desde hace décadas en el país que hizo del laicismo un dogma. En 2002, cuando Europa todavía debatía si incluir las raíces judeocristianas en una propuesta de Constitución (que luego fue rechazada por Francia y Bélgica a través de referéndums), solo hubo cuatro mil bautismos de adultos. Son principalmente los jóvenes de 16 a 25 años los que solicitan con confianza el sacramento de la iniciación cristiana: tienen "la voluntad de compartir su fe en una sociedad sin complejos", explica la Conferencia Episcopal Francesa, donde se leyeron las razones para solicitar el ingreso en la Iglesia. De manera más general, señalan "una sed de interioridad" como nunca antes se había visto en esta área del mundo.
Fuentes: Cope, Comunión y Liberación, La Croix