Jesús reveló el alcance de su ardiente amor por cada ser humano a Santa Margarita María Alacoque, a través de visiones, en Paray-le-Monial, Francia, durante el siglo XVII. Pero la devoción al Sagrado Corazón de Jesús ha formado parte de la vida de fe desde los primeros tiempos de la Iglesia. Santos y santas devotos enseñan cómo en la última Cena Jesús iniciaba el ascenso a la más alta cumbre que su Sagrado Corazón recorrería por amor a cada ser humano, de todo tiempo y lugar: dar su propia vida para redención de todo el género humano. Al respecto, en 1956, la encíclica de Pío XI Caritate Christi Compulsi sobre la teología del Sagrado Corazón, explicaba que la devoción al amor de Dios se remonta incluso al Antiguo Testamento.
 
Durante las apariciones a Santa Margarita María en 1674, Jesús hizo Doce Promesas a los que honran y difunden la devoción a su Sagrado Corazón, una de las cuales fue: "Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada". Inspirado por esa promesa, el Padre Mateo Crawley-Boevey (1875-1960), nacido en Perú, comenzó a promover la entronización del Sagrado Corazón como nuestro Rey el 24 de agosto de 1907, "para conquistar el mundo entero para el Corazón de Jesús, casa tras casa, familia tras familia". Cada uno de los cinco papas que reinaron durante la vida del Padre Mateo apoyaron y bendijeron su trabajo - San Pío X, Benedicto XV, Pío XI, Pío XII y Juan XXIII.

 
Esta antigua devoción que colabora a fortalecer la fe del pueblo fiel y honra el Amor Redentor de Cristo, ha vuelto a tomar fuerza entre muchas familias católicas. El pasado año 2019 miles de fieles se reunieron en el Cerro de los Ángeles (Diócesis de Getafe) para celebrar el centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús.  Asimismo, Portaluz ha recibido información de que por estos días, en Chile, más de cien organizaciones están respaldando una nobel iniciativa -llamada Apostolado Sagrado Corazón y cuyo portal web www.vensagradocorazon.com será activado este mes- , que tiene entre otros  objetivos que personas, hogares, instituciones de toda índole y el propio país sean consagrados bajo la protección del Sagrado Corazón.
 
En este contexto se comprende mejor la extraordinaria experiencia de un veterano sacerdote de la diócesis de Scranton (Pensilvania, USA).
 
Se trata de mons. John Esseff, quien fue director espiritual de Santa Teresa de Calcuta y a sus 92 años es uno de los exorcistas más antiguos de los Estados Unidos de América. En conversación con Patti Armstrong, periodista del NCRegister, reveló su trascendental experiencia con el Sagrado Corazón de Jesús, que le habló en el Santísimo Sacramento.
 
Esta es la transcripción al español del testimonio que ha dado el sacerdote
 


“Decidí visitar dos grandes basílicas en Roma - Santa María la Mayor, y la más antigua de las cuatro, San Juan de Letrán. Cuando entré en la capilla del Santísimo Sacramento en San Juan de Letrán, tuve la experiencia más abrumadora de oración en toda mi vida. Me sentí conmovido por la presencia, la majestad, el esplendor y el poder de Dios. Fue tan arrollador que no podía estar de pie. Me sentí obligado a arrodillarme y en un instante estaba postrado en el suelo delante del Santísimo Sacramento. La impresionante presencia de Dios se apoderó de mí y yo estaba temblando y llorando. Todo lo que podía decirle a Dios era, «¿Qué quieres, Señor?»
 
Escuché la respuesta del Señor: «Caridad». No podía moverme, ni siquiera remover. El estado de oración en éxtasis duró mucho tiempo. Cuando me orienté, me levanté y me acerqué al altar del Santísimo Sacramento. Tuve la misma experiencia de la presencia de Dios y supe que era el Señor Jesús. Lloré y grité: «¿Qué quieres, Señor?»
 
«Amor», fue la respuesta. Esperé durante mucho tiempo para oír qué más podría venir. Caminé ante el altar del Santísimo Sacramento. Una tercera experiencia similar comenzó. Me acosté en el suelo en oración y el Señor dijo: «Enseña el amor de mi Sagrado Corazón». Algún tiempo después de eso escuché: «Aprende más sobre el Papa enterrado en esta capilla».
 
Cuando me levanté de esta experiencia, sabía que haría lo que Dios quisiera que hiciera. Me sentí bastante aturdido. Había sido temprano en la mañana cuando entré en San Juan de Letrán, pero cuando me preparé para salir ya era tarde. Pasó una visita guiada y oí al guía decir a la gente que el Papa León XIII estaba enterrado en esta capilla. Miré a mi alrededor y vi una tumba elevada en la pared de la capilla del Santísimo Sacramento. Me quedé y recé ante la tumba. Sabía que el Papa León había abordado muchos temas sociales relacionados con los pobres y las clases trabajadoras.
 
Después de mi regreso a casa, investigué y aprendí que el último acto del papado del Papa León fue entronizar en el mundo entero al Sagrado Corazón de Jesús. Entendí entonces que la devoción al Sagrado Corazón iba a ser una parte significativa de mi sacerdocio. Se convirtió tanto en mi devoción personal como en una que he promovido a otros. He llegado a ver que Jesús desea ser el rey del mundo entero y debo promover esta devoción a todos.
 
Cuando ponemos la imagen de Jesús en un lugar de honor y lo proclamamos públicamente Señor, es un símbolo en el que mostramos al mundo entero que este hogar está al amparo del Corazón de Jesús. Este reconocimiento de la realeza del Corazón de Cristo sobre nosotros no está reservado sólo a las familias, sino que está abierto a individuos, parroquias, diócesis, comunidades e instituciones.  Cuando hacemos una alianza con el Sagrado Corazón de Jesús para vivir bajo su realeza, aceptamos su señorío sobre nuestras familias y sobre el mundo.
 
El Sagrado Corazón construye un fuego de amor en cada corazón. Si tienen a Jesús, no importa la denominación, tienen el fuego y ese fuego es el Espíritu Santo. Aunque hay una ceremonia concreta para entronizar al Sagrado Corazón de Jesús, lo que importa es el compromiso y la consagración de las familias, entregándose por completo a los mandatos de Jesús.
 
He entronizado a Jesús en prisión y he visto transformaciones asombrosas. Cada institución necesita ser transformada; los juzgados, los asilos, las instituciones mentales, las escuelas, toda la sociedad necesita experimentar la civilización del amor. Nada debe ser excluido porque toda la humanidad anhela el amor de Dios. Cada corazón humano fue hecho para Jesús y su civilización del amor. Todos somos uno con los demás en Cristo, y no hay ningún lugar al que él no pertenezca.”
 
19 de junio. Fiesta del Sagrado Corazón

Portaluz se pliega al llamado del Apostolado Sagrado Corazón que invita a preparar la Fiesta del 19 de junio rezando desde el día 11 la siguiente Novena: pulsa aquí.

Para motivarte, te dejamos también el siguiente video producido por el Hogar de la Madre:





 
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