Durante una repentina enfermedad que puso en peligro su vida, el niño Charles Kennedy tuvo el privilegio de conocer la ternura de Dios que se conmueve y otorga sus gracias, por la súplica de la Santísima Virgen María y de sus santos.
Efectivamente, la Iglesia enseña la verdad revelada por Jesucristo en los Evangelios: que solo Dios es digno de adoración, de ser amado con predilección y preeminencia… “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22, 37; cf Lc 10, 27: “...y con todas tus fuerzas”).
Este culto de adoración (latría) que corresponde sólo a Dios, sitúa en su correcta dimensión al culto de veneración que los fieles creyentes pueden y deben dar… de forma preferente a la Santísima Virgen María (veneración como culto de Hiperdulía) mediadora excelsa de las gracias de Dios; como también a los santos y santas de Dios, a los arcángeles y ángeles de Dios (veneración como culto de Dulía)… que claman misericordia ante el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Al respecto el Derecho Canónico en sus números 1186 a 1190 explicita argumentos y otras prescripciones respecto del culto de Hiperdulía y el de Dulía (pulse para fomarse).
Charles, el testigo
Margaret, madre del niño, contactó de inmediato con un amigo de la familia: el sacerdote Christopher Roux de la Catedral St. Patrick; quien no tardó en llegar y alcanzó a dar la Unción de los Enfermos a Charles minutos antes de que le practicaran una tomografía computarizada para evaluar el daño cerebrovascular. En su segunda visita, viendo la gravedad del niño, el padre Christopher trajo un relicario con reliquias de los santos pastorcitos de Fátima, Jacinta y Francisco, junto a un pequeño fragmento de la encina sobre la que se les apareció la Santísima Virgen María.
Tesoros que nutren fe y devoción
Mientras familiares y amigos comenzaban una espontánea oración a Dios, el sacerdote posó el relicario sobre la mano del niño que yacía inmóvil. Horas después la presión en el cerebro de Charles aumentó y los médicos realizaron una cirugía de drenaje; pero no hubo mejoría. Fue entonces que el sacerdote casi intuitivamente, indicó a los padres orar y poner las reliquias sobre la cabeza del niño. No mucho después descendió la presión intracraneal según confirmarían los médicos al realizar una resonancia magnética.
Pero esa misma noche Charles desarrolló neumonía. Desesperados los padres continuaron orando y pusieron las reliquias sobre el pecho del niño. Horas después, tras evaluarlo a las 02.00 AM, los médicos se sorprendieron por la mejoría del pequeño y decidieron tomarle radiografías. La neumonía había desaparecido.
"Siempre hemos tenido una gran devoción", dice la madre de Charles recordando además que clamó “también a la Virgen María y al Beato Pier Giorgio en voz alta, pidiendo que intercedieran ante Dios para que salvara la vida de Charles”. Además -señala- otro sacerdote amigo había traído una reliquia del Beato Pier Giogio, que se sumó al relicario ya mencionado.
Un ejército de santos intervino
"Les rogábamos a todos los santos que lo ayudaran”, dice la madre del niño recordando como el padre Roux les insistía en que orasen a la Santísima Virgen María y al pastorcito de Fátima, “porque él sabe de la enfermedad”...
Charles estuvo en coma durante tres semanas, sometido a una cirugía y sostenido por ventilación mecánica… la ciencia era insuficiente para sanarlo. Pero el coro de oraciones y peticiones de mediación a los santos trajo buenas nuevas. Cuando los médicos finalmente pudieron reducir su medicación y sacarlo del coma, Charles dijo a su madre: “Francisco (el pastor de Fátima), me ha estado haciendo compañía".
"Todos los días oramos con las reliquias", recuerda su madre. “Todo fue increíblemente milagroso. Charles fue sanando tan rápido. ¡No podíamos creerlo!”
Los besos de Nuestro Señor Jesús
Hoy, con 14 años de edad Charles testimonia: "Todas estas cosas son pequeños besos de Nuestro Señor. Estas son pequeñas señales de que el Señor está diciendo: «Yo estoy contigo»... Estoy agradecido a los sacerdotes y hermanas que me llevaron tantas reliquias al hospital…Sé que ellos (beatos y santos) estuvieron conmigo y oraron por mí".