Cuando Cole Hocker se colgó la medalla de oro y batió el récord olímpico de los 1.500 metros planos en París el 6 de agosto de 2024, un comentarista de televisión lo calificó como un momento que "conmocionó al mundo".

 

Dejando a un lado toda la exageración, la emocionante remontada del graduado en 2019 del Cathedral High School de Indianápolis (USA), que superó a anteriores campeones mundiales y olímpicos en el tramo final de la carrera, fue impresionante e histórica, convirtiéndose en el cuarto estadounidense en la historia de los Juegos Olímpicos que gana esta carrera tan emblemática.

 

La vitalidad y alegría que a sus 23 años mostró Hocker, inmediatamente después de cruzar la línea de meta se convirtió en una expresión de asombro, pues lo que estaba viviendo ya no era el sueño anhelado, sino una realidad.

 

Luego llegaron las palabras de agradecimiento que compartió en una entrevista posterior a la carrera en el estadio donde más de 70.000 aficionados -incluidos sus padres, Kyle y Janet Hocker- se habían puesto en pie y vitoreado su excelente victoria.

 

Recordando el momento en que encontró la apertura de la recta final a lo largo de la barandilla de la pista para esprintar por delante de los dos grandes favoritos de la carrera, Hocker dijo: "Cuando se abrió, simplemente me dejé llevar por Dios hasta la línea de meta… Ganar el oro fue mi objetivo todo el año. Lo escribí y me lo repetí a mí mismo, aunque no lo creyera. Sabía que era un contendiente a la medalla, y sabía que si lo hacía bien sería una medalla de oro. Eso es lo que he estado diciendo".

 

 

En una entrevista posterior, horas después de la carrera en la cadena de televisión NBC, Hocker también utilizó las palabras "intervención divina" para describir ese momento decisivo.

 

Esas referencias a Dios recuerdan algunos de los comentarios que hizo en una conversación con The Criterion en 2021, después de haber clasificado para representar a Estados Unidos en la carrera de 1.500 metros en los Juegos Olímpicos de Tokio de ese año.

 

Recordando la carrera de clasificación de 2021 que le llevó a representar a Estados Unidos por primera vez como olímpico, Hocker habló de cómo había seguido su rutina habitual antes de la carrera: "rezar una oración, pidiendo a Dios" que estuviera con él mientras persigue su objetivo.

 

También señaló: "La razón por la que corro es porque tengo un talento dado por Dios. Siento que Dios me ha dado el don de correr, y mi trabajo es dar lo mejor de mí. Además, como me lo ha dado, quiero aprovecharlo. Y es más gratificante por lo mucho que he trabajado. Este año, más que nunca, me he exigido más. En todas las carreras en las que he participado pensaba que podía ganar. Después de años pensando en correr en los Juegos Olímpicos y soñando con ello, que todo se haga realidad es impresionante".

 

Hoy, que ha cruzado la meta, de seguro sus públicas expresiones de fe son una alegría para Papá Dios.

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