Cuando mis hijos mayores eran niñitos -para mí no dejan de serlo y por más que sean unos osos los sigo viendo chiquitos- había un dibujo animado que les gustaba ver… tenía muy poco diálogo y siempre repetía la misma frase: "¡Por el poder de He-Man!"

Pasaron los años y por esos extraños -y santos- caprichos de la Divina Providencia ya he viajado diez veces a Roma desde que Francisco es Papa, o el Papa es Francisco.

Cada viaje es todo un tema en los alrededores, donde hay que acomodar todo lo in-acomodable, desde la casa, hasta los trabajos o los proyectos de voluntariado que hay en marcha.

Cuando llega el momento de partir me despido como si me fuera por años y Yaco en su inocencia -de niño- me dice siempre "Mami andá tranquila que vamos a estar bien sin vos". Cuando lo escucho no sé si reír o llorar.  
Eso sí antes de partir me da el listado extensísimo de todo lo que tengo que comprar para la gente que ha venido a dejar su pedido y alguno de los miembros de esta ha anotado en un papelito que anda por ahí, hasta que Yaco registra el pedido en una lista que parece infinita. Increíblemente los papeles siempre aparecen y a todos se les trae su encargo. 

Los más grandes ante el enojo de Yaco que no concibe bromas en este tema, dicen "mamá poné un servicio puerta a puerta a Roma”, o "ma dedicate a ser comisionista a Roma", etc. Hasta que Yaco opina y todos se callan: "Con la fe de la gente no se juega, y menos con el PODER DE LA FE". 

Una vez en Roma, vivo con la lista enormísima que me da Yaco en el bolsillo, convivo con la lista que tiene varias páginas y que contiene siempre cosas insólitas, ejemplo: dos llaveros con el Papa en un lado y en el otro Santa Rita. Mientras camino intento encontrar cada pedido y al último día si veo que ya no encuentro ese pedido especial compro algo parecido, es decir sino es Santa Rita, es el sagrado Corazón de Jesús y del otro lado el Papa Francisco.  Otros pedidos -la mayoría- son más simples; un rosario bendecido por el Papa o una medallita con su rostro, bendecida por él.

Una vez caminando de puesto en puesto, de negocito en negocito, encontré en la calle a una monjita que llevaba cientos de rosarios de rosas atados en una cuerda, la frené y le pregunté ayudada por señas si hablaba italiano o inglés -yo tampoco los hablo- a lo que siempre con señas me dijo que no.

Como pudo me dijo cuanto había pagado los rosarios -que eran más baratos de los que yo los pagaba- y como vio que no le entendía nada, me tomó de la mano y me llevó unas cinco cuadras donde un chinito que habla un poco de cada idioma que existe… Admirable o necesidad de vender. 

La monjita me llevó a los rosarios, un cura amigo me indicó donde comprar medallitas y un guardia del Vaticano donde comprar llaveros -le vi uno y ahí nomás pregunté- , es decir donde los venden más barato porque rosarios, medallitas y llaveros en Roma te venden hasta en las verdulerías. 
 
La Providencia Divina siempre actúa,  como la canción "aunque no lo veamos el sol siempre está" y además un amigo, siempre me regala rosarios del Papa, que Yaco custodia para casos muy especiales como enfermedades, intentos de suicidios o similares.

Para cada quién algo para que se lleve. Cuando paso aduana -gracias a Dios me conocen- con tantas cosas, siempre les digo los mismo "les doy mi palabra que no vendo nada" y hasta ahora con Yaco venimos cumpliendo. Mantelitos, llaveros, medallitas, rosarios, denarios, almanaques, agenditas, remeras, estampas, etc. Trafico días con los pedidos que llevo a bendecir por grupo, de acuerdo a como los voy consiguiendo. 

En el fondo y después de tantos encargos  he llegado a la conclusión que la gente -nuestros hermanos y hermanas- quieren tener algo que bendijo el Papa y que tenga su rostro o venga de Roma. Estas personas, y ojalá me equivocara, jamás van a viajar a verlo a ningún lugar.

Cuando vienen a buscar el rosario, o la medallita o lo que sea, lloran, ríen, nos abrazan y dejan en la casa una presencia de amor y paz.

Ya pasaron dos años y Yaco ha ido registrando para sí algunas devoluciones que nos  hace la gente. Una señora en sillas de ruedas comenzó a caminar; una jovencita que le daban dos meses de vida aún está andando y se la ve muy bien -pasó un año-; un señor consiguió la adjudicación de una casa de manera insólita; otros al final de sus vidas partieron pero los familiares nos cuentan que con mucha paz. Otros sanaron sus vidas y pudieron salir del odio y la venganza, tantos casos y todos tan distintos. "El poder de la fe", la fuerza del amor de Dios. 

Hace poco un pibe ateo, que siempre me encargaba rosarios para alguien que le pedía, nos terminó diciendo que comenzó a creer de tanto que vio. Por eso quizás sea verdad lo que dice Yaco cuando le preguntan "a qué va tu mamá a Roma?" Y él con una sonrisa de sol, y un convencimiento que convence contesta: "A buscar rosarios y cosas para la gente, eso sí bendecidos por el Papa Francisco".

Quizás si pudiéramos vivir y ver la vida como niños todo sería más fácil ¿verdad?


 
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