El despertar de los bautizados para lograr su participación eclesial exige muchas cosas, pero sobre todo demanda la práctica. Porque al igual que la virtud, la única forma de reconocerla es practicándola.
 
Y como en toda práctica, requiere volver a formarnos en las virtudes. Porque sin ellas ninguna práctica es posible, tampoco la evangelización. La virtud es la capacidad de realizar los bienes internos de una práctica, en este caso el “Despertar”. Adquiramos la excelencia con la ayuda de Dios, con la que todo es posible, las virtudes básicas, y aquellas requeridas para las acciones específicas. El arsenal cristiano es magnífico, ¿por qué no acudimos más a él?
 
Exige toda una reorientación dirigida a disponer de los mensajes, los relatos generadores de motivaciones, que se realizan de acuerdo con las oportunidades y que aprovechan los vacíos, demandas y tendencias de la cultura actual, para llenarlos, satisfacerlos y atraerlos hacia Dios. El ser humano necesita hoy una llamada clara como el agua, y no relativismos religiosos postescolásticos. Necesita esperanza, porque busca seguridad. Por eso no sirve un catolicismo vacilante o relativista, donde casi todo es lo mismo. Sencillez, proximidad, sinceridad, volver a las fuentes y expresarlas a la altura y sensibilidad de los tiempos, pero no para ceder nada al mundo, sino para afirmar la palabra del Dios que es, que era y que viene.
 
Como puede ser que una sociedad llena a reventar de cursos, y libros de autoayuda, empachada de antidepresivos, con cada vez más personas con el ánimo drogado para paliar sus carencias y dolores morales. Una sociedad donde existen minorías cada vez mayores que buscan el silencio, la meditación, la vida sana, la comida sencilla y de proximidad, que recuperan el herbolario y la medicina natural, ¿no encuentren en la Iglesia respuestas satisfactorias?  No es el Corte Inglés quien mejor podía exhibir hace años aquel eslogan “Especialistas en ti”, sino la Iglesia. ¿Cuándo se torció la cosa?
 
Un esquema puede contribuir a precisar qué entiendo por práctica:
 
 
Todo este planteamiento tiene dos grandes envolventes que multiplican sus efectos: una es un proyecto cultural de vida buena para nuestra sociedad; el otro, la construcción, difusión y logro de políticas públicas a partir de la doctrina social de la Iglesia. Pero esto ya será para otro día
 
En e- Cristians en la medida de nuestras posibilidades hemos comprometido nuestra línea de acción en esta prioridad, y en aquello que es más propio de nuestros fines y naturaleza laical. Lo hemos llamado Impulso Cristiano: el impulso del Despertar, el impulso familia; cultura y progreso social.  Quizás hagamos poco, o no lo hagamos bien del todo, pero en todo caso nos equivocaremos en la acción, no por mirar (y criticar) los toros desde la barrera.

Fuente: Forum Libertas

 
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