En una excelente entrevista publicada por Avvenire en Italia, Jacques Testart reitera algunas de sus principales preocupaciones acerca de la inseminación artificial. Testart, es un hombre laico y de izquierda, pero no cualquiera, pues fue el "padre" del primer bebé gestado en una probeta. Pero desde hace muchos años, el biólogo ha iniciado un proceso de revisión crítica de las prácticas de fertilización extra corpórea (in vitro), llegando a establecer como una «esclavitud» la maternidad subrogada y atacando la idea prometeica de algunos científicos.

Interrogado sobre su último libro impreso a la fecha (Faire des enfants demain, Haciendo los niños de mañana), Testart explica que "en comparación con la eugenesia histórica, dolorosa y autoritaria, hoy se extiende una eugenesia consensual, en el sentido de que son las mismas personas quienes buscan tener unniño normal, eliminando embriones presuntamente anormales. En Europa, el fenómeno se inicia con la fertilización in vitro y la elección por parte del médico de los gametos masculinos. Esto se presenta como un acto generoso, dado que la elección permitirá concebir hijos que no están enfermos y símiles al padre. ( ... ) Hoy en día, por todo el mundo, el fenómeno explota con los bancos de gametos y selección de embriones".

Aprendices de brujos

Hoy la fecundación asistida, "es un proceso doloroso para las mujeres". Si las técnicas mejoran, en el futuro esto va a conducir a "una especie de clonación social, sin pasar a través de la clonación en un sentido técnico. Se eliminarán algunos tipos de la humanidad de hoy en día, con la idea de que los nuevos personajes son superiores y ventajosos". Pero esto importa un grave riesgo, advierte Testart, porque así actuamos como  "aprendiz de brujo", aunque "no tenemos idea de a dónde vamos. ( ... ) En este contexto, fabricando individuos genéticamente similares arriesgamos firmar la muerte de la especie en el transcurso de dos o tres siglos".

Una cuestión social

El problema no es sólo médico, sino también social y cultural, dice el biólogo. "Por ejemplo, cuando los ginecólogos franceses piden congelar los óvulos de las mujeres que no tienen ningún problema, pero que por razones de su carrera u otra no quieren tener hijos estando tan jóvenes, está claro que esto no es un problema médico. Es una cuestión social. Por ejemplo, se puede exigir al empleador no impedir el ascenso de las mujeres profesionales con hijos. No corresponde al médico resolver la situación con tales artificios. En paralelo, también es cierto que en la Francia de hoy el 25 por ciento de las parejas que solicitan la fecundación in vitro realmente no lo necesitan. Bastaría que esperasen un tiempo". Es una lógica retorcida que se nutre de creencias erróneas; tomemos un ejemplo… "el caso de las mujeres que piden congelar sus óvulos. Se invoca una supuesta desigualdad respecto a los hombres, que teóricamente permanecen fértiles durante toda su vida. Los Ginecólogos pretenden compensar esta desigualdad con la técnica".

Sólo los católicos comprenden

Finalmente Testar dedica una broma a su situación personal. Él, un hombre laico y de izquierdas, se encuentra situado en la misma posición de muchos católicos… "Los únicos que entienden lo que estoy diciendo y resisten un poco. Lo que,personalmente, me aflige. Soy un hombre de izquierda, y me expongo a las burlas de mis amigos cuando les digo esto. Ni siquiera quiero hablar de ello". Yo, dice, "no he recibido ninguna educación religiosa, en absoluto, sino que pertenezco a la cultura judeo-cristiana, sin ser directamente un judeo-cristiano. Y entonces, constato que las grandes religiones no han concebido por casualidad algunas propuestas comunes para el bien de la humanidad. Es de este modo que se puede ser capaz de vivir en sociedad".

 
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