Liberar la Parroquia a través de la bendición
Me fue dado en mi ministerio sacerdotal el de ser sacerdote de varias parroquias.
Cuando yo llegaba a la Parroquia, me enteraba que había muchos suicidios, divorcios, divisiones, prácticas ocultas, dificultades en la fe u otro tipo de perturbaciones. Descubrí que el Obispo, enviándome en la misión de sacerdote me otorgaba toda autoridad y, además una autoridad espiritual sobre los lugares. Por lo tanto tomé la decisión de liberar mi Parroquia. ¿Cómo? Yo llevaba conmigo la Palabra de Dios, el Santísimo, agua exorcizada y la medalla del Santo de la Parroquia y también a veces la medalla milagrosa de San Miguel Arcángel o de San Benito.
Fui a los cuatro rincones de la Parroquia que están al este, al oeste, al sur y al norte. A llegar, leo el comienzo de cada uno de los cuatro evangelios. Tomo al Santísimo y con la autoridad de la fe, en el nombre de Jesús, libero el lugar de todo espíritu de muerte, de suicidio, de violencia, de divisiones. Tomo el tiempo de discernir los problemas y en el nombre de Jesús, ato y expulso todo espíritu malo asociado a este problema. En seguida bendigo la Parroquia con el Santísimo. Utilizo el agua exorcizada por aspersión y deposito una medalla en los lugares que puedo enterrar. ¿Cuál sería mi sorpresa? Ahí, donde hubo muchos suicidios, divisiones entre los parroquianos, eso desapareció.
Lo que se me pide como sacerdote, es un gesto de fe. No solo recibí una autoridad espiritual sobre las personas si no que también sobre todo lo que es contra la fe. Recordemos que San Pablo nos advierte que el combate que nosotros libramos no es contra lo que es carnal, pero que es espiritual (Ef. 6,12).
Si usted quisiera mayor información sobre este procedimiento, el Señor me ha inspirado para realizar un pequeño libro sobre la liberación y la sanación. Encontramos este procedimiento en la Consagración de la Parroquia (pág. 98). El librito se titula “Para Liberarse y Sanarse”. Consejos y Oraciones de liberación y de Sanación. Padre Ghislain Roy.