A lo largo de esta semana, una afirmación del obispo de Solsona (España), Xavier Novell, en su glosa del pasado domingo 21 de mayo, ha recibido las críticas de los colectivos LGBT, las de varios ayuntamientos, incluido el de Cervera, que pretendía declararle persona non grata, y las de la Generalitat de Cataluña, al considerar que monseñor Novell vinculaba la homosexualidad con la ausencia de la figura paterna en las familias.

Según informa Forum Libertas, en este artículo que por su interés publicamos… Las críticas fueron reproducidas inmediatamente por numerosos medios de comunicación; pero, posteriormente, la directora general de Igualdad, Mireia Mata, explicaba que los letrados del Gobierno catalán habían revisado la glosa dominical del obispo y desestimaban sanción a monseñor Novell.

La razón era bien sencilla: lo que había hecho el obispo de Solsona en su glosa dominical era recordar un fragmento de la encíclica ‘Amoris Laetitia’ del Papa Francisco, en el que se preguntaba si “la confusión en la orientación sexual de bastantes chicos no será debida a que en la cultura occidental la figura del padre estaría simbólicamente ausente”.
 
El obispo recordaba también que el Papa afirma que “todo niño tiene derecho a recibir el amor de una madre y de un padre, ambos necesarios para su maduración íntegra y armoniosa”.

Así pues, ante lo que dijo el obispo Novell y las palabras del Papa, cabe preguntarse cuál es la opinión de científicos expertos en esta cuestión. En ese sentido, un prestigioso estudio concluía ya en 2006 que gays y lesbianas tienen más posibilidades de haberse criado en una familia sin la presencia del padre o de la madre, respectivamente.
 
Por otra parte, otros dos estudios señalan que “nadie nace gay” y el testimonio de un profesor que fue criado por dos mujeres lesbianas considera que “la ausencia de la figura masculina le creó dificultades para relacionarse con las mujeres”.

La figura del padre y de la madre, esenciales

Un primer estudio que viene a corroborar la cuestión que el Papa planteaba en su encíclica es’Childhood Family Correlates of Heterosexual and Homosexual Marriages: A National Cohort Study of Two Million Danes’ (‘Correlatos de familia de la infancia de matrimonios heterosexuales y homosexuales: Un estudio nacional de cohortes de dos millones de daneses’, elaborado por Morten Frisch y Anders Hviid, donde se concluye que la homosexualidad no nace, se hace, y lo vivido en la infancia influye.
 
El estudio se publicó en el número de octubre 2006 de la revista Archives of Sexual Behavior y se basa en una encuesta hecha a dos millones de personas nacidas en Dinamarca entre 18 y 49 años por lo que se trata de una muestra muy significativa. Cabe recordar también que Dinamarca fue el primer país en legalizar las uniones homosexuales y tiene completas estadísticas de uniones del mismo sexo desde 1989.
 
Entre las correlaciones observadas en ese estudio hay que destacar las siguientes:
 
“Nadie nace gay”


Por otra parte, el mito del gen homosexual no es cierto porque “nadie nace gay”, según afirmaba por esas fechas el científico Neil Whitehead, que trabajaba para el Gobierno de Nueva Zelanda ante Naciones Unidas y el Organismo Internacional de la Energía Atómica.

Aunque uno de los principales argumentos del homosexualismo político es que la homosexualidad es una condición genética, dos estudios de expertos científicos venían a coincidir en que la condición homosexual no es genética sino que se trata de un comportamiento adquirido.

Su afirmación se basaba en el estudio de gemelos idénticos, univitelinos, que comparten el mismo código genético. Es decir, que si uno de ellos fuera gay el otro también lo sería.

El primero de los estudios, elaborado por Neil Whitehead, arrancaba precisamente de ese presupuesto. Pero los resultados de su estudio revelaron que “si uno de los dos gemelos muestra atracción por personas del mismo sexo, la posibilidad de que el otro gemelo lo haga son solo del 11% para los hombres y del 14% para las mujeres”. Así, lo que genera el comportamiento gay son factores posteriores a su nacimiento.

El segundo estudio al que hacemos referencia, publicado en 2002 y elaborado por Peter S. Bearman, del Institute for Social and Economic Research and Policy de la Universidad de Columbia, y Hannah Brückner, del Departamento de Sociología de la Universidad de Yale, llevaba por título ‘Opposite-Sex Twins and Adolescent Same-Sex Attraction’ (‘Gemelos de sexo opuesto y atracción del adolescente hacia el mismo sexo’).

La muestra para el estudio eran 5.552 pares de gemelos en Estados Unidos y venía a demostrar que la atracción hacia personas del mismo sexo era común entre ellos solo para el 7,7% en el caso de los hombres y para el 5,3% en el de las mujeres.

Con estos resultados, la lógica respuesta al origen de la homosexualidad no es que sea una cuestión genética sino un comportamiento adquirido; y parece evidente que el entorno puede activar esa predisposición, como sucede en otros comportamientos de la vida. Si ese factor externo no existe, la homosexualidad no aparece

Un testimonio relevante

De esta misma opinión era también Robert Oscar López, que fue criado por dos lesbianas y era profesor de la Universidad Estatal de California, cuyo testimonio fue publicado por The Witherspoon Institute con el título ‘Growing Up With Two Moms: The Untold Children’s View’ (‘Creciendo con dos madres: La visión de los niños no contada’).

Sus conclusiones aportan luz al debate sobre el origen o causas de la homosexualidad:
 
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