Desde tiempo inmemorial el hombre intentó acortar distancias. Los puentes fueron, sin duda, uno de los instrumentos más útiles de los que se valió para ello. Algunos parecen querer demostrar la fuerza racional de los ingenieros que los diseñaron, otros son esbeltos e interminables, otros en cambio, son una miniatura delicada y risueña, y están los que quieren manifestar la fuerza de los adelantos científicos. Hay entre tantos, uno que fue construído hace muchos siglos y aún permanece dando testimonio de su Belleza, Ingenio, Hermosura y Funcionalidad y además es -aún hoy- “El mayor y mejor puente construído en toda la historia de la humanidad….”: es el amor. De ahí nace el valor de la comprensión, la fuerza del perdón y la magia de la comunicación. Este puente, en definitiva, nos une y nos acerca entre los hombres; y es el amor el gran puente que nos une y acerca a Dios.
No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas vecinas cayeron en un conflicto. Este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua. Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente.
Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos y explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
Una mañana, alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrirla, encontró un hombre con herramientas de carpintero:
Estoy buscando trabajo por unos días, dijo el extraño, quizá usted requiera algunas pequeñas reparaciones en su granja y yo pueda serle de ayuda.
Si, dijo el mayor de los hermanos, tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros, él tomó su buldózer y desvió el cauce del arroyo para que nos separara. Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.
El carpintero le dijo:
Creo que comprendo la situación. Muéstreme dónde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho.
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo. El carpintero trabajó duro midiendo, cortando, clavando.
Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos… ¡No había ninguna cerca de dos metros, en su lugar había un puente! ¡Un puente que unía las dos granjas a través del arroyo!
Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos. En ese momento su vecino, su hermano menor, vino de su granja y abrazando a Luis le dijo:
¡Eres una gran persona, mira que construir ese hermoso puente después de lo que te he hecho y dicho!
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.
¡No, espera! le dijo el hermano mayor, quédate unos cuantos días, tengo muchos proyectos para ti.
Me gustaría quedarme, dijo el carpintero, pero tengo muchos puentes por construir.
No guardes resentimientos; en lugar de esto, construye puentes de paz, de comunicación y de perdón…, así podrás ser feliz y hacer felices a los demás. ¿No te parece interesante esta idea y formar parte de esta nueva generación que quiere cambiar nuestro mundo y sociedad? No pierdas la oportunidad de ser un puente de amor, camina por el mundo construyendo puentes, y ¿por qué no? sé también reflejo de ese gran puente que es Dios… porque si así creces y a la vez enseñas, serás una gran persona con un gran corazón.
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