La matanza de civiles que anoche tuvo lugar en Gaza golpeando al hospital anglicano al-Ahli Arabi y que ha causado cientos de víctimas civiles, entre ellas muchas mujeres y niños, es un acto inhumano. Un acto que no tiene justificación alguna. En los días pasados el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, entrevistado por los medios de comunicación vaticanos, había definido inhumano el ataque terrorista contra Israel del pasado 7 de octubre y la matanza de civiles, mujeres y niños. También reiteró el derecho de los israelíes a defenderse y a combatir la amenaza terrorista que representan las milicias de Hamás, recordando al mismo tiempo que «la legítima defensa debe respetar el parámetro de la proporcionalidad» y pidiendo que se evite el derramamiento de sangre de los civiles de Gaza.

 

En las últimas horas, hemos sido testigos de un intercambio de acusaciones: las autoridades de Gaza y Hamás atribuyen a un bombardeo israelí la destrucción del hospital situado en una zona que Israel había pedido evacuar de los civiles. Mientras que el ejército de Israel ha negado su responsabilidad atribuyendo la matanza al mal funcionamiento de un misil lanzado por la Yihad islámica, que a su vez niega.

 

En un momento dramático para la historia de la humanidad, con las "piezas" de aquella Tercera Guerra Mundial de la que habla el Papa Francisco que se están uniendo entre sí a una velocidad inesperada, es necesario derrotar al terrorismo sin alimentar más el odio y sin olvidar nunca el derecho humanitario internacional. A la espera de saber más sobre el acto criminal de destruir un hospital, donde el personal médico sin medios y ya al límite de las fuerzas estaba tratando a enfermos y heridos, hay que hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que intervenga para evitar la catástrofe humanitaria y el estallido de un conflicto de consecuencias inimaginables.

 

El Secretario de Estado para Asuntos Exteriores británico, James Cleverly, ha declarado en las últimas horas que «el Reino Unido trabajará con los aliados para averiguar qué ha sucedido» en el hospital de Gaza y para «proteger a los civiles inocentes», reiterando que «la protección de la vida civil debe tener prioridad». Esperamos que más voces se unan a la suya para pedir la verdad sobre lo sucedido.

 

La inhumanidad de la matanza terrorista perpetrada en los kibutz israelíes contra víctimas inocentes y la inhumanidad de la matanza de civiles inocentes en Gaza, nunca deben hacer perder de vista la perspectiva de un futuro de paz y de justicia para toda esa zona de Oriente Próximo. En la ya citada entrevista el cardenal Parolin había dicho: «Me parece que la mayor justicia posible en Tierra Santa es la solución de dos Estados, que permitiría a palestinos e israelíes vivir codo con codo, en paz y seguridad, respondiendo a las aspiraciones de gran parte de ellos». Había explicado que la Santa Sede sigue sosteniendo, a pesar de todo, esta aspiración y este derecho. Y había pedido la inmediata liberación de todos los rehenes detenidos por Hamás y el pleno respeto del derecho humanitario.

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