Familia

Tras un fatal accidente Emmanuelle explota con su marido: “Si tu Dios existe, ¿por qué ha ocurrido esto?”

Emmanuelle ha perdido toda fe y lo relata en el canal de YouTube Découvrir Dieu. Tras un grave accidente de tráfico en el que muere una desafortunada víctima, ya no le queda ninguna duda: Dios no existe, no puede existir, no después de aquello. Pero una palabra, una simple palabra, cambiará el curso de su vida.
por Redacción 05-04-2023
Tras un fatal accidente Emmanuelle explota con su marido: “Si tu Dios existe, ¿por qué ha ocurrido esto?”

Cuenta esta mujer francesa que creció en una familia católica pero no practicante, a diferencia de su esposo -a quien conoció en el Instituto- quien sí procedía de una familia católica que vivía su fe. "Entre nosotros, los intercambios sobre el tema de la religión eran siempre conflictivos", comenta Emmanuelle.

Fue al final de sus estudios que ocurrió aquél grave accidente de coche, donde hubo una víctima fatal; y entonces ella se llenó de rabia, recuerda en el video que puedes ver al final. "Me enfadé con mi marido diciéndole: «Si tu Dios existe, ¿por qué ha pasado esto? ¿Por qué ha pasado esto?»".

Años después aún arrastraba esas emociones cuando tuvo su primer hijo. Aunque físicamente estaba sana, se sentía muy cansada -dice- y decidió buscar la ayuda de una acupuntora. "Las paredes de su consulta estaban cubiertas de iconos de la Virgen. Hablamos de mis preocupaciones y, de una cosa a otra, sacamos el tema del accidente. En ese momento me derrumbé diciendo: «Quince años después, sigo llorando y la rabia no me ha abandonado». Aquel día me dijo algo que me pareció totalmente inofensivo, pero que se me quedó grabado: «Pedid y recibiréis»".

"Abriré mi corazón"

Curiosamente, un mes después, ¡otra persona le dijo exactamente lo mismo! Empezó entonces a hacerse algunas preguntas... Y entonces un amigo, sacerdote, le propuso que siguieran ella y su esposo un camino espiritual, especialmente diseñado para parejas. Se lo pensó y decidió probar durante un año, aunque si no le gustaba igual podía retirarse antes, reflexionó. Una noche, en el encuentro, se propuso que el grupo rezara por ella y su esposo.

"Yo no me sentía muy a gusto, pero alguien añadió: «Tened muy claro lo que queréis confiar a Dios: ¡no dudéis en pedirle lo que queráis!» «De acuerdo, Señor», me dije interiormente, «si quieres que crea, que tenga fe, que me entregue, me gustaría que me dieras una señal, que volvieras a hablarme». Y en ese instante, desde el fondo de la sala, alguien dijo: «He tenido una palabra en mi corazón desde el principio de la tarde: Pedid y recibiréis». Me levanté de un salto: «Esta palabra es para mí. ¡Es realmente para mí! ¡De acuerdo, Señor! He comprendido, abriré mi corazón...»"

"No eras culpable"

El deseo de conocer a Dios continuó creciendo durante ese año, pero la cólera no le abandonaba y tenía tantas preguntas. Estando así las cosas, llegó un día en el cual fue su turno -dice Emmanuelle- de dar testimonio ante la comunidad que la había acogido...

"Hablé con mucha naturalidad de mi accidente, de la rabia, de mis dudas, de mi culpabilidad. Al final expliqué que, durante quince años, estuve esperando un juicio que nunca había tenido lugar. El sacerdote que nos acompañaba me contestó muy tranquilo: «Si no has tenido un juicio, es porque la mujer de la víctima no presentó cargos contra ti». En quince años, era la primera vez que oía algo así. Todos quienes me conocían intentaban tranquilizarme, pero que no era mi culpa ¡nadie me lo había dicho nunca! Sentí que se me caía un peso de los hombros. Dije: «Señor, lo comprendo, estás aquí». Desde entonces, nunca he dejado de confiar en Él, todos los días de mi vida".