En repetidas ocasiones he denunciado las leyes LGTBI y sus violaciones de los derechos humanos. Mientras que la Biblia nos afirma: “Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra” (Gen 1,27), y en cualquier libro de Ciencias, cuando se escribe sobre anatomía, se habla de cromosomas XX o XY y  de órganos masculinos y femeninos. En cambio la ideología de género pretende eliminar la idea que el género humano se divide en dos sexos, porque para ellos  mucho más importante que lo biológico, es decir lo propio de la naturaleza, está lo cultural y  lo realmente decisivo son las características psicológicas que configuran la forma de ser, debiéndose otorgar soberanía a la voluntad humana sobre cualquier consideración física. La libre determinación del género de cada persona ha de ser afirmada como un derecho humano fundamental. En pocas palabras, si yo quiero, puedo ir a un Juzgado y salir convertido oficialmente en mujer, aunque ya esté operado de próstata.

Recordemos que la ideología de género pretende destruir el matrimonio, la familia y la Religión, enseñando a los niños y jóvenes la promiscuidad sexual y que Bien y Mal, Verdad y Mentira no son conceptos objetivos, y es que, cuando uno se aleja de Dios, se encamina a la corrupción moral.

Pero vayamos ahora a la Proposición de Ley presentada por Podemos titulada “Proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual…” y que tiene todas las probabilidades de ser aprobada en nuestro Parlamento. En esa Proposición de Ley el  artículo 96-4 dice: “Ante cualquier infracción, cualquiera que sea su naturaleza, se procederá al decomiso y destrucción de libros, archivos, documentos, artículos y cualquier clase de soporte objeto de las infracciones administrativas contempladas en la presente Ley o por medio de las cuales se hubiera cometido”.

Si esto se aprueba y el Tribunal Constitucional no lo arregla, la Biblia pasaría ser un libro a erradicar en España, porque condena los actos homosexuales con afirmaciones como ésta:

“Por esto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza; de igual modo los hombres, abandonando las relaciones naturales con la mujer, se abrasaron en sus deseos, unos de otros, cometiendo la infamia de las relaciones de hombres con hombres y recibiendo en sí mismos el pago merecido por su extravío. Y como no juzgaron conveniente prestar reconocimiento a Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene” (Rom 1,24-28).

Pero también habría que destruir el Catecismo de la Iglesia Católica, porque en él leemos: “Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso” (nº 2357). Las fotos de los nazis quemando libros, pueden tener una continuación en España si no lo remediamos y el momento de dar la batalla es ahora, antes que sea demasiado tarde.

En pocas palabras, Ideología de Género e Iglesia Católica son incompatibles, como nos recuerdan los tres últimos Papas, y lo que pretende esta Ley es que ninguna creencia religiosa interfiera los fines morales y sexuales del Estado. Esta Ley y otras igualmente inicuas como la Ley Orgánica 3/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, más conocida como la Ley del Aborto,  nos enseñan que España en realidad no es una democracia, sino una partitocracia, donde los diputados deben obedecer a lo que dicta el Jefe del Partido, sin respeto alguno para su conciencia, porque si no lo hacen así, en las próximas elecciones ya no van en las listas y para muchos de ellos su ingreso principal o único es lo que ganan como políticos. No nos extrañe por ello, aunque a algunos de nuestros políticos les gustaría seguramente votar otra cosa, que no se atrevan a hacerlo, porque para ellos el Partido es más importante que su Fe.

 
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