Carta al poeta Luca Milanese

29 de enero de 2021

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Estimado Luca Milanese: No todo el mundo tiene el privilegio de que un papa le prologue un libro de poemas, Rime a sorpresa. Pero no es extraño porque el papa Francisco fue profesor de Literatura en un colegio jesuita y sus textos, de cualquier clase, suelen contener variadas referencias literarias, con las que demuestra que la belleza está presente en todas partes y que en cualquier autor, sin importar su credo o ideología, puede asomar la chispa de la belleza. No puede sorprendernos porque el ser humano está llamado a la búsqueda de la belleza.
 
Lo que más han destacado los medios de comunicación del prólogo del pontífice es que la primera forma de ternura es la escucha. Ternura y escucha son dos términos muy queridos para el papa, aunque el mundo en ocasiones adopte una pose artificial, e incluso lo recomiende en libros de autoayuda, en la que muestra un ceño fruncido y una insistente autoafirmación. Leer poesía, y la auténtica poesía es siempre una afirmación de la belleza, es abrir una ventana a los estrechos límites de nuestras angustias y preocupaciones. Decía el rector de los jesuitas argentinos, Jorge Mario Bergoglio, en el prólogo a otro libro de versos en 1981: “La palabra poética tiene moradas de carne en el corazón del hombre y -a la vez-siente la pesantez de unas alas que todavía no han remontado su vuelo”. Esta cita me ha recordado el título de un libro de Simone Weil y Gustave Thibon, La gravedad y la gracia. Es un título que encierra una esperanza: la de recibir de Dios la gracia que nos transporte a las cumbres de la belleza.

Cuando las palabras se hacen poesía, puede aflorar la belleza. Pero la belleza no surge del mero esfuerzo humano. Ni el más erudito en literatura ni el mejor filólogo puede escribir poesía si las palabras no se hacen carne, no se hacen belleza. En el Romanticismo había músicos como Chopin o Mendelssohn capaces de componer romanzas y baladas sin palabras. En cambio, existen poetas capaces de escribir “canciones sin notas”, y así define Francisco a tu poesía. No soy crítico literario, aunque siempre he oído hablar de poesía intimista, poesía social o poesía religiosa. Me parecen encasillamientos. Porque la verdadera poesía, también lo dice el papa, no es un concepto sino una experiencia. Y añade que dicha experiencia, tal y como aparece en tu libro, va en tres direcciones: mirando a uno mismo, mirando a los demás y mirando a Dios. Desde esta perspectiva, toda clasificación se queda corta. La poesía se vuelve armonía porque se abre a tres miradas consustanciales al ser humano.

Sin embargo, cuando el papa prologa un libro, se corre el riesgo de que la gente solo se fije en ese prólogo y no tanto en la obra en sí. Pero Francisco ha dado valor a tu libro por sí mismo. Sus palabras son de reconocimiento y de aliento. Y lo importante es escuchar al poeta. Afortunadamente he podido leer tres de tus poemas, que agrupas bajo el título de Tre poesie dalla raccolta.

El primero se titula En el fondo. En todas las cosas hay un fondo, aunque en este mundo, tan apresurado, muchas veces no sabemos descubrirlo. Van aquí algunos de tus ejemplos, sin querer agotarlos: en el fondo de las cosas está la verdad; en el fondo de las guerras está la paz, en el fondo en las plazas está la gente; en el fondo de un sueño hay un deseo; en el fondo de la página hay un punto; en el fondo de la historia hay un sentido; en el fondo de los ojos una lágrima… Concluyes de una forma definitiva, y que lo resume todo: en el fondo de mi historia estáis vosotros; en el fondo yo; en el fondo amo.

El segundo poema se llama El pasaré. Una declaración de intenciones sobre lo que pasarás, lo que atravesarás. Selecciono solo algunos ejemplos: pasaré otra vez esperando otro sueño; pasaré de los relámpagos y los truenos entre palabras y emociones; pasaré del alba al atardecer y a la noche… Se diría que quieres ir avanzando por encima de los obstáculos, pero no quieres hacerlo solo. Lo dicen tus palabras finales: Para siempre juntos, nunca más solitario.

El tercer poema está dedicado a los Magos. Comparas a los Magos que vinieron de Oriente para llevar sus dones con el hombre de Occidente que viaja distraído en busca de emociones. Por el contrario, los Magos van superando obstáculos otra vez y otra noche siguiendo al cometa que domina el cielo. No serán engañados por Herodes y encontrarán el camino para superar el desierto. Ofrecerán oro, incienso y mirra. Y vivirán felices.

Solo he pretendido dar unos esbozos, forzosamente pobres porque no reproducen exactamente los poemas ni la musicalidad de la lengua italiana. Pero estoy de acuerdo contigo en tu afirmación de que “la poesía es un punto firme que me sostiene sobre la realidad de las cosas”. Te deseo que puedas llegar a mucha gente y compartir con ellos tu paz y tu esperanza.

 

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