Thomas Kearns no quiere otra cosa que traer a su hija Clementine a casa. Tenía 20 semanas y estaba en el vientre de su madre cuando la mataron por aborto en marzo de 2024. Hoy Thomas Kearns, que no tenía poder para salvarla, se ha propuesto ser la voz de los padres que quieren proteger a sus hijos antes de nacer y dar a Clementine el respeto de un funeral.
Hace algunos meses Thomas no sabía casi nada sobre el aborto. Ahora es lo único en lo que piensa. Su mente no para de imaginar que hace pocos meses un abortista descuartizó viva a su hija Clementine a las 20 semanas. Desde entonces ha hecho pública su demanda, dado entrevistas, participado en actos públicos y registrado la dramática historia de su hija en un vídeo que se hizo viral.
"Habría hecho cualquier cosa por mi hija", dice Kearns a Live Action News. " y todavía lo estoy intentando, pero a ella la han destrozado".
La decisión
El joven cuenta que se alegró cuando su novia le dijo que estaba embarazada. Sin embargo, ella añadió que estaba pensando en abortar y, tras varias discusiones en las que él suplicaba por la vida de su hija, finalmente ella tenía el poder de la decisión y Thomas tuvo que ceder.
En lugar de ir a un centro abortista, la pareja acudió a un centro de orientación para embarazadas y, tras discutir las opciones con el asesor, les preguntaron si querían oír el latido del corazón de su bebé y sostener un modelo del tamaño de su bebé en ese momento de su desarrollo. Fue entonces cuando Thomas volvió a insistirle a su novia… "Cuando la vi en la pantalla, una vez que la sostuve entre mis dedos me dije: '¡Quiero quedarme con mi bebé! No quiero que muera'". Por esos días la bebé de 10 semanas ya tenía el tamaño de una "fresa".
Thomas recuerda que aquel día al salir del centro de embarazos él y su novia estaban tranquilos con la decisión de tener a la bebé. Incluso le eligieron nombre, estaban felices. Pero pocos días después discutieron cuando ella volvió a plantearse el abortar. "A veces quería tener el bebé. A veces no. A veces tenía que rogarle que mantuviera vivo al bebé… , yo le cocinaba, le cantaba. Hicimos viajes por carretera. Fuimos a Disney, conocimos a la prima (de la bebé). Son recuerdos muy bonitos. Nuestra relación era bonita y creí que todo saldría bien".
La mentira
Hoy cree que la madre de Clementine no estaba en su sano juicio cuando concertó la cita para el aborto que acabaría con la vida de su hija, y cree que los trabajadores de la clínica se aprovecharon de su vulnerabilidad. "Estaba confusa", señala, "y preocupada por cómo le iría en el futuro".
A mediados de marzo de 2024, Thomas se enteró -cuenta a Live Action News- de que su hermana y su sobrina habían sufrido un accidente de coche. Viajó con su madre para ver cómo estaban y mientras conducía intentó ponerse en contacto con su novia, pero ella no contestaba y así pasaron un par de días. Cuando por fin le devolvió la llamada, el 14 de marzo, recuerda que mantuvieron una buena conversación. Pero el día 15 ella le dio la devastadora noticia de que había tenido un sangramiento y que, luego de ser llevada por su madre al hospital, se enteró de que la bebé había muerto.
La noticia destrozó a Thomas y no le creía la historia. Al día siguiente, 16 de marzo, suplicó a su novia -la madre de Clementine- que le dijera la verdad sobre lo que le había ocurrido a su hija. Entonces ella le confesó -dice- que se había sometido a un aborto por desmembramiento en el segundo trimestre tres días antes. "Lo intenté todo (para detener el aborto) como padre, como familia. Lo intenté con la lógica, la ética, la biología. Dio igual. Grité, lloré, supliqué, dije cosas bonitas, cosas agradables, cosas amables, cosas apasionadas. No importó, al final nada importó".
El horror y la batalla de un padre
A los dos días de enterarse de que su bebé había muerto en un aborto, Thomas Kearns señala que empezó a llamar al centro abortista donde mataron -afirma- a Clementine (el Cherry Hill Women's Center de Cherry Hill, Nueva Jersey) para preguntar cómo recuperar el cuerpo de su hija. Sin embargo, el centro, que tiene un historial de lesiones a mujeres y numerosas críticas negativas, no le ofreció ninguna ayuda ni a él ni a la madre de Clementine. Thomas afirma que el personal les dijo que no se podía hacer nada y que no tenían registros de adónde se había enviado el cuerpo de Clementine.
"La forma en que murió Clementine fue espantosa", lamenta Thomas y añade: "¿Cómo se atrevieron a esto? Aplastaron su cráneo, su cerebro, la mente de mi hija, sus hermosos pensamientos, sus hermosos sueños, su futuro, nuestro futuro. La despedazaron. Son lobos que despedazaron a mi hija mientras luchaba. Soy un luchador. Lucho por mi hija. Sé que mi hija luchó por su vida. Sé que estaba sufriendo, sé que intentó escapar de las herramientas".
Kearns declaró a Live Action News que quiere recuperar el cuerpo de Clemetine como sea, para poder darle un funeral. Dice que le atormenta la idea de que el cuerpo de su hija se esté utilizando en experimentos científicos como el que llevaron a cabo investigadores de la Universidad de Pittsburgh, en el que se fijaron a ratones cabelleras de bebés abortados entre las 18 y las 20 semanas. Es una oscuridad a la que ningún padre querría enfrentarse y él lucha por salvar a Clementine de ese destino.
Fuente: Live Actions News