¿Una masonería eclesiástica? No tengo datos suficientes para afirmarlo. Sí es cierto que la masonería desde hace tiempo tuvo como objetivo muy apreciado infiltrarse en los ambientes y rincones de la Iglesia para, desde dentro, tergiversar la doctrina y la disciplina católica, tratando de amañarla y adaptarla a sus principios paganos.
 
Fines de la Masonería
 
 
 La Virgen le dijo al Padre Gobbi que después de JPII vendría la apostasía General… "Cuando este Papa (Juan Pablo II) haya cumplido la misión que Jesús le ha encomendado y Yo baje del Cielo para acoger su sacrificio, todos seréis envueltos por una densa tiniebla de apostasía que entonces llegará a ser general. Esta infiltración masónica dentro de la Iglesia, ya os ha sido predicha por Mí en Fátima, cuando os anuncié que Satanás se introduciría hasta el vértice de la Iglesia. Si el objetivo de la masonería es el de conducir a las almas a la perdición, llevándolas al culto de falsas divinidades, el fin de la masonería eclesiástica, en cambio, es el de destruir a Cristo y a su Iglesia, construyendo un nuevo ídolo, es decir, un falso Cristo y una falsa Iglesia”.
(Fuente: "A los Sacerdotes, hijos predilectos de la Santísima Virgen", Padre Stefano Gobbi)
 
Nos sorprende que el presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas dicte las siguientes normas, en oposición a la doctrina y norma de la Iglesia, según informa Infocatólica
 

El presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas ordena dar ya la comunión a los adúlteros
 


Mons. Socrates B. Villegas, Arzobispo de Lingayen Dagupan y Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, ha escrito una carta en la que asegura que no hay que esperar las directrices de los obispos sobre la exhortación apostólica «Amoris laetitia» y pide que se dé la comunión -«comida para los miserables»- a los «pecadores».
 
Estas son las palabras de Mons. Lingayen Dagupan, publicadas en la web de la Conferencia Episcopal de Filipinas:
«Después de un discernimiento conjunto, vuestros obispos elaborarán directrices más concretas sobre la implementación de la Exhortación Apostólica. Pero la misericordia no puede esperar. La misericordia no debe esperar. Los obispos y sacerdotes deben recibir ya con los brazos abiertos a los que se mantenían fuera de la Iglesia por un sentimiento de culpa y vergüenza. Los laicos deben hacer lo mismo. Cuando nuestros hermanos y hermanas, debido a relaciones rotas, familias rotas y vidas rotas, permanecen tímidamente en los umbrales de nuestras iglesias y de nuestras vidas, sin saber si van a ser recibidos o no, vayamos a su encuentro, como el Papa nos pide que hagamos, y asegurémosles que, siempre hay un lugar a la mesa de los pecadores, en la que el Señor se ofrece a sí mismo como comida para los miserables. O res mirabilis manducat Dominum pauper, servus et humilis…Oh maravilla, el pobre, el siervo y el humilde reciben al Señor. Se trata de una medida de misericordia, una apertura de corazón y espíritu que no necesita ninguna ley, no espera a ninguna directriz ni aguarda indicaciones. Puede y debe ponerse en práctica inmediatamente». (ver texto completo de la carta del arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas).

 
Conviene recordar que la Exhortación Amoris Laetitia no ha cambiado ni la disciplina de la Iglesia ni su doctrina con respecto a la recepción de la comunión. En este sentido, InfoCatólica hace suya la declaración publicada recientemente por Mons. Livio Melina, Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II, de la que citamos estos párrafos:

«La exhortación apostólica Amoris Laetitia no cambia la disciplina de la Iglesia, que se apoya en razones doctrinales, como indicado de la Familiaris Consortio 84 y confirmado en la Sacramentum Caritatis 29. En efecto, el cuerpo del texto del capítulo octavo ni siquiera menciona la Eucaristía. En ninguna parte de la nueva exhortación post sinodal el papa Francisco dice que los divorciados“vueltos a casar” pueden acceder a la Eucaristía sin el requisito de “vivir como hermano y hermana”.
 
Por lo tanto, hay que decir claramente que, también después de la Amoris Laetitia, admitir a la comunión a los divorciados “vueltos a casar”, excepto en las situaciones previstas en la Familiaris Consortio 84 y en la Sacramentum Caritatis 29, va contra la disciplina de la Iglesia y enseñar que es posible admitir a la comunión a los divorciados “vueltos a casar” más allá de estos criterios va contra el Magisterio de la Iglesia»
 

 ¡Una masonería católica? Que juzgue el lector. Ya dijo el Papa Emérito Benedicto XVI que el enemigo lo tenemos dentro. Es la hora de la fidelidad, sabiendo que el precio que hemos de pagar va a ser elevado. Pero está en juego el Reino de Dios y su Justicia.


 
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