Nadie habría supuesto que, siendo lesbiana e hija de padres ateos, Eve Tushnet  abrazaría algún día la fe católica. Pero ocurrió y hoy  es una activa comunicadora de su experiencia de fe siendo una lesbiana que ama desde la gracia del celibato. “Estamos llevando a la luz tanto nuestra orientación como nuestro celibato, y ello está transformando la forma en que las iglesias afrontan a los gays”, compartía hace algún tiempo en entrevista que Portaluz publicó bajo el título “Gay, católica y llamada al amor”.

La fuente que movió la conversión de Eve, donde descubrió también su vocación al amor célibe, que alimenta de forma cotidiana su fe es: la Eucaristía. Cuando en mayor dificultad se encuentran las personas se revela pleno el poder de Dios en la Eucaristía, confidencia Eve en una columna publicada por el Catholic Herald.

No sólo es su experiencia dice Tushnet, citando el testimonio de la trabajadora social Kelley Cutler quien entrevistada para el blog Spiritual Friendship señaló: “Una pregunta que le he hecho a la mayoría de los católicos LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexual, Transexual) que he conocido es: «¿Por qué te quedas en la Iglesia?» Porque si piensas en ello, podrían ir directamente a otra comunidad de fe que tenga enseñanzas diferentes. ¿Entonces por qué se quedan? He recibido la misma respuesta por cada católico LGBT que he conocido: la Eucaristía. No recibo esta respuesta de cada católico a quien pregunto, pero sí de los católicos LGBT. Creo que esto es algo que la gente debería considerar".

Dios se ofrece a los hambrientos
 

Ahondando en su reflexión Eve refiere que a principios de este año entrevistó para revista América a indigentes y ex indigentes. Dos de ellos eran católicos y la sorprendieron -dice- con su testimonio sobre la Eucaristía… “Greg C. dijo que cuando estaba viviendo en su auto, buscó iglesias «que tenían adoración las 24 horas, porque no sería sospechoso que yo tuviera mi auto allí... Ir a capillas de Adoración se sentía como volver a casa, aunque no es donde yo dormía». Luego fue Eleanor (es un seudónimo) quien me contó que ella se hizo católica en parte porque: «A pesar de haber sido tan total y completamente fracasada, malinterpretada… yo realmente quería a Jesús. La Eucaristía fue de repente mucho más necesaria y hermosa»”.

Para Eve estas experiencias y la suya propia adquieren mayor sentido leyendo el Evangelio cuando Lucas en el capítulo 1, versículo 53 refiere la conocida frase del Magnificat: “A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada”.
 
Su entrevistada Eleanor -comenta Eve-  sugiere que la Eucaristía nos ayuda a conocer y amar a Jesús incluso cuando muchos de sus seguidores les abandonan o hacen daño a las personas en situación de calle. “Pienso que hay algo en la experiencia de marginación o en la impotencia misma -una experiencia que la mayoría de nosotros hemos tenido en diferentes contextos- que hace brillar más intensamente el poder y majestad del don de Cristo en la Eucaristía”, comenta Eve Tushnet .

Estar con Él es suficiente

Por lo que ha vivido Eve  afirma que la Adoración Eucarística le permite dirigir la mirada hacia Cristo pues “Él te ve sin juzgarte. Él te conoce cuando guardas secretos por miedo a que otros reaccionen ante ti; te conoce, con un conocimiento que es puro amor”.  Ante la forma consagrada expuesta, agrega, no importa si eres “rudo o frágil… una mujer de aspecto masculino o un hombre más femenino”, propone Tushnet.
 
En la Eucaristía -continúa reflexionando Eve- se muestra la omnipotencia  del amor de Dios por la humanidad herida. En la hostia consagrada, una forma en apariencia sin poder… “Dios no sólo derroca a los poderosos y exalta a los humildes, sino que Él mismo se vuelve lo más humilde posible. Su Cuerpo está tan roto como nuestro corazón se siente. Él se pone literalmente en nuestras manos, encomendándose a nosotros aunque sabemos que no somos dignos de esa confianza. Es Su poder lo que hace esto posible. Es el poder infinito del Señor lo que hace posible que Él se haga, como nosotros, tan débil”, relata con fervor Tushnet.
 
Eve que es una activista del celibato como camino de amor para personas LGBT creyentes, pone de relieve la centralidad eucarística que deben tener sus vidas… “Hay momentos -explica- en que las palabras fallan, cuando las oraciones no llegan, cuando no tienes idea de cómo vivir en gratitud por una vida que parece consumida por la confusión, la injusticia o el sufrimiento. En aquellos tiempos el silencio de la Eucaristía puede ser un gran consuelo. Simplemente estar presente con Él es suficiente”.


 
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