No podemos olvidar el carácter claramente sectario de muchas de estas pseudoterapias, que hacen vivir al enfermo –convertido ahora en adepto– en una realidad paralela totalmente irreal.
Aún en demasiados países la pasividad de muchos y la credulidad de algunos, ha permitido el intrusismo del reiki y otras mal llamadas "terapias complementarias", en clínicas y hospitales.