Con firmes raíces en la Sagrada Escritura y la Tradición, la Encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco enriquece el Magisterio de la Iglesia y ofrece a la humanidad las certezas de la fe como fundamento de una convivencia fraterna.
 
“No puede admitirse que en el debate público sólo tengan voz los poderosos y los científicos. Debe haber un lugar para la reflexión que procede de un trasfondo religioso que recoge siglos de experiencia y de sabiduría (…) La Iglesia «tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación» sino que procura «la promoción del hombre y la fraternidad universal»”, señala al respecto en los números 275 y 276 de la Encíclica el Pontífice.
 
Sin embargo, se hace cargo también de lo que podría ocurrir si no se logra vencer la que llama “cultura del descarte”: “Partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano (…) «La obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca». El “sálvese quien pueda” se traducirá rápidamente en el “todos contra todos”, y eso será peor que una pandemia”.
 
La Encíclica concluye con una “Oración al Creador” y una “Oración Cristiana Ecuménica”, en las que se pide a Dios -en la primera de ellas-, albergar en el corazón “un espíritu fraternal” y en la segunda: “reconocer a Cristo en cada ser humano”.
 
Acceda y descargue la Encíclica completa pulsando aquí

 
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