Papa Francisco se abraza con ortodoxos, musulmanes y judíos. La paz, fruto del común amor a Dios
La paz como fruto del común amor a Dios se plasmó en el fortísimo abrazo de tres líderes religiosos -un judío, un cristiano y un musulmán- frente al Muro de Jerusalén. Momento cumbre de la última jornada del Papa Francisco en Tierra Santa.
Cuando el Santo Padre terminó de rezar en el lugar más sagrado de los judíos, el rabino Abrahán Skorka y el líder musulmán argentino Omar Abboud, salieron a su encuentro emocionados. Los tres hombres se fundieron en un abrazo y un comentario: «¡Lo logramos!».
La plegaria duró un minuto y cuarenta segundos de gran intensidad mientras todos los acompañantes mantenían un respetuoso silencio. Se oía sólo el gorjeo de los pájaros que se posaban en los arbustos del Muro, creando un ambiente mágico y esperanzador.
El Rabino Skorka reveló después que las oraciones del Papa eran el Padre Nuestro en castellano y el Salmo 122, la oración por la paz en Jerusalén.
El Papa estaba radiante, igual que el rabino y el líder musulmán cuando se abrazaron. Habían cumplido un sueño y delineado pauta para un próximo encuentro en Roma donde los presidentes de Israel y Palestina, juntos, con Papa Francisco, se unirán en una plegaria por la Paz. La plegaria ecuménica conjunta traerá frutos. El triunfo es de Dios.