La verdad: Amoris Laetitia no se pronuncia definitivamente sobre dar o no la comunión a los divorciados vueltos a casar
En un ejercicio rápido de lectura de la prensa católica de esta semana queda en evidencia que se están manifestando opiniones opuestas y ello genera confusión; que se observa en comentarios de redes sociales, como a pie de calle al conversar con sacerdotes y fieles... respecto a si la Exhortación Amoris Laetitia abrió o no puertas que permitan al obispo, al sacerdote, autorizar -a su criterio y acompañamiento-, el que un divorciado vuelto a casar pueda recibir la comunión.
El vicepresidente de la Conferencia Episcopal de España Monseñor Carlos Osoro, entrevistado por Alfa Y Omega, da los argumentos para entender que la Exhortación no sólo ha respetado la doctrina (y la norma), sino que el objeto de Amoris Laetitia no era cambiarla o relativizarla, sino aproximar “la persona de Jesús a las situaciones reales que viven las personas”.
También, por ejemplo, cuando el Papa habla de los homosexuales, afirma que la enseñanza de la Iglesia es clara: el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer, pero dicho esto, recuerda que todos debemos aprender a imitar el amor incondicional de Dios por cada persona, sin excepción. La exhortación centra la atención en el matrimonio y en la familia, pero no se desentiende del resto de situaciones que puedan vivirse, al contrario, nos incita a que las afrontemos.¿Le preocupa el síndrome del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo, es decir, que haya católicos molestos porque piensen que el Papa se preocupa más por los que están fuera que de los de dentro?
Los que están dentro, se supone que, si están de verdad dentro, tienen una preocupación por los que están fuera, porque la Iglesia o es misionera o no es la Iglesia de Jesucristo. O la familia cristiana es misionera o no es Iglesia doméstica, es otra cosa distinta. Por tanto, a nadie le puede parecer mal esto; al contrario, tendríamos que agradecer mucho la preocupación misionera del Papa, ya que todos los que estamos dentro de la Iglesia debemos ocuparnos de los que están en una situación especial, no digo fuera, pero en una situación especial, o por aquellos cristianos que, por la razón que sea, se han marginado de la vida de la Iglesia, o al menos sienten que están marginados. El Papa nos invita a salir en busca de esta gente. Es la misma invitación de Jesucristo. El Papa no sería sucesor de Pedro si no dijera esto, porque el Señor nos ha dicho que vayamos por el mundo a anunciar la buena noticia a todos los hombres. Los que ya la conocemos tenemos que anunciarla.¿Cambia esta exhortación la doctrina de la Iglesia?
Lo más bonito de esta carta es que es teología pastoral, no se aparta de la doctrina de la Iglesia, pero sí aproxima la persona de Jesús a las situaciones reales que viven las personas. Muchas veces en la Iglesia, sin darnos cuenta, predicamos doctrinas, teorías, pero no acercamos la persona de Jesucristo... En la carta que ha escrito el Papa está la conciencia clara de un hombre que sabe que no anuncia ideas, sino a una persona, y que además sabe que esto se lo tiene que decir a las familias concretas, que hoy viven unas situaciones muy singulares y especiales, también a muchas parejas que conviven sin casarse, y a quienes tenemos que acercarnos para ayudarlas a descubrir la belleza de una familia cristiana, en la que un hombre y una mujer unen sus vidas y dicen: «Tú para mí eres Jesucristo, y habrá días en que te vea el rostro desfigurado, como a Jesús en la cruz, pero yo te quiero en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida».
En la Iglesia hemos tenido muchas veces exposiciones muy teóricas. ¿Por qué nos gustó la Evangelii gaudium? Porque no nos hablaba de una teoría, sino que afrontaba problemas concretos de la vida de la Iglesia, que eso es lo que necesitamos. ¿Por qué a mí me gusta Amoris laetitia? Porque afronta el amor de la familia desde la realidad.
Muchas veces no son así los documentos que escribimos los obispos, en los que decimos: «La doctrina de la Iglesia es esta y esta». El Papa nos recuerda que la doctrina ya nos la sabemos todos; el problema es cómo hacerla vida en la gente, presentarla de modo que las personas perciban que es algo que merece la pena ser vivido.
Anexo
También Monseñor Livio Melina, Presidente del Instituto Juan Pablo II, ha publicado un artículo sobre la exhortación apostólica Amoris Laetitia, en el que coincide con Monseñor Osoro respecto a que la exhortación «no cambia la disciplina de la Iglesia, que se apoya en razones doctrinales» ( pulse para leer en Infocatólica).