San José de Malambo busca ayuda: Un Hogar donde los niños viven el amor a Dios
El Hogar de niñas y niños San José de Malambo es un patrimonio que enorgullece a los habitantes del distrito rural Arraiján, en Panamá. Rodeado de árboles frutales, el recinto acoge a poco más de 120 niñas y niños cada año.
Bajo la sombra de tamarindos, mango y guayabas las voces y risas infantiles llenan el espacio. Así ha venido ocurriendo desde hace 43 años cuando Sor Lourdes Reiss lo inauguró para acoger, amar, proteger y promover a niños y niñas en condición de abandono, necesidad, enfermos de VIH-SIDA, otros con leucemia o simplemente pobres para quienes siempre la hermana Lourdes mantiene energías dándoles el amor maternal y protección que necesitan.
Pero con más de cincuenta años en la vida religiosa, hermana Lourdes no teme a la falta de dinero. Cada día que se inicia con la oración y la eucaristía es una señal de su absoluta confianza en el Señor de la Vida a quien se entregó y quien la situó en este servicio. “Todo el trabajo que se hace es en función del servicio de los niños. Van a la escuela, tienen su comida hecha, de ahí se preparan para hacer sus tareas y tienen sus horas de recreación”, destacó Sor Lourdes.
El amor a Dios es la base de todo
Aunque en San José de Malambo se celebra la vida, la muerte es un visitante que de tiempo en tiempo se hace presente. Al hablar de ese tema, la voz de Sor Lourdes se apaga, mientras nos explica que le da mucho dolor “ver que ese niño (que muere) ha sido víctima de la injusticia, de la falta de amor, como ha sido en muchos casos con los niños con VIH.”
Por eso, recalca que al fallecer, si la familia no puede sufragar los gastos, se busca la manera de comprar el ataúd y se le da cristiana sepultura. “Además de cuidarles y protegerles, se cumple con ese acto de acción de misericordia que es el enterrar a los muertos”, comenta emocionada la directora del centro.Una familia con rumbo claro
Muchos de los que fueron “hijos” del Hogar, hoy son hombres y mujeres de bien. Cuenta Sor Lourdes... orgullosa de que algunos de sus hijos e hijas sean profesionales, se han casado y le lleven orgullosos a sus hijos y conyugues.
Que los niños y niñas se sepan amados por Dios Padre es la razón que da sentido a esta labor, señala la religiosa recordando los principios que mantienen el rumbo del Hogar... “Nuestro trabajo es cuidarlos, protegerlos, cuidar de su salud, que tengan educación para que sean mejores personas, los formamos en valores, que sean bondadosos y generosos, pero sobre todo le enseñamos a amar a Dios”.
Las niñas y niños del Hogar agradecen toda ayuda... pulsa aquí
Fuentes: Diario El Siglo, Diario La Prensa, Periódico Panameño Panorama Católico