Lo miro al Nazareno en la Cruz con lágrimas en los ojos, igual que la mamá que llora porque no tiene qué poner en la mesa para sus hijos.

 

Lo miro al Jesús crucificado con la sangre que chorrea por su rostro, igual que el pibe   perdido por la droga que se enredó en lo que fuera para poder consumir.

 

Lo miro al hijo del Carpintero clavado en la cruz agonizando, aunque es inocente - ¿a quién le importa que es inocente? - y veo a tantos perseguidos, aunque son inocentes.

 

Lo miro al Hijo de Dios, ahí tan frágil, tan sufriente y veo a quienes hoy lloran mares por haber perdido el trabajo. Por estar enfermos, sin quizás la medicación que necesitan. Por no tener un peso en el bolsillo para hacer frente a tantas necesidades.

 

Lo miro y puedo ver los rostros de mis hermanos y hermanas que sufren y sufren, un sufrimiento cruel, injusto, desesperanzador.

 

En estas Pascuas estira la mano y dásela a alguien que sigue crucificado, ayúdalo a bajar de la Cruz.

 

Ayuda a uno, a un sólo hermano desesperado y vas a ver que le encontraste sentido a tu vida aquí y ahora.

 

Todas las bendiciones de Cristo Resucitado para tu alma.

 

Feliz Pascua

Compartir en:

Portaluz te recomenienda

Recibe

Cada día en tu correo

Quiero mi Newsletter

Lo más leído hoy