El 17 de marzo de 2020, Bitter Winter relató la historia de cómo un artículo sobre el virus responsable de la COVID-19, escrito por dos respetados científicos chinos, el Dr. Botao Xiao de la Universidad Tecnológica del Sur de China, en Cantón, y el Dr. Lei Xiao, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan, primero fue cargado y luego cancelado de la base de datos académica internacional ResearchGate. El documento consideraba probable que el virus pudiera haberse filtrado de un laboratorio de Wuhan.
Bitter Winter y otros medios de comunicación internacionales que cubrieron el incidente de Xiao y Xiao fueron rápidamente atacados por el Partido Comunista Chino (PCCh) y por sus simpatizantes en todo el mundo, quienes afirmaron que la «ciencia reconocida y establecida» había «demostrado de manera concluyente» que el virus no había sido creado artificialmente en un laboratorio, y que tales «teorías conspirativas» habían sido «desacreditadas». Los dos Xiao se vieron obligados a declarar que se habían equivocado.
Han pasado tres semanas, y lo que podría haber parecido una hipótesis marginal es ahora la teoría oficial sobre el origen del virus del Gobierno de Estados Unidos, con el secretario de Estado Pompeo afirmando que la misma está respaldada por «una gran cantidad de pruebas». Alguien podría objetar que esto solo forma parte de la campaña electoral estadounidense; pero en Australia, The Saturday Telegraph, la edición sabatina de uno de los periódicos más grandes del país, The Daily Telegraph, obtuvo y resumió un informe elaborado por los «cinco ojos», es decir, los servicios de inteligencia de EE. UU., el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, con conclusiones similares. La mayor parte de los medios de comunicación internacionales ascendieron a la teoría del laboratorio de Wuhan de «noticias falsas» o «teoría conspirativa» a «hipótesis confiable».
Como era de esperar, el enorme aparato de propaganda internacional del PCCh no se quedó de brazos cruzados. Está respondiendo masivamente, una vez más, que la «ciencia» ha probado que la teoría del laboratorio de Wuhan es falsa. No obstante, lo que es falso aquí es la propaganda china. De manera astuta, crea confusión entre dos teorías diferentes. Por lo tanto, es sumamente importante comprender cómo funciona esta propaganda.
Teoría 1: un laboratorio de Wuhan creó artificialmente el virus
El PCCh utiliza una táctica de propaganda sumamente conocida: agrupa dos teorías diferentes, y al criticar una trata también de eliminar la otra. La primera teoría afirma que uno de los dos laboratorios de Wuhan, probablemente el Instituto de Virología de Wuhan, creó el virus como un arma biológica. Entonces, China o bien liberó el virus intencionalmente o el mismo escapó accidentalmente del laboratorio.
Esta teoría ha sido criticada por la mayor parte de los científicos que analizaron el coronavirus. Los mismos afirman que los virus creados por el hombre, sin importar cuán hábilmente sean producidos, conservan rastros de la manipulación humana, y no se han hallado tales rastros en el virus responsable de la actual pandemia.
Nosotros en Bitter Winter no somos virólogos. Tampoco jugamos el juego del virólogo aficionado, y no tenemos motivos para dudar de las palabras de lo que parece ser la mayor parte de los científicos acreditados en este campo. Sostenemos que las posiciones minoritarias también deben ser expresadas y criticadas libremente, y que no hay ninguna razón para que las redes sociales y otros impidan la expresión de teorías alternativas o marginales sobre el virus, mientras permiten la circulación de extrañas teorías conspirativas sobre una amplia variedad de otros temas. No obstante, este no es el punto aquí. Esta es la teoría 1, y lo que presentamos en Bitter Winter y lo que los Gobiernos occidentales están adoptando hoy es la teoría 2.
Teoría 2: un virus natural fue almacenado en un laboratorio de Wuhan y «escapó» de allí
La teoría 2 afirma que el virus responsable de la COVID-19 fue hallado en la naturaleza, muy probablemente en murciélagos. No fue creado en un laboratorio. No obstante, existen numerosas pruebas de que un laboratorio de Wuhan recolectó y almacenó virus que habían infectado a murciélagos, así como también a los propios murciélagos infectados. Existen pruebas de que algunos de estos virus eran al menos notablemente similares al responsable de la COVID-19. También existen pruebas de que la seguridad en los laboratorios de Wuhan era inferior a lo que dictan las normas internacionales.
La teoría 2 sugiere que el virus fue almacenado en un laboratorio de Wuhan y «escapó» de él. Hay muchas posibilidades. Un murciélago pudo haber escapado, o el virus pudo haber contaminado a alguien que trabajaba en el laboratorio, quien luego infectó a otros.
Repitámoslo una vez más, la teoría 2 es diferente de la teoría 1. No asume que el virus sea artificial. La objeción de que los virus creados por el hombre dejan rastros, y de que no se han hallado tales rastros, puede ser efectiva contra la teoría 1, pero no dice nada contra la teoría 2.
Algunos científicos siguen sosteniendo que la transmisión de un virus que se originó en animales y pasó a los seres humanos es mucho más fácil en un mercado de animales vivos que en un laboratorio. Puede que tengan razón, pero no han inspeccionado personalmente el entorno de seguridad de los laboratorios de Wuhan. Además, cada vez escuchamos más sobre conversaciones y documentos filtrados dentro del PCCh y sobre funcionarios del servicio de inteligencia chino que sugieren que las propias autoridades chinas estaban considerando la filtración de un laboratorio de Wuhan como una posibilidad seria.
Conclusión: el PCCh miente como siempre
¿La ciencia «desacreditó» la teoría del laboratorio de Wuhan? Los principales científicos criticaron la teoría 1, pero sus críticas no afectan la teoría 2. Afirmar que la teoría 2 ha sido «desacreditada» por la «ciencia» es solo propaganda del PCCh. Instalar la confusión entre la teoría 1 y la teoría 2 es una estrategia típica del PCCh.
¿La teoría 2 ha sido «probada»? Nunca afirmamos eso, y la noción de «prueba» en la ciencia es más complicada que en un tribunal de justicia. Sostenemos que la teoría 2 es posible y quizás probable, y que las objeciones contra la teoría 1 nunca se aplicaron a la teoría 2.
En última instancia, la teoría 2 se basa en la probabilidad de un accidente, no en los rastros que se pueden hallar en el virus. Los científicos no podrán probar la teoría 2, pero tampoco podrán refutarla. En el futuro, las pruebas que corroboren la teoría 2 pueden llegar a provenir de documentos internos del Gobierno chino obtenidos por agencias de inteligencia extranjeras o de desertores chinos. Es más que posible que parte de estas pruebas, tal y como el Sr. Pompeo y otros insinuaron, ya estén en manos de líderes occidentales. Si fuera así, esperamos que sean presentadas al mundo lo antes posible, y que ninguna presión del Gobierno chino o amenaza de represalias comerciales impida esta necesaria divulgación.